14 mayo, 2013

El rebelde sirio que ha devorado las vísceras de un enemigo pide más sangre

Internacional

Abú Sakkar insiste en el «ojo por ojo» y reconoce que aparece en otro vídeo despedazando con una sierra de cortar árboles a un enemigo

En pocas horas Khalid Al Hamad, con nombre de guerra Abú Sakkar, se ha convertido en el rebelde más famoso de Siria. Un vídeo en el que aparece metiendo el cuchillo al cadáver de un soldado del presidente Bashar Al Assad y comiéndose parte de sus vísceras ha dado la vuelta al mundo. Y también ha sembrado más odio en una guerra en la que han muerto ya más de 80.000 personas en poco más de dos años.

Al Hamad pensó que se estaba comiendo el hígado. Pero no, en realidad se estaba comiendo el pulmón, según un médico que ha visto las imágenes. Lo cuenta el semanario estadounidense Time, que hacía días que disponía de la grabación de 27 segundos pero que dudaba de si habría sido manipulado con fines propagandísticos.
¿Qué llevó a este insurgente a comerse delante de la cámara a su enemigo? «Abrimos su teléfono móvil y encontré a una mujer y sus dos hijas completamente desnudas y a él humillándolas dándoles palos aquí y allá», responde en una entrevista concedida a Time a través de Skype en medio de toda la polémica. Lejos de arrepentirse, Al Hamad está orgulloso y asegura que ese no es el único vídeo que ha protagonizado.
«Espero que sacrifiquemos a todos los alauitas (secta a la que pertenece Assad). Tengo otro vídeo que les voy a mandar. En las imágenes aparezco cortando con una sierra el cuerpo de otro shabiha (matón o mercenario al servicio de Assad). La sierra que usamos para cortar árboles. Lo corté en trozos pequeños y grandes», afirma.
Reconoce que ambos bandos están empleado este tipo de grabaciones para golpear psicológicamente al enemigo, pero piensa que lo que él hizo dejándose ver comiendo las vísceras servirá para que las tropas oficialistas no avancen hacia su territorio.
«Ustedes no están viendo lo que nosotros estamos viendo. ¿Dónde están mis hermanos, mis amigos, las chicas violadas de mi barrio? Que dios los bendiga», añade Al Hamad a los reporteros de Time tratando de justificar las atroces imágenes. Asegura que los abusos del otro bando, en particular de los shabihas, han llevado a los dos lados a los extremos actuales. «¿Por qué Naciones Unidas no hace un llamamiento a los shabiha para que se detengan?», se pregunta.
Llegados al actual punto de odio, el rebelde reconoce que su eslogan no es otro que «ojo por ojo, diente por diente».

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