22 mayo, 2013

Estado omnipresente, más clientelismo, menos libertad económica



Las recientes noticias sobre las desinversiones de la administración Obama en AIG y GM (en algunos casos con pérdidas de miles de millones de dólares) son un recordatorio de los privilegios y el clientelismo que inundan nuestra economía.
A medida que el favoritismo crece junto con el tamaño del gobierno, la libertad económica continúa siendo erosionada por normativas como los rescates financieros, las garantías de préstamo y las exenciones fiscales. Los privilegios han reemplazado a las buenas normativas en pro de la libertad en la economía pública. Pues la influencia de un grupo de elegidos está erosionando nuestros valores económicos e introduciendo ineficiencias e incentivos perversos que perjudican nuestra competitividad.

Esto es lo que argumentó Matthew Mitchell, del Centro Mercatus, en una reciente conferencia en la Fundación Heritage. Haciendo uso de una investigación anterior, Mitchell argumenta que el clientelismo (manifestado en las regulaciones, los subsidios, los rescates financieros, los créditos tributarios, los monopolios, las garantías de préstamo, las ofertas no competitivas y el proteccionismo) se está convirtiendo en algo demasiado común en el discurso de nuestra normativa pública:
Los privilegios [económicos] limitan las perspectivas de un intercambio mutuo y beneficioso, es decir, la esencia misma del progreso económico. Estos suben los precios, reducen la calidad y desmotivan la innovación…[llenando] los bolsillos de los ricos y de los que están bien relacionados a expensas de los pobres y desconocidos.
Tales privilegios golpean en el corazón de los valores de nuestra sociedad y afectan a todos los americanos. Este reparto de ciertos privilegios a ciertos grupos tiene también funestas consecuencias para nuestra economía, perjudicando al consumidor americano al reducir la competitividad y subir los precios.
El resultado ha sido el descenso de nuestra libertad económica. Según el más reciente Índice de Libertad Económica, publicado por la Fundación Heritage y The Wall Street Journal, la libertad frente a la corrupción ha caído en Estados Unidos 5 puntos porcentuales respecto al año anterior debido al incremento de los niveles de clientelismo y corrupción.
Para devolver a nuestra economía a la senda adecuada, los responsables políticos deberían adoptar la libre empresa y reducir los subsidios y regulaciones que actúan como una protección patrocinada por el gobierno únicamente para un grupo de elegidos. Pues todos deberían tener el derecho a competir dentro del mercado sobre la base de la igualdad.
Los líderes políticos de Estados Unidos tienen que representar a todos los americanos, no sólo a una élite privilegiada. Por tanto, necesitamos normativas que ayuden a todos los americanos, no sólo a los que se pueden permitir el tener cabilderos así como hacer grandes donaciones a las campañas electorales.

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