09 mayo, 2013

La juez impone una fianza de ocho millones de dólares a Ariel Castro


CLEVELAND | Se le acusa de cuatro secuestros y tres violaciones
Ariel Castro, ante el juzgado donde se le ha acusado formalmente.Ariel Castro, ante el juzgado donde se le ha acusado formalmente.
Despeinado y con el traje oscuro de presidiario, Ariel Castro hizo este jueves su primera aparición en los juzgados después de su arresto por la desaparición de Amanda Berry, Michelle Knight y Gina DeJesús. La vista apenas duró 10 minutos y el reo no dijo una sola palabra. La juez Lauren C. Moore le comunicó personalmente los siete cargos que se le imputan: cuatro por secuestro y tres por violación.


Castro (52 años) es el propietario de la casa de la avenida Seymour donde aparecieron las tres jóvenes una década después de su desaparición. Las autoridades lo arrestaron este lunes en el McDonald's del barrio mientras cenaba con uno de sus hermanos. Al otro lo detuvieron en casa de su madre unos minutos después.
La juez Moore confirmó este jueves que ni Onil ni Pedro Castro serán imputados por el secuestro de las jóvenes. Aunque fueron interrogados sobre las actividades de su hermano y por ahora permanecerán bajo custodia por faltas como el consumo de drogas o alcohol en la vía pública.
Ariel se mantuvo cabizbajo durante la vista y sólo abrió la boca para hablar en voz baja con su abogada Kathleen DeMetz, que recordó que su cliente reside desde hace 39 años en Cleveland y nunca había sido condenado por ningún delito grave hasta esta ocasión. Un argumento que la fiscalía rebatió recordando la naturaleza terrible de los delitos que se imputan a Castro, el posible impacto que su libertad tendría sobre las víctimas y la posibilidad de que pueda reincidir.

Riesgo de suicidio

La siguiente vista debe celebrarse en los próximos 30 días en el mismo juzgado de Cleveland. Hasta entonces Castro permanecerá en prisión si no presenta un aval por valor de ocho millones de dólares. Un extremo que requeriría un depósito de al menos 800.000 dólares que según su abogada no será capaz de reunir.
La letrada DeMetz contó que había hablado con su cliente este jueves durante media hora y dijo que las autoridades lo mantenían bajo vigilancia para evitar un posible suicidio.
Unas horas antes de la vista judicial, empezaron a emerger los primeros detalles sobre el cautiverio en un memorándum policial que recoge detalles de las declaraciones de las jóvenes secuestradas y que este miércoles publicó una televisión de Cleveland. El documento explica que Michelle Knight ejerció como comadrona en el parto de Amanda Berry en las Navidades de 2006. También cuenta que el parto se produjo en una piscina de plástico y que el secuestrador estuvo presente y amenazó con asesinar a Michelle si la niña no sobrevivía. Ningún profesional sanitario examinó a la madre o a la niña durante el embarazo. Las jóvenes sólo abandonaron la casa en dos ocasiones durante su cautiverio para salir al garaje cubiertas con disfraces y pelucas.
El documento desvela que Amanda logró escapar gracias a un descuido insólito de Castro, que al ir el lunes al McDonald's del barrio no cerró con llave la puerta principal. La joven se dio cuenta del error pero al principio no logró salir. Se lo impidió una segunda puerta transparente que tienen aquí la mayoría de las casas para mitigar los daños de las inclemencias del tiempo.

Creían que era otra trampa

Ésa fue la puerta cuya parte inferior rompió Amanda unos minutos antes de las seis de la tarde del lunes con la ayuda del hispano Ángel Cordero, cuyo domicilio se encuentra en la acera del frente. El afroamericano Charles Ramsey, cuyo relato lo convirtió enseguida en el héroe mediático del rescate, sólo llegó al lugar de los hechos en su bicicleta unos minutos después.
Dos minutos después de la llamada de Amanda, varios agentes llegaron a la avenida Seymour. Miraron primero en el sótano y luego subieron por las escaleras siguiendo las indicaciones de la joven, que les advirtió que dentro había dos mujeres más. Michelle se arrojó a los brazos de uno de los policías y Gina DeJesús salió de su dormitorio temerosa de que todo fuera otra trampa de su captor, que solía poner a prueba la sumisión de sus esclavas dejando alguna puerta abierta y apaleándolas si lograban huir.
Amanda no fue la única joven a la que Castro dejó embarazada durante su cautiverio. Michelle sufrió hasta cinco abortos provocados por la crueldad de su secuestrador, que dejaba de alimentarla durante dos semanas y la golpeaba en el estómago hasta que perdía el niño.
Castro escondía entre sus pertenencias sogas y grilletes y tenía candados en las puertas que daban acceso al ático, al sótano y al garaje de la casa de madera que habitaba desde 1992. Dentro malvivían desde hace una década Amanda Berry, Michelle Knight y Gina DeJesús, obligadas a mantenerse lejos de los ojos de los vecinos y a ejercer como esclavas sexuales de su secuestrador. Las autoridades intentan aclarar ahora cómo pudo pasar inadvertido el paradero de las chicas en un vecindario puertorriqueño donde todos se conocen y donde los rostros de Amanda y Gina siguieron clavados en los postes de teléfono muchos años después de su desaparición.

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