09 mayo, 2013

La oposición malabarista de Gustavo Madero

Leo Zuckermann
La postura del líder del PAN, dentro de su partido, le ha granjeado una serie de críticas durísimas, sobre todo del grupo calderonista. 
La oposición malabarista de Gustavo Madero
Muy interesante la postura del dirigente nacional del PAN durante la firma del addendum del Pacto por México. Presentó su visión de cuál debe ser el papel de la oposición en el actual contexto político: se trata de colaborar, competir y denunciar al mismo tiempo. Según él, de esta forma su partido cumple con una “responsabilidad social, política y ética” frente al gobierno priista de Peña Nieto. La visión de Madero me recuerda a un malabarista de platos chinos, de esos que dejan girando, al mismo tiempo, varios platos sobre un pequeño bastón. El reto es que ninguno se caiga en la medida en que van perdiendo fuerza.


El primer “plato”, según Madero, es “colaborar con el gobierno, con el partido en el gobierno, con los demás partidos, para atender las reformas y los cambios que México necesita. Colaborar con todas las fuerzas políticas para modernizar y democratizar a México es parte de nuestra responsabilidad social”.
El segundo “plato” es “competir con el partido en el gobierno, ganar elecciones, seguir impulsando la transición política inconclusa es parte de nuestra responsabilidad política”. Finalmente, el tercero es “denunciar las acciones de los gobiernos que utilicen recursos y programas sociales, para defender la equidad política y la democracia, es parte de nuestra responsabilidad ética”.
De esta forma, para Madero, “colaborar, competir y denunciar no son acciones excluyentes, sino complementarias”. Como mencioné arriba, me parece una visión muy interesante del líder del PAN, aunque tiene el peligro de que, por andar girando de más alguno de “los platos”, otro se le caiga.
La postura del líder del PAN, dentro de su partido, le ha granjeado una serie de críticas durísimas, sobre todo del grupo político identificado con el ex presidente Calderón. Muchos de estos políticos fueron funcionarios durante el gobierno anterior y vivieron en carne propia una oposición muy diferente por parte del PRI. Más que colaborar con los panistas para sacar adelante reformas estructurales importantes, los priistas las bloquearon. Otras se las cobraron muy caras, como la reforma que introdujo el IETU a cambio de una reforma electoral que afectó muchísimo la forma en que los panistas ganaban comicios. Unas más se encargaron de rasurarlas a tal punto que quedaron chiquititas, como la reforma petrolera; la que quería el presidente Calderón era ambiciosa, pero los priistas en el Congreso la cortaron tanto que acabó siendo una reformita a Pemex que no sirvió para nada.
En fin, que muchos panistas calderonistas expresan en público que los priistas fueron mezquinos cuando ellos gobernaron. Que el PRI incluso lo hizo a propósito para que el PAN no pudiera tener éxitos gubernamentales y la economía un mayor dinamismo que, al final del día, se tradujera en votos a favor de Acción Nacional.
Ahora les choca que el PAN, ya como oposición, bajo la dirección de Madero, tenga una actitud de mayor cooperación con el gobierno del PRI. Creen que, al final del día, las reformas tendrán un efecto positivo sobre la economía nacional, lo cual elevará la oportunidad de que el PRI siga ganando elecciones. Piensan, en este sentido, como los priistas durante el sexenio pasado: que cooperar no ayuda para competir y ganar en la arena electoral.
¿Quién tiene la razón? Me parece que las dos visiones tienen méritos en sus argumentos, tanto la de Madero como la de sus críticos. Ahora bien, pronto veremos en la práctica quién tiene la razón. En julio tendremos una probadita de si al PAN le ayuda o no cooperar con el gobierno para ganar elecciones. Es cierto que los comicios en 14 estados tendrán que ver más con los factores locales pero, desde un punto de vista nacional, lo que ocurra en julio se observará como un éxito o fracaso de la dirigencia de Madero al frente del PAN. Si a este partido le va razonablemente bien en las urnas, el presidente panista podrá presumir que pudo mantener en equilibrio los tres “platos” sin que ninguno se le cayera. Pero si al PAN le va fatal, sus críticos saldrán a decir que, por andar meneando de más el “plato” de la cooperación con Peña, se le rompió el “plato” de la competencia.

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