15 mayo, 2013

Las comunicaciones militares de Estados Unidos no deben pasar por satélites chinos

Recientemente se ha filtrado la noticia de que el Mando para África de Estados Unidos (AFRICOM) utiliza el satélite chino APSTAR-7 para transmitir parte de sus comunicaciones, lo que evidentemente significa que parte de las comunicaciones militares americanas está pasando por satélites chinos.
Existen dos motivos probables para que esto ocurra. En primer lugar, las fuerzas armadas de Estados Unidos son un gigantesco usuario de banda ancha. Los diversos correos electrónicos, teleconferencias, presentaciones en PowerPoint y el resto de comunicaciones que enlazan a las fuerzas americanas en todo el mundo necesitan banda ancha para poder llegar del punto A al punto B.


Y eso por no mencionar la dependencia de los satélites de comunicaciones comerciales para tareas tales como el guiado de los aviones no tripulados. En la actualidad, las fuerzas militares de Estados Unidos dependen en gran medida de los satélites de comunicaciones comerciales para satisfacer su creciente necesidad de banda ancha. Simplemente no existe la suficiente banda ancha en la actual flota de satélites de comunicaciones militares de Estados Unidos para satisfacer todas sus necesidades; es más, parte de la banda ancha de esos satélites debe estar reservada para las comunicaciones seguras básicas, con el fin de dar respaldo a las fuerzas nucleares de Estados Unidos y a otros elementos sensibles.
El segundo motivo es el énfasis que ha puesto en África la República Popular de China (RPC). China es en estos momentos el mayor socio comercial de África. Esto se debe parcialmente a la importancia de las materias primas africanas para el sostenimiento del crecimiento económico de China, reflejada en los sustanciales lazos comerciales de China con África (de manera notable con Sudán y Zimbabue), así como en las considerables adquisiciones de petróleo a Angola, que es ahora el mayor socio comercial subsahariano de China.
Pero además, China está desempeñando un papel clave en la construcción de infraestructuras en África. Las compañías de telecomunicaciones chinas, como Huawei y ZTE, han sido actores clave en la mejora de las capacidades de comunicación de África, integrándose ellas mismas en las principales redes durante el proceso. Al mismo tiempo, China ha expresado su interés en vender satélites a varios países africanos, incluido el primer satélite de comunicaciones de Nigeria, el NIGCOMSAT-1.
Dados los significativos intereses financieros chinos, así como la creciente presencia china en África (debida en parte a la disposición por parte de China de sus propios trabajadores para muchos de sus proyectos), no debería resultar sorprendente que China hubiera decidido colocar uno de sus propios satélites de comunicaciones en una posición capaz de cubrir el continente africano. De modo que cuando las fuerzas armadas de Estados Unidos necesitaron un satélite para transmitir sus comunicaciones a las fuerzas destinadas a África, se encontraron con que China era uno de los pocos países que se lo podían proporcionar.
Sin embargo, que Estados Unidos dependa de un satélite chino refleja pésimamente lo que significa “intereses americanos”. En caso de una crisis en África en la que Estados Unidos y China estén básicamente en desacuerdo (como ocurre ahora con Siria), ¿creen la administración Obama o los responsables militares americanos que China permitirá que esas comunicaciones fluyan sin impedimento? De hecho, incluso en tiempos de paz, el espionaje es una preocupación permanente.
Proporcionar a los chinos un acceso expedito a las comunicaciones de Estados Unidos parecería ir más allá de lo necesario en el fomento de la cooperación chino-americana. Incluso si hubiese un 100% de garantías en la seguridad de dichas comunicaciones, utilizar un satélite chino le proporcionaría a Pekín, no obstante, amplias oportunidades de relacionar esas comunicaciones con actividades sobre el terreno, proporcionándole conocimientos sobre patrones operacionales, procedimientos operativos estándar y grandes cantidades de información enormemente valiosa.

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