10 mayo, 2013

¿Listo para otro pleito por lo del límite de la deuda?



Sí, es el momento de hablar sobre el límite de deuda, de nuevo.
Cada vez que Estados Unidos choca contra su límite de deuda, comenzamos todo el ciclo otra vez. El presidente Obama insiste en que no negociará acerca del límite de deuda, pero por supuesto que lo hará. Los miembros del Congreso fanfarronean sobre cambiar este círculo vicioso, pero luego la mayoría de ellos toma el camino fácil de modo que puedan volver a los asuntos de los que prefieren hablar – o sea, cualquier cosa excepto reducir el gasto.
Mientras tanto, el gasto federal continúa con su expansión sin control y el reloj de la deuda sigue corriendo.


Volveremos a alcanzar el límite de deuda el día 19 de mayo. Se espera que el Tesoro agote sus herramientas de administración monetaria en algún momento entre septiembre y octubre. Mientras llega ese momento, se escenificará el ritual periódico de Washington en torno al límite de deuda. No obstante y ocurra lo que ocurra, no se debería elevar el límite de deuda a menos que se ponga al país en la senda del balance presupuestario de aquí a diez años. Esa es la única conclusión posible.
Mire nuestro video sobre el Límite de la Deuda:
(El artículo continúa…)
Las disputas sobre el límite de deuda giran siempre en torno al poder: los miembros del Congreso quiere utilizar la votación para sacar concesiones del otro bando, normalmente el presidente. Por ejemplo, la reforma tributaria es un objetivo muy necesario, pero no es la respuesta al límite de deuda. La reforma tributaria, bien hecha, debería fortalecer la economía y producir más recaudación, pero obviamente no puede reducir el gasto, cuando precisamente el gasto es nuestro mayor problema tanto a corto como a largo plazo.
El analista de la Fundación Heritage J.D. Foster (investigador en Economía de Política Fiscal adscrito a la donación Norman B. Ture) indica que la reforma tributaria necesita llevarse a cabo por un camino diferente. En lo que respecta al límite de deuda, el Congreso tiene que mantener su atención centrada en su responsabilidad de elaboración del presupuesto:
La Cámara de Representantes, al aprobar el presupuesto propuesto por Ryan, reconoce su compromiso para balancear el presupuesto en un plazo de diez años. Por sencillo que parezca, alcanzar ese consenso supuso un gran logro y alcanzar ese objetivo será una enorme tarea. Por tanto, el debate sobre el límite de deuda nos proporciona el próximo escenario en el que tomar medidas concretas para reducir el gasto de una forma coherente con este compromiso.
Las recientes noticias sobre la recuperación de la economía son muy bien recibidas, pero el consejo editorial del USA Today acertó de pleno al comentar si:
¿Deberíamos poner a enfriar el champán? ¿Deberíamos seguir los consejos de los progresistas que dicen que es el momento de dejar de preocuparse por la deuda y centrarnos en la creación de empleo y la inversión? ¿Deberíamos concluir que, aunque el presidente Obama y el Congreso vayan de crisis en crisis, están resolviendo los problemas fiscales de Estados Unidos?
La respuesta es: ninguna de las anteriores.
¿Por qué? Porque “el Congreso y la Casa Blanca todavía tienen que abordar el principal problema que alimenta los déficits a largo plazo: el gasto automático y desbocado del sistema de salud y los beneficios de la jubilación”.
Exacto. Reformar los derechos a beneficios y reducir el gasto (a la vez que se financian las necesidades vitales de la defensa de Estados Unidos) deberían ser las prioridades principales. El límite de deuda es una herramienta imperfecta, pero en este momento parece ser lo mejor que tenemos para hacer progresos en la reducción del gasto y llevar a cabo reformas de los derechos a beneficios que reduzcan el déficit.

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