14 mayo, 2013

Los ‘emails’ de Bengasi

 por  


Quedará como otro ejemplo notable de cómo se pule un comunicado oficial para oscurecer la verdad ante el público. De cómo las altas instancias políticas de la Administración estadounidense –Departamento de Estado, Casa Blanca– corrigen la narración de hechos realizada por instancias más técnicas de acuerdo con su agenda. El equipo de George W. Bush exageró informes de inteligencia sobre el riesgo que suponía Irak; el de Barack Obama los minimizó para rebajar la alarma sobre el ataque el año pasado al consulado de EEUU en la ciudad libia de Bengasi. Dos claros ejemplos de ‘spinning’.
Se acaban de publicar los borradores de la declaración oficial hecha por la Administración Obama tras aquel ataque, en el murió el embajador Chris Stevens y otros tres oficiales estadounidenses. Se trata de una DOCENA DE TEXTOS (PDF) que muestran cómo evolucionaron las versiones: de una declaración inicial, hecha por la CIA, en la que la que se especificaban detalles (vinculación de algunos agresores con una franquicia de Al Qaeda, señales previas de situación de riesgo), a unos puntos finales más reducidos y menos específicos (no mención a Al Qaeda ni alertas anteriores) producto de las correcciones del Departamento de Estado y la Casa Blanca.
BENGHAZINo se trata de un escándalo que vaya a zarandear a Obama, pero ha quedado claro que el asunto es más que una mera obsesión republicana, como reconoce ‘The New Yorker’ (‘Spinning Benghazi’). Después de la controversia en la campaña electoral (el ataque fue el 11 de septiembre de 2012, unas semanas antes de las presidenciales) y subsiguiente investigación del Congreso, la polémica pareció quedar archivada. Los últimos días se ha reactivado, con nuevas comparecencias en el Congreso, que han apuntado a instrucciones desde arriba para ‘tapar’ el caso, y con la revelación del proceso de elaboración de los borradores de los puntos que finalmente explicó la Administración, por boca de la embajadora de EEUU ante la ONU, Susan Rice.


ATAQUE ‘ESPONTANEO’, PERO NO VIDEO. Uno de los principales puntos defendidos por Rice (su rueda de intervenciones ante las cámaras el 16 de septiembre frustraría después su designación como sustituta de Hillary Clinton), fue que se trató de una acción violenta espontánea. Aunque con el tiempo se llegó a la conclusión de que fue un ataque preparado, los datos iniciales de la CIA indicaban que se había producido sobre la marcha, y así consta en la primera versión. En esto no hubo ‘spin’ de la Administración, pero sí en la insistencia, al margen del comunicado, de que todo fue una reacción a un polémico vídeo que insultaba a Mahoma.
AL QAEDA, BORRADA. En sus primeras versiones, la CIA hablaba de ‘ataques’. La propia agencia lo corrigió por ‘manifestaciones’ con violencia. También suprimió la frase “sabemos que islamistas extremistas con lazos con Al Qaida participaron en el ataque”, pero siguió manteniendo hasta que pudo la mención al grupo Ansar al-Sharia, así como a los ataques que este llevó a cabo los meses anteriores en la zona. Según especifica ‘The Weekly Standard’, desde el séptimo borrador es cuando intervino directamente el Departamento de Estado, a través de su portavoz, Victoria Nuland. A partir de ahí se produjeron las mayores tachaduras y correcciones, y desapareció la referencia a grupos terroristas. Con un Obama asegurando en la campaña electoral que Al Qaeda estaba diezmada, a la Administración no le interesaba dar un impresión opuesta.
LA CASA BLANCA INTERVINO. El tijeretazo final (tres últimos borradores) se produjo en una reunión en la Casa Blanca. Formalmente, la oficina del presidente solo intervino al final para cambiar la palabra ‘consulado’ por ‘instalación diplomática’. Cuando en su día estalló la polémica, el secretario de prensa de Obama, Jay Carney, se remitió ese ‘simple ajuste’. El viernes, tras conocerse todos los borradores, insistió en lo mismo, escudándose en que siempre hay un proceso de elaboración y que las últimas instancias solo retocan algo. Para ‘The New Yorker’ eso es un juego semántico, como el que protagonizó Bill Clinton cuando negó ‘relaciones sexuales’ en el caso Lewinsky.

No hay comentarios.: