Los vecinos del hijo
de Carlos Romero Deschamps en Miami
Alejandro Páez
Varela
Carlos Romero
Deschamps ha mantenido un salario como obrero no especializado de Petróleos
Mexicanos (Pemex) desde 1964, que se sepa. Ese año se instaló en Salamanca,
Guanajuato. No existe evidencia de que tuviera una cualidad laboral especial;
que hubiera desarrollado alguna empresa mientras cobraba en la petrolera y
mucho menos que heredara fortuna.
Por el contrario,
todos citan su pobreza, su
incultura y, curioso, muchos recuerdan sus zapatos deshechos. He leído en tres crónicas-entrevistas sobre
esos zapatos. Y se me ha quedado grabado, cómo no: porque ahora es otro
accesorio el que define al líder sindical: su Rolex dorado, lleno de diamantes.
Apenas el 18 de abril,
el periodista Raúl Olmos, director editorial del diario A.M. de
Guanajuato, publicó un reportaje sobre los dos departamentos del hijo de Romero
Deschamps en Miami. De unos 7 millones de dólares cada uno. Ya no hablo de sus
autos de colección a la puerta (el Ferrari Enzo es el más famoso) y alguna vez
recordé aquí su fastuosa boda.
De esa pieza
periodística recupero la lista de los vecinos de José Carlos Romero Durán
–desposado con María Fernanda Ocejo– en The Bath Club Overview de Miami,
Florida: • Bradley Wechsler, director de Imax • Rodney O’Neal, presidente de la
automotriz Delphi • Farid Suleman, ex vicepresidente de la cadena CBS. •
Valentina Zelyaeva, modelo rusa. • Alejandro Nesta, ex futbolista italiano. •
Paolo Maldini, ex futbolista italiano. • Michael Andretti, ex piloto de la
Fórmula I. • Pedro Torres Castilla, productor de la serie Big Brother, de
Televisa • Mel Harris, actriz en al menos 64 películas y series de TV en EU. •
Mark Penn, asesor de las campañas Bill Clinton y Tony Blair.
Alguien me decía, hace
unos meses, que la cuota de mantenimiento en el club era de aproximadamente
unos 70-80 mil pesos mensuales. Otros dicen que esa cifra se queda corta.
No existe evidencia de
que José Carlos Romero Durán tenga alguna habilidad, algún negocio real que no
sea la inmobiliaria de su esposa cuyo capital inicial también queda en el
vacío.
¿Con qué paga esa vida
de lujo?
Se quiera o no, siendo
Romero Deschamps un Senador del PRI y el dirigente sindical de nuestra gran
paraestatal, su hijo es una especie de sultán-embajador de nuestra cultura –y sobre todo de la cultura priista– en Estados Unidos.
Un sultán que
representa todo lo que somos, además: un pueblo de agachados y explotados, incapacitados para exigir transparencia, el fin de la
impunidad y la rendición de cuentas; un pueblo de impunes que puede ser
saqueado en nuestras narices sin que nadie mueva un dedo. Un verdadero escándalo, Romero
Deschamps.
Y no hemos hablado
aquí de su otro retoño, la hija de los viajes multimillonarios por el mundo. Si
el gobierno de Enrique Peña Nieto es inteligente –y esto no tiene que ver con
que quiera ser correcto–, su caída está cerca.
*** El problema con
Elba Esther Gordillo es que ya son muchos problemas. Deje usted el tema de
arrestarla: la señora se descuidó y se puso a merced de sus enemigos políticos;
haga a un lado el juicio mismo.
Los principales
problemas han empezado ahora, cuando es necesario mantener el grado de
credibilidad antes de que Presidencia de la República empiece a oler (más) a
chapuza. La chapuza acusa, decía uno de niño. Y si lo gritabas fuerte, el
mentiroso se ponía colorado y se delataba. Ahora los gritos no los hace nadie:
los hace el caso mismo.
Porque Juan Díaz de la
Torre, actual dirigente del SNTE y visitante distinguido de Los Pinos, firmaba
los cheques con los que “La Maestra” saqueaba a los maestros. ¿Cómo mantener
credibilidad en la causa sin arrestarlo? Porque las hijas, los sobrinos, los
nietos, los yernos de Elba Esther –algunos enquistados en el Panal– usaron ese
dinero para enriquecerse y vivir como reyes, según las investigaciones.
¿Cómo conseguir
credibilidad en la causa sin ir por ellos? ¿Ya les confiscaron el dinero que,
dijeron las autoridades, saquearon del sindicato? Nop; en todo caso, cada día
que pasa les dan tiempo para que lo escondan. ¿Investigan a Juan Díaz? No
creo.
Pero chequen los votos
del Panal en el Congreso: ya es algo menos que un satélite del partido de
Presidente Enrique Peña Nieto. No es que antes no lo fueran: ahora, sin la
señora, han sido reducidos a
paleros. A simples arrastrados.
Elba Esther Gordillo
le quita a diario credibilidad a la supuesta –¿quién la creyó?– campaña de Peña
contra la corrupción y la impunidad y se ha vuelto un problema. Por eso es que,
si Carlos Romero Deschamps será defenestrado, no caerá como Elba Esther Gordillo. La única salida es que se enferme, por
ejemplo. O puede renunciar, también.
Pero no será arrestado
porque, como con Elba Esther, eso complica las cosas. El cerebro que preparó la
caída de “La Maestra” se estará dando cuenta, ahora, que era mejor negociar con
ella. Como lo hicieron todos desde Carlos Salinas hasta diciembre de 2012.
Amarga lección, arrestar a Gordillo. Porque ahora no es ya un tumor del
sistema político mexicano. Ahora
es un tumor del PRI, y de Los Pinos.
No, Romero Deschamps
no puede ser Elba Esther Gordillo. Un verdadero problema, Romero Deschamps.
Pero si el gobierno de Peña Nieto es sensible –y esto no tiene que ver con que
quiera ser transparente–, la caída de Carlos Romero Deschamps está cerca.
*** ¿No te preocupes,
Carlos Romero Deschamps? No creo que Enrique Peña Nieto se vuelva a sacar esta
frasecita dominguera de la manga.
Pero cada día que pasa
es menos sostenible como Senador del PRI y como dueño de Pemex. ¿Entonces? Yo
creo que la única opción es negociar con él. Que el otro tumor cancerosos se vaya a su casa y se quede con sus
millones.
Si por alguna razón
(Dios me libre) estuviera en un partido de oposición, desde ahora estaría
pensando en una campaña que tuviera como principal imagen a Carlos Romero
Deschamps. Él, con su hija en el avión. Él, y de fondo, las propiedades de su
hijo en Miami. O el Ferrari Enzo, y la cara del dirigente petrolero.
Por eso insisto: si el gobierno de Peña Nieto es práctico –y
esto no tiene que ver con que quiera ser honesto–, la caída de Carlos Romero
Deschamps está cerca.
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