11 mayo, 2013

México: El reto de las reformas – por Sergio Sarmiento

Decenas de miles de trabajadores y activistas se manifestaron en distintos puntos del país el pasado 1ro de mayo. En algunos puntos, particularmente Chilpancingo, Oaxaca, Michoacán y la ciudad de México, hubo actos de violencia. Los grupos de izquierda radical en nuestro país cada vez recurren más a agresiones como forma de acentuar sus exigencias.
Al final el saldo fue relativamente benigno. No hubo, por lo menos, el mártir que muchas de estas organizaciones han estado buscando. Pero los grupos radicales demostraron que pueden actuar cada vez con mayor impunidad ante las policías que no se atreven a actuar ni siquiera cuando son agredidas directamente.


El presidente Enrique Peña Nieto está enfrentando su primer gran reto político con la reforma educativa. La reforma ha sido aceptada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, antes y después de la detención de la maestra Elba Esther Gordillo, en buena parte del país. Pero en aquellos estados en que predomina la disidente Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación la resistencia ha sido feroz.
No hay hasta este momento ningún indicio de que el presidente se vaya a echar para atrás en la reforma. Hacer esto equivaldría a cerrar las puertas a cualquier otra reforma importante en lo que resta del sexenio. Pero ni las fuerzas de seguridad federales ni las locales han querido intervenir en la mayoría de los casos cuando se registran protestas que afectan a terceros. La Autopista del Sol, vía indispensable para la industria turística de Acapulco, ha sido bloqueada en múltiples ocasiones, pero la Policía Federal no la ha liberado más que una sola vez. El 1ro de mayo sí hubo una treintena de detenidos en las violentas manifestaciones que se llevaron a cabo en Chilpancingo. Pero no sabemos en realidad si el gobierno de Guerrero se atreverá a mantener a estos activistas tras las rejas.
Mucha gente en el gobierno de Peña Nieto piensa que es mejor aguantar inconvenientes en este período sin ceder ante los manifestantes ni caer en la provocación de usar la fuerza pública en su contra. Los grupos disidentes parecen estar buscando un mártir que le dé, paradójicamente, vida a su movimiento. Y esto es algo que el gobierno de la república no quiere darle.
Hasta este momento las movilizaciones en contra de la reforma educativa han sido financiadas por el propio gobierno. Mientras se sigan pagando los sueldos de maestros que no se presentan a dar clases, el gobierno estará subsidiando el propio movimiento que se lleva en contra de la reforma. Esta semana pasada el gobierno de Guerrero anunció que estaba reteniendo las quincenas de un grupo de maestros y que utilizaría a maestros sustitutos para reemplazarlos. Si esto realmente se logra, sería posible derrotar al movimiento disidente. Pero no es ésta la primera vez que se anuncia este tipo de medidas y nunca antes se ha mantenido su aplicación.

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