07 mayo, 2013

Nauseabunda historia del ex socio de AMLO, ahora del PRI y PAN

Leo Zuckermann
¿Se habrá enterado Gustavo Madero de que Anaya admira al dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un? 
Nauseabunda historia del ex socio de AMLO, ahora del PRI y PAN
Confieso que a veces me encuentro con temas de la política mexicana que me asquean. Por ejemplo: el Partido del Trabajo (PT). ¿Cómo es posible que los contribuyentes sigamos financiando a esta bola de vividores? ¿Los mexicanos nos merecemos a sinvergüenzas como Alberto Anaya? ¿Por qué los partidos grandes se empeñan en darle oxígeno a estos monstruitos?


Hace un año, Anaya, el sempiterno líder del PT, era senador. Si algo le pasaba, su puesto lo heredaba su esposa, quien era su suplente. En ese momento, el PT, que se presume “orgullosamente de izquierda”, apoyaba rabiosamente a López Obrador. En su lista de candidatos al Senado incluyó a la más reciente adquisición del lopezobradorismo, una joven promesa de la política mexicana, Manuel Bartlett, ex priista, artífice, según la propia izquierda, del fraude electoral de 1988. Pero eso fue hace un año, porque ahora, cuando Anaya es diputado federal, el PT va en alianza electoral con el PAN en Durango para ganarle al PRI, y en coalición con el PRI en Baja California para ganarle al PAN.
¡Qué maravilla! Ayer, con la chaqueta lopezobradorista, así hablaba Anaya: “El electorado cada día más voltea sus ojos hacia las izquierdas. El PAN ha tenido dos sexenios la responsabilidad del país, sin resultados favorables. El PRI gobernó durante cerca de 70 años y la gente está cansada de esas prácticas”. Ahora, con las chaquetas del PAN y del PRI, ¿habrá cambiado de opinión?
Al PT lo único que le interesa es sobrevivir para seguir cobrando los cheques del erario. No es una institución política. Es, como otros partidos chicos, un negocio. Una franquicia que se vende al mejor postor. Ayer con AMLO, hoy con el PAN y con el PRI, mañana con el mismísimo diablo si eso les asegura mantener su registro y el dinero público que reciben.
Repasemos, tan sólo, la lista de candidatos que han apoyado a lo largo de su historia: Rafael Acosta Ángeles, el famoso Juanito, el cantante Julián Garza, alias El Viejo Paulino, el entrenador de futbol, Tomás Boy, el futbolista El Abuelo Cruz, la corredora Ana Gabriela Guevara, la cantante infantil Tatiana, además una ufóloga, una ex miss México y un comediante alburero. Todos, al parecer, caben en el mundo “orgullosamente de izquierda” del PT. Ahora lanzan candidatos en conjunto con el PAN en Durango. ¿La razón? Para “romper los diques autoritarios que han sido establecidos desde hace mucho tiempo en la entidad”. El propio Anaya “indicó que con esta alianza se pretende contrarrestar una práctica que el PRI ha implementado en los estados en los que hay elecciones, consistente en el desvío de los recursos oficiales”. Pero, al parecer, el PRI no es tan autoritario ni tramposo en Baja California porque ahí el PT apoya a ese partido en contra del PAN.
¿Qué cambió en pocos meses para que el PT se alíe ahora con el PAN y el PRI? Muy sencillo: Morena. López Obrador ya no necesita a Anaya y compañía porque está formando su propio partido. Luego, entonces, los petistas buscan, y encuentran, nuevos socios para seguir medrando de la política.
Este año, tan sólo en prerrogativas federales recibirán 321 millones de pesos. Nada mal. Amén de otras empresitas que les ofrece la política. Según Reforma, “con recursos públicos, líderes del PT en Durango controlan un sistema educativo ‘irregular’ que da cobijo en la nómina a líderes partidistas, ex legisladores y a sus familiares”. Al parecer administran “diez centros de educación preescolar, tres primarias, una secundaria y un bachillerato” con apoyos gubernamentales de 115 millones de pesos este año.
Anaya y su camarilla están, como siempre, haciendo lo imposible con tal de seguir viviendo del generoso pecho del Estado. Lo penoso es que PRI y PAN estén dispuestos a abrirles la válvula.
De los priistas me sorprende menos, porque ya han utilizado al PT para debilitar al PRD en el pasado. Pero la alianza del PAN con el PT borda en lo demencial. Hasta hace muy poco, Anaya despotricaba en contra del presidente Calderón, a quien consideraba ilegítimo y espurio. Ahora estrecha la mano del dirigente nacional del PAN. ¿Se habrá enterado Gustavo Madero de que Anaya admira al dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, por sus “grandes hazañas” en su lucha “contra el imperialismo y por el socialismo”? ¿Ese es el tipo de socios que quiere el PAN? ¿Acaso los panistas no entendieron, después de aliarse con Elba Esther Gordillo, que eso acaba costándoles muchísimo?
En fin, que a veces sí dan nauseas cuando vemos este tipo de historias de la política nacional que, no se nos olvide, financiamos usted y yo con nuestros impuestos.

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