14 mayo, 2013

¡No entiendo ni madres...!

Francisco Garfias
A Max Cortázar le cuesta trabajo comprender que Javier Corral se ponga a criticar a su coordinador en la Cámara alta, Ernesto Cordero. 
¡No entiendo ni madres...!
Mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, Max Cortázar hablaba de lo que ocurre en su dividido y zarandeado partido, y reconocía: “¡Ya no entiendo ni madres… esto es esquizofrenia pura..!”
Al diputado federal del PAN y ex vocero de Calderón le cuesta trabajo entender que el “senador” Javier Corral se ponga a criticar a su coordinador en la Cámara alta, Ernesto Cordero.


O peor: que Gustavo Madero haya declarado a la revista Proceso sus simpatías por Enrique Peña, a menos de ocho semanas de que los ciudadanos vayan a las urnas en 14 estados de la República.
Max hizo notar que el jefe panista ya no acompañó a su homólogo perredista, Jesús Zambrano, a ratificar en la PGR la denuncia en contra de Rosario Robles, titular de la Sedesol, por “uso con fines políticos y electorales” de los programas sociales.
Los elogios hacia el Presidente —“Peña sí cumple”, le dijo Madero al periodista Álvaro Delgado— contrasta el castigo a los críticos internos de la línea pro Pacto seguida por el jefe nacional.
El diputado regio, Homero Niño de Rivera, fue relevado, sin previo aviso ni derecho de audiencia, de la secretaría de la Comisión de Energía. El movimiento se produjo luego de que declarara, entre otras cosas, que Acción Nacional se ha desdibujado como partido de oposición desde la firma del Pacto.
Javier Corral es caso aparte. Ocupa en el Senado un escaño que no le corresponde. Quedó en tercer lugar en las elecciones internas en Chihuahua. No aceptó su derrota. Acusó al gobernador César Duarte de haber rellenado las urnas para favorecer a sus contrincantes.
Manipuló hábilmente a la dirigencia nacional del PAN. La elección ni siquiera se repitió. El tercer lugar llegó a la Cámara alta por decisión cupular. El dedazo se impuso.
Con ese “honroso” currículum, que sus amigos ignoran convenientemente, el “progresista” Corral se puso a hacer declaraciones contra la “estrechez” de miras de Cordero.
Lo acusa, en entrevista publicada por Reforma, de servir a los intereses de Felipe y de desafiar sistemáticamente las decisiones de Madero, quien lo puso en ese cargo.
Las declaraciones del “senador por dedazo” provocaron reacciones de rechazo en el seno de la bancada del PAN.
Pancho Domínguez, vicecoordinador del grupo, dijo con franqueza que Corral es el que menos “calidad moral” tiene para hacer este tipo de señalamientos. “Sabemos cómo llegó al Senado. Su actitud es incongruente con la doctrina del PAN”, nos dijo.
El queretano está convencido de que las declaraciones de Corral obedecen a su enfado por la reforma de telecomunicaciones. Sólo dos de los 38 senadores del PAN lo siguieron en su postura, sostiene el vice.
El legislador por Chihuahua votó a favor de esa reforma constitucional en lo general, pero se reservó todo en lo particular, contrastó Domínguez. Su estilito incongruente de siempre.
“Es coraje, es venganza. Eso no abona al panismo”, subraya Pancho.
Cordero tiene el respaldo absoluto de 32 de los 38 integrantes de la bancada. “Lo apoyamos contra viento y marea”, dice el vicecoordinador de la bancada.
■Otra que brincó es Adriana Díaz. También descalificó al de Chihuahua. “Corral no puede hablar a nombre de toda la fracción. La bancada está en el rumbo correcto”, nos dijo la senadora.
Díaz lo conoce muy bien. Fue su jefa de prensa hace años. Eso le da un plus al valor de sus palabras. “Javier es un hombre muy distinto al que yo conocí”, dijo.
Coincidimos plenamente. También lo conocimos hace muchos años. Recién desempacado de Chihuahua. Era un hombre soñador, que sabía escuchar. Humilde y sociable. Siempre atento, con ganas de aprender. Ni las luces de aquel hombre.
Hoy da sermones, descalifica, manipula, es intolerante a las críticas. Siente que no hay nadie como él.
■Seguimos con el azul. Gustavo Madero se reunió ayer con los coordinadores parlamentarios del PAN en los congresos estatales. El cónclave se realizó en la Asamblea Legislativa.
Por allí brincó lo del Estado de México. En esa entidad hay graves problemas internos. El azul está partido en dos. Al encuentro con el jefe nacional, convocado por nuestro amigo Carlos Pérez Cuevas, asistió Enrique Vargas y no Ulises Ramírez, recién destituido.
Y esto, a pesar de que el TEEM reinstaló al prohitleriano Óscar Sánchez como dirigente estatal de Acción Nacional.
Sánchez es gente de Ulises, cabeza del llamado Grupo Tlalnepantla. Sobre él y su jefe pesan señalamientos de complicidad con el gobierno priista, pero también de malversación de fondos.
En noviembre del año pasado le ganó por un voto a su adversario Jorge Inzunza, en una impugnada elección interna.
Asumió el cargo, pero no le duró el gusto. El CEN lo desconoció semanas después. Puso provisionalmente a Octavio Germán. Este desconoció a Ulises como coordinador del grupo parlamentario. Lo reemplazó Vargas.
El Tribunal le dio 15 días a Germán para entregar a Sánchez. Pero Vargas nos adelantó que van a impugnar en el TEPJF la resolución del tribunal local.
Dice que Sánchez ganó porque a la consejera Tere Garduño le impidieron ejercer su voto. Ella iba por Jorge. La votación se hubiese empatado
En el fondo está el tema de las alianzas. El grupo panista de Vargas, minoritario en el congreso local, quiere caminar con el PRD de Los chuchos rumbo a una alianza en 2015.
Ulises y Sánchez van del brazo con el perredista Héctor Bautista, de ADN, aliado del gobierno de Eruviel y adversario de las coaliciones con el azul.
Lo que hay que ver…

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