16 mayo, 2013

Opinión: Las ideas y las acciones – por Armando Ribas

“Las Ideas son Acciones”  Vladimir Lenin
Aunque parezca una pretensión intelectual, este mundo de las comunicaciones, yo diría que está varado. Las ideas a partir de las cuales fue creado este mundo que tomamos por dado, están cada vez más amenazadas, ante la aparente ignorancia universal respecto a los factores ideológicos que permitieron su existencia. Percibimos entonces la contradicción pertinaz entre las ideas que permitieron la libertad y su consecuencia, la expansión de las comunicaciones, y las que trasmiten hoy esas comunicaciones. Son las ideas socializantes que prevalecen en el denominado mundo occidental, que permiten el acceso al poder político, y desde el poder se atenta contra las ideas que permitieron las comunicaciones.


Hoy me atrevería a decir que en ese mal denominado mundo occidental y cristiano vive la batalla entre Locke y Rousseau. Fue John Locke quien en el siglo XVII, propuso las ideas en que se basaron fundamentalmente la libertad y que fueran reconocidas por primera vez en la historia en la Glorious Revolution en Inglaterra en el año 1688. Esas ideas partieron del reconocimiento de la naturaleza humana y en virtud de ella, la necesidad de limitar el poder político. “Los monarcas también son hombres”. Y que conste que en ese pronunciamiento, Locke se oponía al pensamiento del Leviatán de Thomas Hobbes; que era su antecesor británico.
Igualmente partiendo de esa misma concepción Locke determinó que el principio fundamental de la libertad era el derecho del hombre a la búsqueda de la propia felicidad. Insisto que ese es un concepto ético fundamental, pues en el mismo se reconoce la razón de ser del comportamiento humano. Como bien dijera David Hume: “Si la naturaleza fuese pródiga y los hombres generosos, la justicia no tendría razón de ser, pues sería inútil”. Consecuentemente se reconoce el derecho de propiedad como el origen de la creación de riqueza. Algo más tarde, Adam Smith reconoce esta noción ética y dice: “El individuo persiguiendo su propio interés, frecuentemente promueve el de la sociedad más efectivamente que cuando realmente intenta promoverlo”. Yo nunca he conocido mucho bien hecho por aquellos que pretenden actuar por el bien público.
Evidentemente Adam Smith se adelantó a los tiempos en cuanto a observación, y así reconocería la razón de ser de la crisis europea actual. Fue a partir de esos conceptos puestos en práctica políticamente (el reconocimiento de los derechos individuales) que se produjo la conocida Revolución Industrial. La misma se conoce, pero asimismo me atrevo a decir que se ignora su razón de ser, que fue ética y política pues la economía no es más que la consecuencia. Estas ideas algo después cruzaron el Atlántico y no en el Mayflower, sino con posterioridad a ese viaje, pues durante largo tiempo los pilgrims no se diferenciaron de los llegados en las carabelas con Colón.
Fueron los Founding Fathers los que, aceptando las anteriores concepciones ético políticas, lograron promulgar la constitución de 1787 y seguidamente en 1791 la aprobación del Bill of Rights (Declaración de derechos). Y seguidamente en 1973 hicieron el mayor aporte a la libertad cuando el juez Marshall en el caso Marbury vs. Madison declaró: “Todos aquellos que han promulgado constituciones, las contemplan como la ley fundamental y suprema de la nación, y consecuentemente la teoría de todos esos gobiernos es que toda ley de la legislatura repugnante a la constitución es nula. Es enfáticamente la competencia y el deber del departamento judicial, el decir cual es la ley”.
Ya James Madison en la Carta 51 de “El Federalista”, parafraseando a Hume dice: “Si los hombres fueran ángeles no sería necesario el gobierno. Si los ángeles fueran a gobernar a los hombres, no serían necesarios controles internos o externos”. Al organizar un gobierno que va a ser administrado por hombres sobre hombres la gran dificultad yace en esto. Primero se debe capacitar al gobierno para controlar a los gobernados y en segundo lugar obligarlo a controlarse a si mismo. En esas concepciones se sustenta el Rule of Law que fuera denominado erróneamente por Marx como el sistema capitalista, que lo descalificara éticamente como la explotación del hombre por el hombre. Pero fue el mismo quien reconociera en el “Manifiesto comunista” que la burguesía en escasamente cien años de dominio había creado más riquezas y fuerzas productivas que todas las generaciones anteriores juntas. Fue a partir de ese proceso, basado en tales principios ignorados en gran parte del mundo, que se desarrolló la libertad y la creación de riqueza por primera vez en la historia.
Hoy el socialismo prevalece Bernstein mediante. Fue Edward Bernstein quien en 1899 escribiera “Las Precondiciones del Socialismo” y en contraposición a Lenín, discutió a Marx afirmando que el socialismo se podía alcanzar democráticamente sin necesidad de revolución, pues no era verdad tampoco que los trabajadores eran cada vez más pobres. Por consiguiente el capitalismo sigue siendo hoy una mala palabra y estar a su favor significa estar a favor de los ricos y contra los pobres. Como bien dijera Aristóteles hace más de dos mil años: Los pobres siempre serán más que los ricos”. Por tanto vemos hoy la percepción de Nietzche al respecto de que democracia y socialismo son lo mismo.
Pero el primer error de Bernstein en su análisis filosófico político es haber considerado al socialismo como una superación del liberalismo y así escribió en la obra citada: “El socialismo es el heredero legítimo del liberalismo. Y no hay un real pensamiento liberal, que no pertenezca a los elementos de las ideas del socialismo”. En esa aseveración comienza por desconocer que la base ética del liberalismo es opuesta al socialismo. En tanto que el liberalismo parte de la concepción de la naturaleza humana el socialismo pretende la supuesta creación de un hombre nuevo. Y esa confusión la manifiesta una vez más cuando se refiere al Contrato Social de Russeau como el origen de la entronización en la sociedad de los derechos del hombre proclamados por la Revolución Francesa.
Entonces crucemos el Canal de la Mancha y en el siglo XVIII surgió la figura de Jean Jacques Rousseau nacido en Suiza, quien en sus escritos fue el primero en pronunciarse contra la tesis política de Locke. Fue así que escribió que la propiedad privada era el origen de las desigualdades del hombre. Y en el discurso sobre las Ciencias y las Artes, por el que obtuviera el premio de la Academia de Dillon escribió: “Y nuestras almas han sido corrompidas en proporción a como nuestras ciencias y las artes han avanzado hacia la perfección… Hemos visto volar a la virtud tanto como luz de las artes y las ciencias subió sobre nuestro horizonte”. Más tarde en el Contrato Social escribió: “Cualquiera que se atreva a tomar la tarea de instituir una nación, se debe sentir el mismo tiempo capaz de cambiar la naturaleza humana”. A partir de ese concepto generó la concepción de la voluntad general que supuestamente tiende a la igualdad. De ahí se deriva el concepto de la soberanía que es indivisible e inalienable. Por esa razón  dice: “Que es contrario a la naturaleza del cuerpo político que la soberanía imponga sobre si misma una ley que ella no pueda infringir”.
En esa misma tendencia continúa diciendo: “Tal como la naturaleza le da a cada hombre poder absoluto sobre las partes de su cuerpo, el pacto social le da al cuerpo político poder absoluto sobe sus miembros, y es este mismo poder que bajo la dirección de la voluntad general tendrá el nombre de soberanía”. Consecuentemente concluye que: “Cuanto mejor está constituido el estado, más los asuntos públicos tienen precedencia sobre los negocios privados en la mente de los ciudadanos”. Y para finalizar Rousseau está en contra del comercio internacional. En estos principios se sustentó la Revolución Francesa y el jacobinismo supuestamente representante de la diosa razón.
No me cabe la menor duda de que ese fue el inicio del totalitarismo, que como he dicho en otras ocasiones fue la racionalización del despotismo. Esos principios fueron avalados por Enmanuel Kant, fundamentalmente en su “La Metafísica de la Moral” donde dice: “De esto surge la proposición de que el soberano de un estado solo tiene derechos en relación a sus súbditos y no deberes coercibles. Más aun la constitución real no puede contener ningún artículo que pueda hacer posible para algún poder del estado resistir o contener al supremo ejecutivo en casos en que violase las leyes constitucionales”. Como podemos ver en estos presupuestos está la contradicción respecto a la libertad basada en los límites al poder político, tal como lo propuso inicialmente Locke y fue seguido por los Founding Fathers en los Estados Unidos.
Pero la mayor contradicción entre Kant y Locke surge en el ámbito de la ética. Como se recordará Locke estableció que el derecho a la búsqueda de la felicidad era el principio de la libertad. Kant por el contrario sostiene que la búsqueda de la felicidad es deshonesta pues se hace por interés y no por deber. Por tanto basado en este principio considera igualmente que el comercio es deshonesto pues se hace por interés y no por deber. Por tanto en su “Idea para una Historia con un Propósito Cosmopolita”, después de sostener que la razón está en la historia, que por tanto podemos considerar el inicio del historicismo, dijo: “El hombre desea la concordia, pero la naturaleza, conociendo mejor que es bueno para sus especies, desea la discordia. O sea esta es la supuesta justificación ética de la guerra sobre el comercio.
Los anteriores principios fueron llevados a sus últimas consecuencias por Friedrich Hegel  quien determino que el Estado era la divina idea tal como se manifestara sobre la tierra. Consecuentemente el individuo no tenía más razón de ser que su pertenencia al estado. Por ello igualmente concluía que la guerra era el momento ético de la sociedad. En esa concepción pues continuó el proceso del historicismo – la razón en la historia – y así esa razón la convirtió en lo que he denominado logo teismo. O sea que la historia era la razón de Dios. Y por supuesto convertido en ese proceso la dialéctica deja de ser un sistema de conocimiento platónico, para convertirse en el proceso de la historia a través de las contradicciones. En esa cosmovisión el Estado juega un papel determinante y la burocracia es la ética de la sociedad frente a la concupiscencia de las corporaciones.
Y finalmente llega Karl Marx y la revolución proletaria a fin de cumplir con el mandato rousseauniano de eliminar la propiedad privada, como presupuesto ético del camino al comunismo donde el estado desaparecería. Marx consideraba a diferencia de Hegel que la burocracia no representaba la ética de la sociedad, y había de llegarse al nirvana de la a anarquía, a través de la dictadura del proletariado. Es decir que el marxismo es teóricamente anárquico y en la práctica, es dictatorial. A mi juicio tácticamente la dictadura del proletariado fue la justificación del estado absoluto en el supuesto del camino al comunismo, donde se pasaría de cada cual de acuerdo a sus habilidades a cada cual de acuerdo a sus necesidades. A los hechos me remito y la obviedad histórica nos muestra que la dictadura del proletariado sigue creando más necesidades imposibles de satisfacer.
Visto lo que antecede no puedo creer que aun se considere que existe la civilización   occidental y se ignore que tal como escribiera Balint Vazsonyi: “La filosofía política Franco-germánica y la Anglo-americana son tan diferentes como el día y la noche”. La primera dio lugar al totalitarismo y la segunda a la libertad por primera vez en la historia. Creo en la evidencia de que de no haber sido por los Estados Unidos el llamado mundo occidental (incluido Latinoamérica) seríamos nazis o comunistas. Lamentablemente hoy las ideas de la libertad son cuestionadas por la izquierda de la mano de la social democracia en Europa. Y el mundo sigue confundido en la concepción del imperialismo americano. Esperemos que sepamos tomar conciencia de esta realidad histórico política y encontremos el camino de la libertad para salir de la crisis del socialismo. Ya debiéramos saber que el socialismo democrático no resuelve los problemas sino que los crea y ahí tenemos la crisis europea que aparentemente no tiene salida dentro del sistema que la creó y el Rule of Law sigue ignorado ante la farsa de la crítica al capitalismo salvaje.

No hay comentarios.: