14 mayo, 2013

PAPI, PAPI.

O P I N I Ó N 
F E D E R I C O   R E Y E S   H E R O L E S 
O P I N I Ó N 
F E D E R I C O   R E Y E S   H E R O L E S 
Papi, papi

La muchacha llega al restaurante, no le asignan la mesa que desea. No hay violación alguna a sus derechos, simplemente hay prelación. Se retira molesta. Minutos después agentes de la Profeco clausurarán el establecimiento que es modelo de calidad y productividad con pocos recursos. Qué hubo entre los dos acontecimientos, por la rapidez de la segunda acción, un llamado telefónico. Empieza la especulación, "papi, papi me trataron mal en el Maximo Bistrot". "No te preocupes mi linda, yo me ocupo". Segunda posibilidad, papi no está disponible pero sí uno de sus segundos de a bordo, "no se preocupe señorita, nosotros nos ocupamos, órale que maltrataron a la hija del jefe. Vámonos encima".





La transición suponía varios niveles, la alternancia de partidos era uno y se logró. Pero los partidos están integrados por personas con una cosmovisión compartida, al respetarse el voto y tener opciones, los mexicanos deberíamos poder votar por diferentes visiones del mundo, ese es el fondo, eso se esperaba. Trece años han transcurrido, hemos visto un largo desfile de actores de diversos partidos pero prevalece el mismo autoritarismo. Del protagonismo de la familia Fox y la confusión entre la vida privada y la pública, a Vamos México que minó y desprestigió brutalmente al auténtico tercer sector –por cierto ¿qué fue de esa institución y de sus recursos?- a la Estela de Luz como gran monumento a la corrupción y el capricho. En medio están las designaciones por mera amistad o compadrazgo y -por supuesto- la impunidad que cerró con el caso de Pronósticos Deportivos. El escándalo de la Secretaría Federal del Seguridad Pública en mancuerna con la PGR, son el pozo de la gestión de Calderón.



Del lado de la otra oposición al PRI -el PRD- las cosas tampoco fueron mejor. La opacidad de la gestión de AMLO en obras gigantescas como el Segundo Piso, o el burdo uso de las tribus perredistas de canonjías y negocios como la leche Betty, o las placas de taxi, las irrefrenables corruptelas de las delegaciones, los abusos de presidentes municipales y gobernadores, mostraron a los mexicanos el verdadero problema: no hay diferencia, todos son iguales, los demócratas no han llegado. Un ejemplo cotidiano, las arbitrariedades de los equipos de seguridad –de las que tanto se quejaban lo opositores al PRI- siguen galopando sin brida.



Vuelve el PRI con una segunda oportunidad que Peña Nieto debe valorar en toda su dimensión. Los mexicanos están hartos de esas formas de gobierno, de esa cultura autoritaria, de esa actitud que destruye el principio básico de toda República: los ciudadanos somos iguales frente a la ley. Por eso esperamos investigaciones de la mujer que cayó desde un departamento del niño verde y también de la joven golpeada por el ex boxeador y ex legislador verde, sobre el patrimonio de Moreira, etc. El escándalo de desviaciones partidarias de recursos públicos en Veracruz fue la primera decepción. Aguanta, no te preocupes. Era al revés, preocúpate, hay otras prioridades, tu chamba es lo de menos. En esas estamos, esperando la explicación sobre los ingresos del líder sindical petrolero que regala a su vástago un Ferrari, alentados por las investigaciones la otrora todo poderosa líder magisterial, cuando viene la llamada, papi, papi.



Y de nuevo Peña Nieto falla en su sensibilidad popular. Pareciera un incidente menor, la clausura de un pequeño restaurante, pero ese acto es un símbolo más del verdadero cambio que no llega. El amigo público de Peña, el papá de la "chica papi, papi", cree digno decir que la renuncia nunca pasó por su mente. Cuando lo que se esperaba es que ese pensamiento fuera el primero en pasar por su cabeza. Daña a la Profeco, daña a la gestión, daña al Presidente, pero ¿renunciar? La crisis moral de la República también toca a los legisladores que son hoy el símbolo andante de la opacidad. Asignaciones sin explicación, nula apertura a que el ciudadano conozca los mecanismos internos de distribución de los recursos. Ellos son el México oscuro del cual queremos salir.



Lo resume con claridad Jorge Medina Viedas (Milenio, 12-05-13), lo que todos queremos ver en acciones es que el PRI sea capaz de confirmar que no es como fue. Y en eso hoy el horizonte no es claro. Las reformas y el dinamismo en las decisiones son muy relevantes, pero para generar una nueva esperanza nacional se demanda de algo diferente. Los mexicanos exigen una nueva ética pública que la alternancia no ha traído. Recorremos las calles de nuestras ciudades entre puentes y rutas que recuerdan deudas y dudas, monumentos sin sentido que están manchados, a diario nos topamos con el mismo autoritarismo de hace décadas. México está atrapado en un impasse moral que asfixia a la Nación. El autoritarismo del "papi, papi", sigue vivo y los reflejos de Peña -en esto- adormecidos. Cero tolerancia a actos autoritarios en todos los frentes, sólo así mostrarán que han cambiado, que entendieron la lección, que son y serán distintos.

La muchacha llega al restaurante, no le asignan la mesa que desea. No hay violación alguna a sus derechos, simplemente hay prelación. Se retira molesta. Minutos después agentes de la Profeco clausurarán el establecimiento que es modelo de calidad y productividad con pocos recursos. Qué hubo entre los dos acontecimientos, por la rapidez de la segunda acción, un llamado telefónico. Empieza la especulación, "papi, papi me trataron mal en el Maximo Bistrot". "No te preocupes mi linda, yo me ocupo". Segunda posibilidad, papi no está disponible pero sí uno de sus segundos de a bordo, "no se preocupe señorita, nosotros nos ocupamos, órale que maltrataron a la hija del jefe. Vámonos encima".



La transición suponía varios niveles, la alternancia de partidos era uno y se logró. Pero los partidos están integrados por personas con una cosmovisión compartida, al respetarse el voto y tener opciones, los mexicanos deberíamos poder votar por diferentes visiones del mundo, ese es el fondo, eso se esperaba. Trece años han transcurrido, hemos visto un largo desfile de actores de diversos partidos pero prevalece el mismo autoritarismo. Del protagonismo de la familia Fox y la confusión entre la vida privada y la pública, a Vamos México que minó y desprestigió brutalmente al auténtico tercer sector –por cierto ¿qué fue de esa institución y de sus recursos?- a la Estela de Luz como gran monumento a la corrupción y el capricho. En medio están las designaciones por mera amistad o compadrazgo y -por supuesto- la impunidad que cerró con el caso de Pronósticos Deportivos. El escándalo de la Secretaría Federal del Seguridad Pública en mancuerna con la PGR, son el pozo de la gestión de Calderón.



Del lado de la otra oposición al PRI -el PRD- las cosas tampoco fueron mejor. La opacidad de la gestión de AMLO en obras gigantescas como el Segundo Piso, o el burdo uso de las tribus perredistas de canonjías y negocios como la leche Betty, o las placas de taxi, las irrefrenables corruptelas de las delegaciones, los abusos de presidentes municipales y gobernadores, mostraron a los mexicanos el verdadero problema: no hay diferencia, todos son iguales, los demócratas no han llegado. Un ejemplo cotidiano, las arbitrariedades de los equipos de seguridad –de las que tanto se quejaban lo opositores al PRI- siguen galopando sin brida.



Vuelve el PRI con una segunda oportunidad que Peña Nieto debe valorar en toda su dimensión. Los mexicanos están hartos de esas formas de gobierno, de esa cultura autoritaria, de esa actitud que destruye el principio básico de toda República: los ciudadanos somos iguales frente a la ley. Por eso esperamos investigaciones de la mujer que cayó desde un departamento del niño verde y también de la joven golpeada por el ex boxeador y ex legislador verde, sobre el patrimonio de Moreira, etc. El escándalo de desviaciones partidarias de recursos públicos en Veracruz fue la primera decepción. Aguanta, no te preocupes. Era al revés, preocúpate, hay otras prioridades, tu chamba es lo de menos. En esas estamos, esperando la explicación sobre los ingresos del líder sindical petrolero que regala a su vástago un Ferrari, alentados por las investigaciones la otrora todo poderosa líder magisterial, cuando viene la llamada, papi, papi.



Y de nuevo Peña Nieto falla en su sensibilidad popular. Pareciera un incidente menor, la clausura de un pequeño restaurante, pero ese acto es un símbolo más del verdadero cambio que no llega. El amigo público de Peña, el papá de la "chica papi, papi", cree digno decir que la renuncia nunca pasó por su mente. Cuando lo que se esperaba es que ese pensamiento fuera el primero en pasar por su cabeza. Daña a la Profeco, daña a la gestión, daña al Presidente, pero ¿renunciar? La crisis moral de la República también toca a los legisladores que son hoy el símbolo andante de la opacidad. Asignaciones sin explicación, nula apertura a que el ciudadano conozca los mecanismos internos de distribución de los recursos. Ellos son el México oscuro del cual queremos salir.



Lo resume con claridad Jorge Medina Viedas (Milenio, 12-05-13), lo que todos queremos ver en acciones es que el PRI sea capaz de confirmar que no es como fue. Y en eso hoy el horizonte no es claro. Las reformas y el dinamismo en las decisiones son muy relevantes, pero para generar una nueva esperanza nacional se demanda de algo diferente. Los mexicanos exigen una nueva ética pública que la alternancia no ha traído. Recorremos las calles de nuestras ciudades entre puentes y rutas que recuerdan deudas y dudas, monumentos sin sentido que están manchados, a diario nos topamos con el mismo autoritarismo de hace décadas. México está atrapado en un impasse moral que asfixia a la Nación. El autoritarismo del "papi, papi", sigue vivo y los reflejos de Peña -en esto- adormecidos. Cero tolerancia a actos autoritarios en todos los frentes, sólo así mostrarán que han cambiado, que entendieron la lección, que son y serán distintos.

No hay comentarios.: