09 mayo, 2013

Para crecer no bastan las reformas

Fausto Alzati Araiza

Para crecer no bastan las reformas
Comienzo por felicitar a los firmantes del Pacto por México y al presidente Enrique Peña Nieto. El addendum firmado ha permitido superar las trampas del inmediatismo electorero y volver a la ruta de la alta política en bien del presente y el porvenir de la nación mexicana. Las reformas educativa, de telecomunicaciones, financiera, energética, hacendaria y política, están íntimamente vinculadas entre sí. Y todas las fuerzas políticas comprometidas con un porvenir de prosperidad democrática compartida y duradera para México deben mantenerse unidas para hacerlas realidad. Las reformas van creando el contexto institucional para que las empresas presentes en México, sean estas nacionales, multinacionales o globales puedan competir exitosamente en los mercados del mundo.


Al mismo tiempo, el secretario de Hacienda y Crédito Público, el doctor Luis Videgaray Caso, está poniendo en práctica una política hacendaria orientada a detonar y sostener una alta tasa de crecimiento y a que éste sea lo más incluyente que resulte posible en vista de la difícil coyuntura económica global. Mantener esa orientación, que implica tener finanzas públicas en equilibrio (déficit cero) y minimizar los requerimientos financieros del sector público,  evitando desplazar a la inversión privada de los mercados de crédito, es la premisa fundamental de cualquier propuesta de reforma hacendaria que aspire a ser congruente con los objetivos de alto crecimiento y plena ocupación.
Más aún, hacer de ese equilibrio una condición estructural, y no meramente coyuntural, de las finanzas públicas, debe ser el principal e irrenunciable objetivo de dicha reforma. La propuesta de reforma financiera presentada ayer está destinada a destrabar los atrofiados y rígidos mecanismos de intermediación financiera y a devolver su eficacia a la banca de desarrollo. Los bienes de capital avanzados y los recursos humanos altamente calificados sólo pueden florecer en un contexto de apertura económica y flexibilidad social.
Pero las reformas no bastan para que el crecimiento económico acelerado y sostenido, con la inherente multiplicación de los empleos productivos y bien remunerados se vuelva pronto una realidad para todos los mexicanos. El crecimiento económico de México se ha mantenido muy por debajo de su potencial. Esto ha sido factor decisivo en la acumulación de rezagos sociales y subocupación que contribuyen a la inseguridad y la violencia.
Para reiniciar el crecimiento en una economía estancada, como la mexicana, cuyo dinamismo ha sido por años insuficiente para ocupar productivamente a su fuerza de trabajo, no bastan las inyecciones de recursos para generar incrementos en la demanda agregada. Es indispensable provocar un shock del lado de la oferta que, al introducir modos innovadores de producción, permita vincular a industrias de México con la demanda creciente de nuevos productos y servicios que generan los sectores y regiones en expansión en la economía global.
Si se consigue incrementar la IED que implique importación de maquinaria y equipo nuevos e innovadores, para llegar a casi seis mil millones de dólares (6mmdd) al año, se puede incrementar el crecimiento en alrededor de 3%, para llegar a tasas de crecimiento del PIB cercanas a 6% anual. Aun en medio de la “crisis” existen industrias, sectores y regiones en expansión. A esta demanda han respondido empresas con estrategias innovadoras y con adaptación a las preferencias de los consumidores. En torno a ellas se  configuran amplias cadenas de suministro que se despliegan en redes globales de complejos productivos locales que generan espacios de crecimiento y empleo. Insertar ventajosamente en esas cadenas a empresas instaladas en México y que incorporen inversión extrajera directa innovadora será el motor de arranque de la estrategia de crecimiento. De no hacerlo así, las reformas no bastarán para crecer.

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