por Gabriela Calderón de Burgos
Gabriela Calderón es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
A principios de los 2000 empezó a caer una especie de “maná del cielo” cuando los precios de los commodities
empezaron a subir. En este contexto llegaron al poder varios
“socialistas del siglo XXI”. Como la mayoría de los países en
Latinoamérica son principalmente exportadores de productos primarios, he
aquí el golpe de suerte. Los políticos, como es usual, corrieron a
atribuirle a sus políticas públicas los impresionantes indicadores
económicos. No obstante, hay grandes diferencias en las políticas
públicas de los gobiernos de la región, cuyas fortalezas y debilidades
solo se están volviendo evidentes ahora que ya han pasado varios años y
que estamos llegando al fin de la bonanza.
Cuando la fortuna favorece a todos, siempre hay unos que la
aprovechan mejor que otros. Comparemos algunos países socialistas del
siglo XXI y algunos que se han destacado por su tendencia hacia un
modelo económico de menor intervención estatal. En el primer grupo
consideremos a Venezuela y a uno menos radicalizado como Ecuador. En el segundo grupo consideremos a Chile, Colombia y Perú.
Entre 2006 y 2011 el PIB real ($ constantes del 2000) creció en un
20% en Chile, 23,9% en Colombia, ¡40%! en Perú. En cambio, Ecuador
creció en un 22,6% y Venezuela solo ¡13,7%! Durante el mismo periodo, el
PIB real per cápita creció un 15% en Chile, 15% en Colombia y 33% en
Perú. Las cifras para Ecuador y Venezuela son menores, 14% y 5%,
respectivamente.1
En los países socialistas del siglo XXI considerados se incrementó el gasto público
más que en los países que se mantuvieron en la senda de la apertura
económica y la democracia republicana. Entre 2006 y 2011, el gasto
público como porcentaje del PIB aumentó en 4,6 puntos porcentuales en
Chile, 1,5 puntos porcentuales en Perú y disminuyó en 0,1% de un punto
porcentual en Colombia. En cambio, en Ecuador aumentó en ¡23! puntos
porcentuales y en Venezuela en 6 puntos porcentuales (y en 2011 el gasto
público como porcentaje del PIB de estos dos países más que duplica
aquel de Perú).2
En cuanto a pobreza, sería injusto comparar a
Ecuador y Venezuela con Chile, un país que está cerca de convertirse en
desarrollado. Pero si es apropiado compararlo con Colombia y Perú. Según
la CEPAL, Colombia redujo el porcentaje de población que vivía en la
pobreza entre 2006 y 2011 de 42,2% a 34,2% (8 puntos porcentuales) y
Perú de 44,5% a 27,8% (16,7 puntos porcentuales). Según la misma serie
de datos, Ecuador redujo la pobreza de 43% a 35,4% (7,6 puntos
porcentuales) y Venezuela solamente de 30,2% a 29,5% (0,7 de un punto
porcentual). Esto significa que, por ejemplo, Perú redujo el doble de
pobreza que Ecuador, casi sin aumentar el nivel de gasto público.3
Ecuador y Venezuela han basado su progreso en el gasto público que ha sido posible gracias a la bonanza y erosionando el Estado de Derecho,
algo que pasará una costosa factura económica a largo plazo y una
intangible pero valiosísima pérdida de libertades individuales. No era
necesario dado que Chile, Colombia y Perú obtuvieron resultados iguales o
muy superiores en algunos casos, sin toda la parafernalia
revolucionaria, sin atentar contra las libertades individuales y respetando el marco institucional vigente.
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