12 mayo, 2013

Resistencia en las Redes

Resistencia en las Redes

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Sábado 6 de abril, San Isidro. Sánchez celebró la proliferación de cabinas de internet y saludó a sus detractores (“me han dicho cosas peores cuando usaba aparatos en los dientes”). También solicitó una suscripción online a CARETAS.
Antes que el silencio de la isla prefiere el ruido de internet. Está advertida: todo lo que escribe puede, es y será usado en su contra. Cada frase que salga de sus dedos va a ser distorsionada, desmentida, deconstruida y no pocas veces reformulada para sostener exactamente la idea contraria. No solo por la dictadura comunista, sino también por la democracia digital. Es el precio de la libertad de la turba, la ley no escrita que impera en esa otra distopía donde todos pueden hablar libremente pero ya nadie escucha. Sabe que navega a contracorriente en un mar de desinformación, rodeada de corsarios a sueldo y tiburones digitales. Pero lo asume. “A mí no me preocupa que manipulen mis palabras”, advierte mientras sorbe su tintico. “Peor es que manipulen mis silencios, porque si uno se calla creen que estás a favor de algo”. La blogger cubana más googleada del mundo sabe que su voz no siempre será escuchada, pocas veces será entendida y casi nunca será creída. “Hay que pagar un costo por la opinión, pero vale la pena”, sonríe.


Yoani Sánchez recibe a CARETAS hablando sobre el Perú. “Veo grandes contrastes sociales”, dice sobre Lima. Aquejada por un tema médico, confiesa que suspenderá su paso por Argentina y se irá de frente a Europa. “En Suiza trabajé en la librería El Cóndor de la peruana María Mariotti”, recuerda. Allí pudo leer los libros prohibidos y acceder a las bondades del wi-fi. “Me dicen que lo mejor que tiene es que habla poco” agrega sobre Ollanta Humala. Se explayó sobre su anunciada vejez en la isla, el servicio militar de su hijo, su affaire con Camila Vallejo (“si yo viviera en Chile estaría haciendo algo similar a lo que ella hace”), las bondades de la vieja revolución castrista (“fue una manera de terminar otra dictadura), su dinero (“jamás he recibido financiamiento de la embajada norteamericana”), la política exterior norteamericana (“Sus gobernantes han sido muy torpes”), la película cubana “Fábula” (donde un filólogo admira a Vargas Llosa) y la presunta novela inédita de García Márquez sobre Fidel. Pero sobre todo habló de internet.
-¿Con qué otros bloggers se siente identificada?
-Conocí a un activista chino llamado Zhou (zuola.com/weblog). Él hace un trabajo periodístico por el que recibe mucha presión de su gobierno. Me resultó muy inspirador porque la censura de su país se parece a la que está apareciendo en el mío. La diferencia es que él sí tiene internet.
-En China financian tuiteros para sembrar rumores. La herramienta no tiene la culpa, pero puede ser un arma de doble filo.
-La tecnología no tiene una ética intrínseca. Puede servir para mentir o para decir la verdad. La primera censura cubana era bloquear internet. Pero ahora China le está vendiendo mucha tecnología de rastreo, filtrado y control a Cuba. Publiqué en mi blog una entrevista a un ingeniero informático que había dirigido algo que se conoce como Operación Verdad. Les brindan internet para hackear sitios incómodos, publicar fotos privadas de opositores, crear falsas matrices de opinión y blogs a favor del gobierno. Otro nivel de sofisticación.
-Además hay poca información y fuentes confiables en internet sobre el tema.
-Exacto. Además la pelea es muy desproporcionada. En Cuba solo hay 120 tuiteros independientes. Muchos de ellos son de mi aula alternativa, que es la sala de mi casa, donde doy clases tecnológicas gratuitas. Somos solo unos pocos en cambio ellos son soldados de la web y son miles. Mienten y nos atacan. A veces los periodistas extranjeros creen que la verdad está en el justo medio. Pero, ¿cuál es el justo medio con una desproporción tan grande? No es una justa proporción.
-Mencionó que antes utilizaba la tecnología como una forma de escapismo. ¿Cuándo despertó su conciencia política?
-Tengo 37 años y llegué a la adolescencia con la caída del Muro de Berlín y la Unión Soviética. ¿Qué hizo la mayoría de mis contemporáneos? Escapar, que fue también una forma de ser rebelde. Lamentablemente, algo que está sucediendo ahora en Cuba es que la generación de mi hijo (18 años) tiene habilidades tecnológicas pero aún no utiliza la tecnología como instrumento liberador. Solo la utilizan para fines lúdicos y para entretenimiento.

Casi al despedirse elaboró una metáfora sobre lo que llama “los beneficios colaterales del terror”. “Dicen que el pájaro debe conformase con la jaula porque le dan alpiste, es decir, educación y salud”, explica. “Pero el ave quiere volar.” Su posición la resume con una frase: sin alpiste pero sin jaula. “Hoy le molesto a este gobierno y mañana le molestaré al próximo”. Luego se fue. (Escribe: Carlos Cabanillas)

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