30 mayo, 2013

¿Se queda Madero?

Ivonne Melgar

¿Se queda Madero?
¿A quién pertenece un partido? En el caso del PRI, se trata de un aparato entregado al presidente en turno. Así fue y así sucede ahora.
En el PRD sus diversos grupos se reparten permanentemente cargos en la dirigencia, en el Congreso y los gobiernos locales. Y siempre, la correlación de fuerzas entre los perredistas se encuentra determinada por las bases que cada corriente cultiva. De ahí que un personaje controvertido como René Bejarano resulte imprescindible a la hora de las negociaciones. Porque tiene lo que en la jerga de la grilla se llama “trabajo político”.
Mientras tanto, los panistas se pelean porque quieren definir de quién es el partido, después de una derrota electoral de la que todos se echan la culpa.

Por eso, la crisis de esta semana debe entenderse como el ajuste de un partido que hace seis meses dejó el poder y cuyos presidentes, a diferencia del PRI, nunca lograron apropiarse de Acción Nacional. Vicente Fox ni siquiera lo intentó. Para las familias de abolengo panista, él era un advenedizo.
Felipe Calderón, por el contrario, creció e hizo su vida en el partido. Y sin embargo, el control que consiguió sobre sus principales estructuras se desvaneció al final. Prueba de ello es que no pudo convencer a las bases de que respaldaran la precandidatura presidencial de Ernesto Cordero. Tampoco logró apoyo para el relanzamiento del PAN antes de concluir su sexenio.
Esto amplió los márgenes de acción del presidente blanquiazul Gustavo Madero, que había padecido los malos tratos del ex mandatario. Así que de regreso a la oposición se hizo de nuevos aliados, depuró el padrón y negoció con el gobierno de Enrique Peña entrarle al Pacto por México y, este mismo mes, hacerle un agregado para impulsar una reforma electoral.
Era obvio que Madero se estaba apropiando del poder que da un partido que, si bien se fue a tercer lugar, sumó 13 millones de votos.
La gente de Calderón, aglutinada ahora en torno a Cordero, decidió actuar y formular su propia propuesta política, abriendo así un nuevo frente de interlocución con el gobierno de Peña. Buscaban quitarle a Madero el monopolio de la negociación.
Concentrados estratégicamente en el Senado —donde fueron colocados por un acuerdo entre el ex mandatario y el presidente del PAN—, los calderonistas desafiaron a la dirigencia que, sorpresivamente, les quitó la coordinación, depositándola en “un panista silvestre”, Jorge Luis Preciado, como lo son y se asumen la mayoría de los maderistas.
Esta designación enojó a los aliados de paso de Madero, particularmente a los del llamado Yunque, quienes le apostaban al senador Héctor Larios y se sintieron utilizados en la jugada de la selección del sustituto de Cordero.
Lo cierto es que la designación de Preciado, un colimense al que se le achaca su pasado priista —algo ya común en los cuadros panistas: ahí están los senadores Javier Lozano, José Rosas Aispuro y Carlos Mendoza Davis— mostró que la actual dirigencia quiere reelegirse y quedarse con el partido.
Madero no se arriesgó con Larios, cuya trayectoria, capacidad y aspiraciones de conducir al PAN, lo habrían convertido desde la coordinación del Senado en una carta fuerte para el relevo previsto a finales de este año o principios de 2014.
Frente a este panorama, el proceso de sucesión se adelantó y los calderonistas confían en retomar la conducción del partido, con Cordero como candidato, bajo la expectativa de que la pelea únicamente se complicaría si Josefina Vázquez Mota decide buscar la presidencia blanquiazul.
Los corderistas y varios que ahora se dicen independientes —porque muchos calderonistas ahora son de clóset—piensan que la imagen de Madero se desgastó en esta coyuntura y no podrá reelegirse.
Y la lista de prospectos se abre para Larios, los ex gobernadores de Guanajuato, Juan Manuel Oliva y Juan Carlos Romero Hicks, y el coordinador de los diputados, Luis Alberto Villarreal, a quien algunos observan como un maderista que podría dar la pelea.
Caso aparte es Josefina, quien sigue siendo un gran activo del PAN. Su nombre suena en medio de reproches, ya que su silencio en esta coyuntura molestó a quienes se la jugaron con ella.
Sin embargo, la ex candidata presidencial es convocada por varios liderazgos regionales para que se involucre en las campañas que ahora arrancan. Si acepta alguna invitación, habrá que subirla al ring.
Pero todos los que se apunten deberán antes revisar lo hecho por Madero en los últimos meses. Por ejemplo, algunos panistas clave en cosa de elecciones que operaron para el precandidato Cordero, ahora están con el presidente panista: Ulises Ramírez, Salvador Vega Casillas, Isabel Trejo, Fernando Yunes, Marco Garza y Fernando Larrazabal.
Hay un punto adicional: el acuerdo de la última asamblea extraordinaria del PAN concluyó de que sea la militancia la que defina a su presidente. Esto podría favorecer la reelección. Porque en vez de 300 consejeros ilustres, ahora contará el voto de los 210 mil panistas probados.
Se trata de un método que coloca a Acción Nacional en la ruta de la perredización, en cuanto a la necesidad de ir a la calle a buscar el aval de la gente.
De ser así, los panistas podrán presumir de que el partido es de quien lo trabaja.

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