Sindicatos mexicanos, ¿intocables?
Recientemente una serie de fotos
causó escándalo en México: la hija del secretario general del sindicato
de trabajadores de la petrolera estatal Pemex, Paulina Romero, presumió
en Facebook sus viajes a bordo de yates y aviones privados, la renta de
habitaciones de lujo y el consumo de botellas de vino valuadas en
cientos de dólares cada una.
La historia nada tendría de particular si no
fuera porque oficialmente el sueldo mensual de su padre, Carlos Romero
Deschamps, apenas alcanzaría para pagar una de las cenas de su hija.La historia ilustra un antiguo problema de México: muchos líderes sindicales son acusados de acumular grandes fortunas gracias al manejo de las cuotas de sus agremiados, de las que según autoridades no suelen rendir cuentas.
Mala imagen
Los sindicatos no están de acuerdo con las acusaciones. En su más reciente asamblea la Confederación de Trabajadores de México (CTM) aseguró que sus finanzas apenas alcanzan para cubrir sus actividades cotidianas."Hay mucho temor de los líderes sindicales a la transparencia y la democracia sindical, eso implica perder el control sobre los trabajadores"
Arturo Alcalde, especialista en derecho laboral
Pero otros, como Francisco Hernández Juárez, copresidente de la Unión Nacional de Trabajadores, reconoce que los excesos de algunos líderes de sindicatos corporativos perjudican a todo el gremio.
"Por culpa del corporativismo el sindicalismo en México tiene muy mala imagen, como si los trabajadores fueran culpables de eso", dice en conversación con BBC Mundo.
Las autoridades y los organismos empresariales, añade, se aprovechan de esta situación. "Desprestigian al sindicalismo y sacan estas imágenes donde son los dirigentes los que actúan incorrectamente. Pero ellos no son los sindicatos".
Intocables
La falta de transparencia en las organizaciones de trabajadores es un problema que desde hace varias décadas pretenden resolver autoridades, legisladores y organizaciones independientes de trabajadores.El intento más reciente ocurrió en septiembre pasado, cuando el presidente Felipe Calderón propuso una reforma laboral que incluía, entre otros aspectos, la obligación de los sindicatos de informar sobre cuotas y recursos de los trabajadores, así como la posibilidad de elegir a los dirigentes mediante voto secreto para evitar agresiones a los disidentes.
Al final el tema fue rechazado por la mayoría de los diputados, aunque la discusión final se realizará en el Senado.
Para algunos especialistas la decisión de los legisladores demuestra que los llamados sindicatos corporativos son virtualmente intocables.
"Hay mucho temor de los líderes sindicales a la transparencia y la democracia sindical, eso implica perder el control sobre los trabajadores", le dice a BBC Mundo Arturo Alcalde, experto en derecho laboral.
Simulación
"Por culpa del corporativismo el sindicalismo en México tiene muy mala imagen, como si los trabajadores fueran culpables de eso"
Francisco Hernández, Unión Nacional de Trabajadores
De acuerdo con las leyes laborales, prácticamente todas las empresas están obligadas a firmar un convenio con los sindicatos.
Pero muchos trabajadores nunca se enteran de que forman parte de estas organizaciones, según ha documentado el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal).
A estos convenios se les llama "contratos de protección", que representan el 90% de todos los registrados ante autoridades laborales en el país, según estudios de la Universidad Obrera de México.
Es la otra explicación del poder sindical mexicano, insiste Alcalde. "Los empresarios forman parte del círculo de protección, firman contratos a espaldas de los trabajadores", afirma. "La palabra clave en todo este sistema es simulación".
Los organismos del sector privado rechazan que existan negociaciones secretas con los dirigentes sindicales. Por el contrario, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), insiste en que los sindicatos deben informar puntualmente de las cuotas que reciben de los trabajadores, así como las relaciones con las empresas.
La situación difícilmente cambiará, le dice a BBC Mundo Carlos Rodríguez, asesor de Cereal. "En un régimen democrático esta situación sería insostenible, pero se ha convertido en parte sustancial del modelo mexicano".
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