02 junio, 2013

Aguanta, Presidente, aguanta...

Ivonne Melgar
Aguanta, Presidente, aguanta...
“Aguanta, Rosario”, le dijo el presidente Enrique Peña a su secretaria de Desarrollo Social el pasado 19 de abril.
El comentario generó tensiones entre el gobierno y la oposición. Y el Pacto por México suscrito el 2 de diciembre de 2012 se tambaleó.
Gustavo Madero, presidente del PAN, se comunicó con el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, ese mismo viernes, para notificarle que los azules no acudirían más a los actos vinculados con ese acuerdo, hasta que hubiera una rectificación en la respuesta presidencial, que el político opositor, consideró desdeñosa.

Jesús Zambrano, presidente del PRD, le hizo segunda. Y a partir de ese momento reclamaron al gobierno asumir nuevos compromisos destinados a amarrarle las manos a los gobernadores en el manejo de los recursos públicos, a fin de evitar su presunto desvío para favorecer a los candidatos del PRI en los comicios del 7 de julio en 14 entidades.
Para el 22 de abril, la protesta se concretó con el anunció de ambos dirigentes de que no acudirían a la presentación de la iniciativa de la reforma financiera, un acto encabezado por el presidente Peña y sus secretarios de Gobernación y de Hacienda.
De madrugada,en Los Pinos se resolvió cancelar el evento. El mandatario estaba dispuesto a enmendar el “aguanta, Rosario” y a ser él quien aguantara los reclamos de sus molestos interlocutores.
Panistas y perredistas pidieron la cabeza de la titular de la Sedesol. Fue un recurso mediático: hacer ruido en la opinión pública, generar escándalo y a través de éste conseguir que el gobierno reconociera nuevas condiciones de negociación del Pacto, entre éstas la de admitir la existencia de prácticas electorales ilegales como el mal uso de los programas sociales.
Madero aprovechó la circunstancia para sacudirse los señalamientos de algunos de sus correligionarios de que había sido obsequioso con Peña, al respaldar reformas a cambio de nada.
“El Pacto no da votos”, advirtieron los blanquiazules reacios a la alianza parlamentaria con los priistas que durante 12 años le regatearon a los dos gobiernos del PAN el respaldo en el Congreso para sacar adelante cambios relevantes.
Y es que sucede que las encuestas sobre lo que ocurrirá en las primeras elecciones del sexenio, mostraron que el PRI sería el único que sacaría ventaja por el clima favorable a los acuerdos.
Con el argumento de que sólo regresaría a la mesa del Pacto si la Comisión Política y el CEN de Acción Nacional así lo valoraban, Madero se llevó el juego a la cancha panista.
En el arranque de mayo, bajo el guión de que debía seguir el mandato de los suyos, el dirigente blanquiazul anunció el retorno condicionado al blindaje de los programas sociales para evitar el usufructo priista, reforma electoral y sanciones por el caso de Veracruz, el cual había desatado las quejas de la oposición de que el gobierno les estaba viendo la cara porque quería reformas pero también carro completo con mapacherías.
Cuentan los cercanos al Pacto que, esa misma noche, Osorio Chong escuchó la carta de peticiones, las mismas que este martes fueron firmadas por Peña bajo el nombre del Addendum del Pacto, como la evaluación de padrones de beneficiarios de los programas y, la más relevante, la designación de delegados estatales ajenos a la estructura priista o electoral.
Y esa misma noche, el secretario de Gobernación accedió, dejando en claro la relevancia y el valor que el Pacto tienen para el gobierno.
En Bucareli sugirieron que el relanzamiento se diera antes de la visita del presidente Barack Obama, quien por cierto si algo elogió de la administración de Peña fue “la audacia” de las reformas hijas del Pacto.
Pero Madero y Zambrano prefirieron prolongar el guión del pleito. Esperar evidencias de la disposición a corregir, como la posterior destitución del secretario de Finanzas en Veracruz.
Así que fue hasta este martes 7 de mayo que ocurrió la firma del Addendum en un acto que merece subrayarse por varias circunstancias inéditas: el reconocimiento de las partes del ancestral mal uso electoral de los recursos públicos y de la urgencia de una reforma que empareje la cancha para disputar los votos.
Pero sobre todo por la construcción de una nueva narrativa del  diálogo entre una élite política capaz de recomponer sus arreglos y hablar en voz alta de sus vicios y diferendos.
Una narrativa en la que derecha e izquierda reivindicaron su papel de colaboradores con una agenda del gobierno, al tiempo que enfatizaron su capacidad de denunciar, como lo hizo Madero al señalarle al Presidente que había mapacherías en Coahuila.
Una narrativa, y ésta es la novedad, en la que Peña escuchó la crítica de una oposición a la que le cayó el veinte de que el Pacto es lo que mejor le ha salido al gobierno, mientras la violencia criminal sigue sin ceder y los indicadores económicos aún no se mueven.
Una narrativa en la que 18 días después del “aguanta Rosario”, el Presidente es quien aguanta y rectifica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi parecer las cosas se están haciendo de la mejor manera. Sinceramente, a sus 6 meses de mandato de Peña Nieto, yo veo que e país está avanzando en diversos temas, tanto en el combate a la pobreza como en la seguridad pues, si bien no es cosa fácil o rápida, se están implementando las medidas para llegar a ser una potencia en diversas ramas y así, poder salir del subdesarrollo.