04 junio, 2013

Alberto Martinez Vara / Avanzamos... y se siente bien



http://www.mural.com/libre/online07/imggc/alertas/pix.gif


El estupor de todos fue interrumpido por la voz de una señora de otra mesa que dijo, también en voz bastante alta: "A mí también denme mi cuenta, no sé por qué aquí aceptan a gente así".

De repente todos los comensales empezaron a pedir sus cuentas y a gritarle ¡fuera, fuera! al corrupto político. El tipo se puso rojo, no sé si de vergüenza o de coraje -no creo que de vergüenza, porque eso tipos no la tienen-, pero dio media vuelta y se retiró con todo y acompañantes. A su salida, todo mundo aplaudió.

Y yo me sentí muy, pero muy bien.

En el DF, durante el vergonzoso episodio del que fue protagonista la nefasta y arrogante hijita del titular de la Profeco, cuando llegaron los inspectores a clausurar el lugar todos los comensales se opusieron y sacaron, a fuerza de videos de celulares, gritos y reclamos, a los prepotentes funcionarios.

Si yo hubiera estado allí, también me hubiera sentido muy, pero muy bien.

Hace pocos días, en la sede del Club de Industriales, en Guadalajara, un grupo de vecinos afectados en sus propiedades por la construcción indebida de un edificio, prohibida por el Ayuntamiento y autorizada por conocido Magistrado del Tribunal Administrativo (que se ha denunciado en prensa, radio y televisión, y a quien no le han hecho nada), reclamaron ante todos los medios las transas y corruptelas de ese tribunal y de sus Magistrados, y exigieron sus renuncias.

Cuando me enteré me sentí muy, pero muy bien.

En la UNAM, un grupo de estudiantes verdaderos, libros en mano y credencial por delante, fueron a reclamarle a los cinco delincuentes encapuchados que tenían tomada la Rectoría y a exigirles que desalojaran la sede de la máxima casa de estudios de nuestro País. Desgraciadamente las autoridades universitarias y gubernamentales no los apoyaron, por pura y simple cobardía.

También me enteré que hay un banco que prohíbe a sus ejecutivos abrirles cuentas a quienes han sido políticos corruptos. Esos estudiantes que reclamaron, y ese banco, me hicieron sentir muy, pero muy bien.

O sea que los ciudadanos ya estamos reaccionando. Todavía no son muchos, pero ya se ven luces al final del túnel. Ya hay quien no acepta a los políticos ladrones ni les rinde pleitesía. Ya hay un Papa que se revela contra los prelados prepotentes. Ya hay valientes que se enfrentan a los poderosos. Ya hay mexicanos que no se quedan callados.

El día que nadie salude a estos tipos en el club, que cuando lleguen a un restaurante todo el mundo pida la cuenta y se vaya, que no los acepten en los círculos sociales y que sean rechazados por todos, podremos saber que, por lo menos, ya estamos avanzando.

Por lo pronto, todo eso que ha pasado me hace sentir muy, pero muy bien.


No hay comentarios.: