Desde la firma del
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en 1994, que no se tocaba una
puerta tan importante como la que se abrió ahora con la visita del presidente
de China, Xi Jinping, a México.
Aún no hay TLC con
China, pero lo que vimos son pasos firmes hacia la diversificación de nuestro
comercio con la segunda economía mundial, que al cabo de unos años será la primera.
Para México el mundo
no se agota en los 3 mil 200 kilómetros de frontera con Estados Unidos, y nos
volvemos a sentir parte de la aldea global, no como un apéndice, sin voz de
nuestro principal socio comercial.
Desde luego que la
relación prioritaria para México es y seguirá siendo con Estados Unidos, por un designio geográfico, por vocación
democrática y porque así nos conviene como país.
Pero Estados Unidos
no es la única ventanilla con la cual tener una vinculación comercial de
relevancia.
China es el principal acreedor de bonos del Tesoro de
Estados Unidos, que es el país más
endeudado del mundo.
China es un país
importador neto de materias primas, concretamente de petróleo, mientras en
Estados Unidos se inicia el proceso de relevo del petróleo por el gas Shell,
que tienen en
abundancia, y nosotros también.
En China habrá
siempre un potencial comprador de hidrocarburos, porque no tiene y lo necesita para sostener
su crecimiento, que ha alcanzado
cifras cercanas al 10 por ciento anual.
Y China es también
un ejemplo al cual mirar, pues en dos décadas sacó de la pobreza a 680 millones de habitantes.
No se trata de
imitar la parte autoritaria de su régimen político, pero sí de tener un
referente cierto,
incuestionable, de los beneficios de libre mercado.
Si hay un estigma
hacia el modelo estadounidense de propiedad privada, libre mercado e iniciativa
individual, veamos a China, que al abandonar los dogmas del marxismo
estadista y sumarse al libre mercado se apunta ahora como la nación de mayor
crecimiento económico del planeta.
Y veamos a China, donde el fin de la pobreza no se entiende sin la participación central, activa, del
Estado.
Es mucho lo que hay
que comerciar con China, es cierto. Y es mucho lo que hay que aprender.
Enhorabuena por la
visita de Xi Jinping y por la visión política de estadistas que la hicieron
posible en estos días.
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