11 junio, 2013

Cuidado, la República Popular China y su gobierno no son como se pintan (última parte)

Ángel Verdugo
En poco tiempo veremos cómo caen las ilusiones, que los ingenuos se forjaron en torno a la visita de Xi Jinping. 
Cuidado, la República Popular China y su gobierno no son como se pintan (última parte)
Para cuando lea usted esto, el Presidente de la República Popular China estará ya en territorio de Estados Unidos. Allá, sostendrá reuniones “de a de veras” con su homólogo las cuales, no serán como las que sostuvo en México el político chino. En aquel país, como decíamos de chamacos, “se pondrá con uno de su tamaño” pues aquí, duele decirlo pero es cierto, ni a melón le supimos.

Las manifestaciones públicas llenas de elogios que vimos durante la visita del Presidente Xi Jinping, fueron un torrente imparable de almíbar a excepción de la intervención en el Pleno del Senado del senador Ricardo Anaya. Él fue el único que se atrevió a mencionar la soga en casa del ahorcado, al señalar el carácter democrático de nuestro país.
Asimismo, seguramente en respuesta a la soberbia y falta de respeto del embajador de la República Popular China (que declaró, que por habernos atrevido a recibir al Dalai Lama, su país decidió cancelar un acuerdo económico al no plegarnos a la exigencia propia de un gobierno autoritario como el que representa de querer imponernos condiciones que deben ser inaceptables), dijo en su intervención que no estamos de acuerdo con imposiciones unilaterales.
Este fue, dirían los que se inclinaban ante el paso del nuevo emperador, el prietito en el arroz. Lástima, diría yo, que fue sólo uno cuando deberían haber sido miles dichos prietitos dadas las prácticas y modos del gobierno de China Popular desde octubre de 1949 a la fecha.
Qué mal nos vimos con tantos elogios a quien representa una dictadura, cuyo afán de dominio global difícilmente lo puede esconder ya; asimismo, qué lamentable que nos hayan pasado de noche las protestas celebradas en varias partes del mundo, con motivo de la represión sangrienta en Tien An-men hace 14 años.
Hoy, China Popular nos vende 11 veces más de lo que nos compra; nos atropella en materia de comercio y nada hace —su gobierno—, para impedir el envío de sustancias químicas para la elaboración de drogas sintéticas. Escondemos la realidad, y llenamos de elogios al visitante.
En cambio, lo que desnuda nuestro antinorteamericanismo enfermizo, al Presidente del país con el cual tenemos un superávit de más de 100 mil millones de dólares, nos salvó en 1995 de la quiebra total y evitó el estallido de un conflicto de dimensiones impensables, le regateamos un trato amable.
Ya las cuentas alegres de las exportaciones, traen locos a más de uno; ni idea tienen del monto del comercio bilateral, y menos del desglose que hace imposible alcanzar un equilibrio. Plantearlo como meta, es ignorar la realidad de ambospaíses.
Otros, hablan de la exportación de carne de cerdo cuando ignoran las cifras de la producción y del consumo; de conocerlas, entenderían que sus proyecciones son un sueño guajiro. Ignoran que la producción local, prácticamente se ha estancado desde hace poco más de diez años para dar paso a la importación de Estados Unidos de la tercera parte del consumo nacional.
En poco tiempo veremos cómo caen las ilusiones, que los ingenuos se forjaron en torno a la visita de Xi Jinping.
¿Cuál sería entonces, una vez terminada aquélla, la primera conclusión? Para mí, sin duda alguna, la novatez de nuestros políticos, funcionarios y empresarios, y su cobardía para decir la verdad. Junto con esto, la falta de firmeza para hacer valer lo que es México y su gobierno, frente a una dictadura abusiva como la que representa Xi Jinping.

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