02 junio, 2013

Influyentismo a la mexicana

Rogelio Cárdenas E
Influyentismo a la mexicana
Aunque el reciente fenómeno de las ladies se ha convertido en sinónimo de influyentismo y prepotencia, lo cierto es que la historia de México está llena de casos de ese tipo no sólo en los círculos políticos, sino en todas las esferas y estratos sociales.
Mencionaré algunos casos: Arturo Durazo Moreno, el temible jefe de la policía en la época de José López Portillo, quien usó su poder para cometer toda clase de abusos y tropelías. Es sabido, por ejemplo, que usaba a los policías a su mando lo mismo como albañiles que como meseros.

Otro caso es el de los hijos del ex presidente Ernesto Zedillo, quienes durante un concierto de U2 provocaron un fuerte enfrentamiento entre sus guardaespaldas y los de la banda musical por su necedad de permanecer cerca del escenario.
Más recientemente se encuentran los casos relacionados con los hijos de Marta Sahagún (Jorge y Manuel Bribiesca), quienes habrían utilizado su influencia en el gobierno para beneficiarse con contratos de obras públicas. También está el caso de las empresas Hildebrando, en el cual se acusó al gobierno federal de otorgar 47 contratos a esas compañías, cuyo socio mayoritario era el cuñado del ex presidente Felipe Calderón, Diego Zavala.
Los ejemplos enunciados —nada exhaustivos— reflejan la persistencia de un añejo fenómeno que es el uso y abuso patrimonialista de la administración pública, tan presente en dos de los casos recientes: Lady Profeco y Lady Senadora.
Y aunque es cierto que la mayoría de los incidentes relacionados con ladies y gentlemen no han tenido que ver con los políticos y sus hijos, hay en todos éstos un denominador común: el ejercicio del poder por parte de los individuos, como lo señala el antropólogo Erik Mendoza Luján.
El especialista detalla que el poder —entendido en forma sintética como la capacidad de hacer u obtener un beneficio propio— no requiere necesariamente de la coacción (fuerza oamenaza de fuerza).
Las ladies o los gentlemen, subraya, ejercen un poder de dominación o de pretendida dominación a partir de la persuasión, así como de la intimidación con base en su pretendida pertenencia a un estatus socioeconómico y sociopolítico. Asimismo, utilizan la influencia social y la tradición.
A esta explicación antropológica, hay que agregar que en los casos de prepotencia e influyentismo también hay una dosis fuerte de carácter psicológico.
Rodolfo Dorantes, especialista en conducta humana por la UNAM, señala que las personas involucradas en estos casos tienen una percepción errónea de su realidad que está asociada a una falta afectiva durante la niñez y a que nunca han logrado nada por ellos mismos, sino siempre mediante terceros.
El investigador de la Facultad de Psicología agregó que al basar todo en ideas falsas creen que las reglas sociales no están hechas para ellos y piensan que deben existir normas especiales para ellos. “Tienen un aprecio exagerado de su persona, lo que les hace creer que son diferentes o superiores”.
En todos estos casos, para el profesor Dorantes, hay un fuerte ingrediente de desadaptación social que tiene que ver con la infancia y la familia”, dijo.
Otra arista de estos casos es el papel que han desempeñado las redes sociales, pues éstas han expuesto los abusos y, en algunas ocasiones, han ejercido la suficiente presión para que estos atropellos tengan consecuencias.
El ex procurador Humberto Benítez Treviño; el empresario Miguel Sakal Smeke, quien pasó varios días en la cárcel por golpear a un valet parking, la Lady de la Roma, quien atropelló y mató a una persona con un auto chocolate, y las ladies de Polanco, quienes insultaron y humillaron a los policías que las detuvieron por conducir en estado de ebriedad, bien saben de lo que hablo.
De hoy en adelante, todo aquel que quiera ejercer su poder a la mala para hacer u obtener un beneficio propio deberá estar consciente de que detrás de cada celular hay un videoasta con muchas ganas de evitar que el influyentismo y la prepotencia permanezcan en la impunidad.

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