La decadencia argentina
1.200 policías para cubrir la inseguridad en el
partido de fútbol River Plate-Independiente muestran a las claras el
despropósito argentino en el arte de gobernar y ser gobernado, a la par que una
seudo oposición de izquierda se une en vistas no de la próxima elección sino
del vencimiento de sus mandatos en diciembre. La otra, línea interna del
peronismo opositor al gobierno integrada por sindicalistas, economistas y
gobernadores, pese a las suaves críticas al setentismo que ejercita el
kirchnerismo en algunas áreas, olvida que también forma parte de él: sus
componentes tienen o sobrepasan las siete décadas. Por ahí, el voto pañal, sin
netbooks, dinero por embarazo adolescente y para visitar colegios (no para
estudiar), no pasa.
La
corrupción al por mayor que se demuestra con lujos de detalles no interesa más
que a la clase media semiadormecida en sus cómodos sofás hogareños a la espera
de un nuevo llamado a golpear cacerolas; la inseguridad golpea a todos los
sectores por igual, y los controles de precios son una nueva fantochada que no
pueden ocultar el desbarajuste de la economía, ésa que los economistas llaman
inflación.
La
decadencia argentina podría resumirse en la aparición por momentos de un grupo
de empleados estatales defensores a ultranza de cualquier disparate oficial
reunidos bajo la sigla “Carta Abierta”, a quienes les han adjudicado -y ellos
aceptado gustosos- el mote de “intelectuales”. Que los argentinos acepten sin
chistar el encumbramiento a nivel de superstars de semejante caterva de nadies
demuestra el grado de declinación, sumisión y falta de reservas intelectuales y
líderes a que se ha llegado. Gustavo Cerati, rockero brillante y guía de la
banda Soda Stéreo, se encuentra hace tres años en coma y bajo respiración
mecánica luego de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico. Algunos de sus
fans opinan que Cerati despertará cuando el rock argentino vuelva a ser lo que
era en los 80. Es de desear que su deseo se cumpla aunque se ignora cuándo
despertarán muchos argentinos.
Estamos
en tiempos en que los productores del campo afilan sus arados en una nueva
escaramuza que librarán contra el gobierno. Sus agrodiputados no dieron el
resultado esperado. Fueron pocos y muchas las expectativas. Demasiadas.
Dentro
de poco habrá que votar y como si lo hecho hasta ahora fuera poco, el
kirchnerismo pretende que los electores elijan también a los integrantes del
Consejo de la Magistratura que la población no sabe para qué diablos están ahí,
pero que están, están. Y también cobran.
Mientras,
el gobierno, fiel a su promesa está quedándose con todo. La última joya ha sido
un parque de diversiones en el feudo de Tigre que al momento de la estatización
funcionaba con un solo autito chocador mientras que Mauricio Macri le construía
siete túneles bajo nivel a la montaña rusa.
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