07 junio, 2013

Rehenes del sindicato

Ana Paula Ordorica
Si no se dejan atrás las prestaciones y salarios que rayan en el abuso, Aeroméxico podría correr la misma suerte que Mexicana. 
Rehenes del sindicato
Aeroméxico es rehén de la ASSA (Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación), el sindicato que representa a sus trabajadores. Y el resto de los mexicanos lo somos también.
¿Por qué pensamos dos veces antes de comprar un boleto de avión? Porque o tenemos que ponernos en manos de aerolíneas de bajo precio y pésimo servicio, como VivaAerobus —que da servicio en camiones con alas— y similares, o tenemos que pagar precios altísimos con Aeroméxico.

Esto es así por el contrato que tiene Aeroméxico con el sindicato. Un contrato heredado de los años en que la empresa era pública, parte de Cintra, y que por ello daba salarios y prestaciones que hoy no permitirían a ninguna aerolínea privada ser competitiva.
El costo anual por sobrecargo que tiene Aeroméxico es más alto que las aerolíneas estadunidenses como Delta, American Airlines y United. Representa también el doble que sus competidores nacionales, Volaris e Interjet.
De acuerdo con fuentes del sindicato, el salario promedio tabular de un sobrecargo de Aeroméxico es de 17 mil pesos. Éste se dispara con prestaciones como seguro de auto, viáticos sin comprobación y bonos adicionales que no existen en el resto de las aerolíneas.
Por ejemplo, cuando una sobrecargo viaja a Londres, se le otorgan 165 dólares diarios para comidas (el hotel y transportación son aparte). A esa misma sobrecargo Delta le paga 85 dólares diarios.
A esto se suman medidas en el contrato que hacen necesaria la contratación de más sobrecargos, pues trabajan seis días por cuatro de descanso, tienen garantía de tiempo extra al mes y la obligación de una integración de tripulaciones superior a la que marca la ley.
Así, el costo promedio del sobrecargo de Aeroméxico es de 82 mil pesos mensuales. En Volaris es de 42 mil pesos mensuales y en Interjet es de 38 mil pesos mensuales.
Además, los sobrecargos de Aeroméxico tienen seguro médico, bonos adicionales que son en promedio de diez mil pesos mensuales y que no los tienen las otras líneas aéreas; cuentan con vales de gasolina y la empresa paga hotel y viáticos de sus vacaciones personales.
El aguinaldo es de 22 días y no de 15, como señala la ley. Cuentan también con boletos beneficio para familiares y bono por asistencia.
Eso es parte de lo que explica el diferencial en precios y la dificultad de Aeroméxico por tener precios competitivos.
Eso explica también por qué en México tenemos que elegir muchas veces entre un bajo precio, pero con mal servicio, o pagar boletos carísimos para ir a un destino que está apenas a 40 minutos de distancia.
Si en este mes de junio no se logra que el nuevo contrato entre ASSA y Aeroméxico deje atrás estas prestaciones y salarios que rayan en el abuso, el futuro de la aerolínea podría correr la misma suerte que Mexicana.
Y eso, a pesar de las quejas que puedan existir en contra de la empresa, no le convendrá a nadie: ni al sindicato ni a los mexicanos y mucho menos a la empresa.

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