13 junio, 2013

Venezuela: Chavismo da marcha atrás su plan de racionamiento – Diario Las Américas

La opinión pública se rebeló y el chavismo tuvo que dar marcha atrás. Y lo hizo con Nicolás Maduro al frente: “Es una locura lo del ‘chip’ de consumo. Ésa no es la solución del Gobierno bolivariano”.
El presidente ordenó parar, de esta forma tan contundente, el plan de racionamiento inventado para Zulia por su gobernador, Francisco Arias Cárdenas, que hubiera comenzado el lunes. Comparado por algunos con la libreta de racionamiento cubana y definido por otros como el “plan comunismo alimentario 2.0”, el Gobierno ha tardado una semana en reaccionar y frenar la iniciativa del militar más poderoso de la revolución, empeñado en imponer un sistema automatizado para regular la compra de 20 alimentos básicos en Maracaibo.

“Felicito al presidente Maduro por su decisión de vetar la idea de marcar a la población con ‘chips’ para limitar la compra de alimentos. El país necesita oxigenación  cambiaria, estímulos a la industria, acuerdos con privados para reflotar empresas expropiadas y no ‘chips’”, ponderó de inmediato el analista político y económico Luis Vicente León.
El exembajador Arias incluso puntualizó que había impartido instrucciones a las fuerzas armadas para que supervisara los supermercados.
“Se impone la lógica, bien por Maduro”, resumió Nicmer Evans, uno de los pocos analistas revolucionarios que se atreve a criticar las medidas gubernamentales.
En sus diversas intervenciones durante las últimas horas, Maduro insistió en que Venezuela debe producir más, pese a los nueve años en los que el chavismo se ha dedicado a atacar la agroindustria y tras los estrepitosos fracasos gubernamentales a la hora de gestionar las empresas expropiadas.
“Dicen que nosotros queríamos imponer un comunismo y aquí en Venezuela lo que se ha terminado de imponer es el consumismo de todo”, se quejó Maduro. La economía venezolana se encuentra al borde de la recesión, tras crecer sólo 0,7% en el primer trimestre y golpeada por la mayor inflación del planeta: el IPC subió 6,1% sólo en mayo, para un total de 19,4% en lo que va de año.
La escasez y el desabastecimiento de productos básicos provoca a diario el disgusto de una sociedad que no sale de su asombro. Las colas son eternas para comprar el papel higiénico importado de Bolivia y alimentos que siguen desaparecidos de los anaqueles.
Tal es la situación que el presidente exhortó a su ministro de Alimentación para que liberase las reservas alimentarias de la administración pública. “Nosotros tenemos con qué”, arengó el presidente, que explica a su modo las razones de la inflación: “Sobrecalentamiento en el consumo y sabotaje de los procesos de producción y distribución”.
La marcha atrás del chavismo refleja una evidente descoordinación política, que en esta ocasión deja al descubierto a quien fuera el comandante que tomó Maracaibo el día del golpe de Estado de 1992, lo que no logró Chávez en Caracas. Arias Cárdenas puso en juego su capital político defendiendo al “papachip”, tal y como bautizaron en las calles del Zulia al sistema automatizado.
La decisión de Caracas le dejó ayer sin margen de maniobra. “Estamos plenamente de acuerdo  con Nicolás: ni ‘chip’ ni racionamiento. Es una locura racionar alimentos y no se está haciendo, ni se va a hacer en Zulia. Damos la lucha contra el contrabando sin afectar a los ciudadanos”, balbuceó Arias vía Twitter tras defender su proyecto durante toda la semana a capa y espada.
“Maduro ordenó al gobernador Arias recular con esta medida controladora porque es evidente que los venezolanos y los zulianos no están dispuestos a calarse la incapacidad de un Gobierno, que ha destruido la producción nacional para privilegiar un sistema de importaciones bañado de casos de corrupción”, criticó duramente el dirigente opositor Leopoldo López.
Varias preguntas quedan en el aire tras la enésima contradicción interna en el oficialismo. Incluso las más malévolas, como aquella que se cuestiona quién ha perdido el millonario negocio de los ‘chips’ que justificaba su puesta en práctica.
La otra pregunta, y principal, no tiene fecha: ¿Hasta cuándo tendrá que soportar la sociedad venezolana la crisis de escasez y desabastecimiento? Los más optimistas consideran que, por lo menos, durante los próximos dos o tres meses se repetirán las imágenes que tanto escandalizan dentro y fuera del país.

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