21 diciembre, 2014

Una docena de civiles aseguran que Guerreros Unidos les obligó a participar en las desapariciones de los estudiantes de Iguala

Desaparición de 43 normalistas
 
  • Según publica 'El Universal' los narcos forzaron a los habitantes del pueblo a colaborar

  • Dicen saber el paradero de los estudiantes pero no lo revelan por miedo a represalias


Una docena de civiles de la localidad mexicana de Chilacachapa han reconocido que los narcotraficantes del cártel de Guerreros Unidos les obligaron a participar en la desaparición de los 43 estudiantes 'normalistas' de Iguala.



Según ha publicado el diario mexicano 'El Universal', los narcos forzaron a los habitantes del pueblo a colaborar y prestar su ayuda a la Policía local asegurando que estaban siendo "atacados" por un grupo de estudiantes y por el cártel rival de Los Rojos que "iban a hacer una revolución".
Chilacachapa es una localidad sitiada por los Guerreros Unidos y lugar de escondite de sus miembros. Se sitúa a 37 kilómetros de Iguala y a 15 kilómetros del basurero de Cocula, donde presuntamente ejecutaron e incineraron a los 'normalistas'.
Casi tres meses después de los enfrentamientos entre estudiantes y policías locales, que se saldaron con la muerte de siete personas y la desaparición de los 43 jóvenes, los habitantes de Chilacachapa han relatado cómo oyeron a los narcotraficantes gritar: "Traigan bolsas negras hijos de la chingada", a lo que otra voz respondió que se hicieran con unas 50 bolsas.
De hecho, uno de los entrevistados por el diario ha asegurado que muchos de los habitantes del pueblo conocen el paradero de los estudiantes y no lo revelan por miedo a represalias. "Mis paisanos de aquí saben dónde están, pero si abres el pico... ese es el temor".
Otro, identificado como un jornalero, ha explicado que en la comunidad se vive un estado de malestar y enfrentamiento entre los que se negaron a participar y los que lo hicieron. "Estamos molestos porque sabemos quiénes bajaron. Los comisarios de los pueblos se llevaron a gente en camionetas", ha dicho.
Una persona diferente ha especificado que fue el comisario Jesús Valle Rosas el que junto a 25 lugareños, obligados o incondicionales, acompañaron a los criminales la noche de la desaparición de los normalistas. Ahora denuncia que las autoridades federales no les hayan llamado a declarar y así poder averiguar lo ocurrido.
Pero la colaboración forzosa con el cártel va más allá. Durante más de un año, fueron los responsables de la vigilancia por turnos de los puntos de entrada a la localidad para que los narcos pudieran actuar libremente. El 6 de octubre, las fuerzas federales tomaron el control de Iguala tras demostrarse que la Policía local tenía vínculos y relaciones con los Guerreros Unidos. Aún así, aseguran que siguen escondiéndose en su pueblo. "Ellos están aquí, no se han ido".

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