ContraPeso.info presenta los comentarios de Leonardo Girondella Mora sobre un texto en inglés de Eduardo Turrent.
El texto comentado es una selección de
una conferencia dada por su autor en el Ludwig von Mises Cultural
Institute de la Ciudad de México, en septiembre de 1998. Se celebraba la
publicación en español de Los Problemas Económicos de México: ayer y hoy de Ludvig von Mises. El texto de Mises fue escrito en 1943, pero publicado hasta 1997.
Bettina Graves encontró el texto referido en 1997, entre los papeles inéditos de Mises.
El tema es el de los problemas económicos de México.
Turrent señala al inicio que la preocupación central de Mises iba más
allá de la situación de ese tiempo en México —Mises se enfocó a las
cuestiones estructurales, las políticas socialistas mexicanas y
universales.
México en 1943 tenía como presidente a Manuel Ávila Camacho
(1940-1945), pero antes había pasado por la presidencia de Lázaro
Cárdenas (1934-1940). Por suavizadas que se vean ahora las situaciones
de ese entonces, no creo que haya duda que para un observador objetivo,
México era gobernado bajo un sistema socialista y así seguiría por
décadas, con un alto intervencionismo estatal.
Hablo del llamado
milagro mexicano o desarrollo estabilizador:
la serie de políticas sustentadas en la sustitución de importaciones y
la reforma agraria: dos políticas equivocadas de cabo a rabo y que
produjeron lo lógico, un crecimiento menor al potencial y una situación
de pobreza crónica que aún se sufre.
El primer punto de Turrent es señalar la confianza de Mises en los
mexicanos —capaces, como se demuestra en los trabajos de épocas
anteriores y de tiempos actuales, e incluso en una geografía favorable
en general, a pesar de zonas desérticas.
No hay problemas en estos terrenos. Lo que debe examinarse es la
política económica y que ella sea prudente para lograr una prosperidad
continua de largo plazo.
El punto es claro —los recursos naturales son de escasa importancia
relativa. Lo que importa es el manejo de esos recursos, es decir, la
gran política económica adoptada. Para desfortuna de México, la herencia
cardenista de los años 30 fue mantenida en las décadas siguientes, con
el estado jugando un papel opuesto al desarrollo. El proteccionismo era
un callejón sin salida y populismo fue su continuación lógica,
incluyendo las crisis siguientes.
A continuación presento un resumen puntual de lo dicho por Turrent en ese texto —a lo que he añadido comentarios míos.
El dinero fácil, las políticas de Keynes crean inflación y son una falacia
El punto de Mises es la consideración de un desarrollo sostenible que
sólo puede lograrse con estabilidad monetaria, algo no propio de México
—no son cuestiones fuera del control del gobierno sino resultados
deliberados de sus acciones.
La estabilidad monetaria es parte de la política general económica
prudente —una idea que brilla por su ausencia en, por ejemplo, la época
populista, aunque ahora parece ser una creencia sólida. Sin estabilidad
monetaria no hay formación de capital y sin capital no hay crecimiento
—con dinero fácil los resultados son de corto plazo, pero en el largo
plazo surgen crisis que lastiman a todos, especialmente a los más
pobres. La estabilidad no es una meta, sino una condición necesaria.
Es de señalarse la en general política conservadora en el manejo de
las finanzas públicas durante el milagro mexicano —a la que se renunció
durante el populismo y que excepto por casos aislados ahora parece ser
una lección aprendida.
Déficit público, salud fiscal, gasto público
Mises fue en contra de la sabiduría convencional de ese tiempo
atacando al gasto público desequilibrado y que por eso necesita
financiamiento —produce inflación si está subsidiado por el banco
central y transfiere recursos si se financia con deuda. El gasto público
presupone que el gobierno gasta mejor que la gente, y esa reducción de
recursos privados reduce los recursos de los emprendedores y el ingreso
de los necesitados.
La idea de la abundancia de recursos mexicanos que predecía
prosperidad fue contrariada por Mises, igual que por Daniel Cosío
Villegas —la reforma agraria originaria de la revolución mexicana dañaba
al país: menores cosechas en 1937 de maíz y trigo que en 1907, y en
frijol, menor que en 1897. Ya que no había derechos claros de propiedad,
la tierra no era cultivada con eficiencia, un punto en común con Manuel
Gómez Morín, ni era capaz de atraer las inversiones necesarias. Copiar
el sistema soviético era negativo.
En otras palabras, la reforma agraria fue un error gigantesco,
causante de pobreza crónica mexicana que aún hoy se sufre y, en algunas
mentes, debe conservarse. Los subsidios al campo son un lujo que México
no podía darse, ni entonces ni ahora —en otro
escrito, Mises afirma que la reforma agraria es un sistema que sustituye unos privilegios por otros, igual de negativos.
Demografía, población, comercio exterior
México era comparativamente sobre poblado, con
exceso de población agrícola no productiva, lo que significaba ingresos
bajos —la solución era la industrialización productiva que sea respuesta
a oportunidades reales de negocio. Mises abogó por lo opuesto que se
hizo durante décadas —un mercado de fronteras abiertas, el que llegó
cuarenta años después y que en ese tiempo debió parecer revolucionario.
Otro México existiría hoy de haber hecho caso a las notas de Mises.
La gran idea era tener una industria creciente en un ambiente abierto
produciendo a precios que permitan elevar niveles de vida y generando
exportaciones que permitieran las importaciones —el problema mexicano
era el de patriotas sufriendo las falacias mercantilistas tan de moda en
ese tiempo. El proteccionismo daña a la agricultura impidiendo sus
exportaciones; eleva los precios de los bienes industriales que no
pueden ser adquiridos por la población rural; y los altos precios de los
bienes de industrias protegidas frenan su exportación y eso impide
tener divisas para importar.
La industria protegida crearía empleos, pero los precios altos de los
bienes actúan en contra de los ingresos de los trabajadores —el
crecimiento sostenido del nivel de vida no sería posible. El
proteccionismo era un callejón sin salida y perdurarían los bajos
estándares de vida. La recomendación de Mises: la apertura unilateral.
Salarios, ingresos de los trabajadores
La apertura comercial, dijo Mises, debe ser acompañada de una
política de salarios para dar resultados —alejarse de los salarios por
decreto, lo que disminuye la competitividad y el empleo. El secreto
estaba en la expansión de la industria, con cada planta creada elevando
más demanda de trabajadores, que es lo opuesto del resultado de salarios
por decreto que únicamente elevan los ingresos de quienes mantienen sus
empleos e impiden la creación de empleos para otros, los que tienen
ingresos muy bajos.
Ferrocarriles, petróleo, electricidad, capital
La iniciativa de Mises proponía la participación privada en esas
industrias —sin confianza no puede haber inversiones. Igualmente, las
cooperativas no pueden funcionar como las empresas privadas, lo que fue
visto con claridad al principio de los años 70.
Lo que México necesita es capital venga de dónde sea, para mejorar el
bienestar de la población —el desconocimiento de la deuda y la
expropiación de inversión extranjera atacan a la propiedad y elevan
riesgos de inversión al percibirse arbitrariedad y falta de seguridad.
Los impuestos excesivos paralizan la inversión, por lo que recomendaba
no hacer eso.
Nada de lo que dijo Mises tuvo efecto, a pesar de lo razonable y
sólido de sus razonamientos —Turrent especula sobre el por qué de esto.
Las ideas de Mises estaban en franca oposición a las ideas sostenidas
entonces y en las siguientes décadas —y, desde luego fueron contrarias a
los intereses de grupos que hubieran sido dañados: sindicatos, la
burocracia agraria, los administradores de empresas públicas, los
empresarios protegidos y los maestros que enseñaban la nueva religión
del estatismo, dice el autor.
Pero sobre todo, las ideas de ese tiempo en México —lo que deja a la
imaginación volar: el destino de México hubiera sido otro, creo, mucho
mejor, de haberse hecho caso a esas notas de Mises. No habría existido
eso que suele llamarse milagro mexicano y se hubiera tenido un
crecimiento sostenido, sólido y sin las crisis que acontecieron años
después.
Una de las partes de ese manuscrito de Mises dice que,
“The economic backwardness
of a part of Mexico’s agricultural population justifies intervention on
the part of the government. It is all right for the government to advise
the peons how to establish and to run co-operatives. Even small
subsidies for newly formed co-operatives may be advocated. But it would
be a mistake to subsidize them permanently or to grant them tax
privileges. It does no good to mask the failure of any institution by
such measures. Mexico is not rich enough to indulge in the luxury of
waste.”
La lección que puede obtenerse es simple: existen ideas que son
opuestas al desarrollo —no hablo de los objetivos de crecimiento que por
igual comparten los socialistas y los liberales, sino de las políticas
económicas que son mejores para lograrlo.
México, en el principio del siglo 21 mantiene en algunos sectores las
mismas ideas a las que se opuso Mises —concretamente el PRD es el más
obvio representante de las ideas que crearon pobreza crónica en México.
Pero también son dignos de señalar sus compañeros involuntarios: los
sindicatos y las empresas que gozan de beneficios que lastiman al país.
Las notas de Mises de los años 40 siguen siendo igual de válidas casi
setenta años después y conviene recordarlas para no cometer el mismo
error una vez más.
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