REFLEXIONES
LIBERTARIAS
CIUDADES LIBRES
(Segunda parte)
Ricardo Valenzuela
“Caminante, son tus huellas
el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”
Antonio
Machado
Desde que Milton
Friedman provocara mi primera visita a Hong Kong en los años 80, convertido a
la religión de la libertad económica inicié mi largo peregrinar en busca de esa
tierra prometida; Ese Edén de libertad, de prosperidad, de los sueños
alcanzables, un lugar para exploradores y visionarios; zonas libres para México.
Visualizaba un Hong
Kong en el desierto de Altar, en los valles de Sinaloa, en las Cuatro Ciénagas
de Coahuila. Estudié, leí todo lo disponible, visité zonas libres en todo el
mundo, conocí a los grandes expertos. Sin temores al rechazo expuse mis ideas
ante empresarios, políticos, intelectuales para siempre encontrar la misma respuesta:
“En México eso es imposible, es atentar contra la soberanía nacional, se tiene
que modificar la constitución y eso es un sacrilegio. Tiene que ser aprobado
por un congreso que fue instituido para lo contrario, encadenar a los mexicanos.
Es atentar contra los intereses de la familia.”
Cuando el cansancio me
invadía, recordaba los pensamientos de hombres especiales como Seneca: “No es
que no nos atrevamos porque las cosas son difíciles, las cosas son difíciles
porque no nos atrevemos”. Henry David Thoreau: “Aquellos que diligentemente
caminan hacia la dirección de sus sueños, se encontraran con ellos en los
momentos más inesperados”.
Después de más de 20
años navegando en ese océano de los imposibles, de los navegantes que no van
mar adentro para no perder de vista la seguridad de las playas. Pensé colocar a
mi sueño la etiqueta de cancelado y resignarme a nunca atestiguar el México
tantas veces dibujado en mi mente desde la primera visita que hice a Hong Kong.
Fue cuando el destino
me colocara en el camino de Michael Strong y Kevin Lyon recibiendo una
invitación para reunirme con ellos en Phoenix. Luego de las introducciones,
pasaba yo a informarles prácticamente la decisión de abandonar mi sueño ante la
problemática enunciada por todos los elementos consultados; “el gobierno nunca
lo permitiría.”
Al estar exponiendo
mis frustraciones, noto una ligera sonrisa en la cara de mis nuevos amigos. Cuando doy por terminada mi perorata,
Kevin Lyon me afirma con asertividad: “Nosotros tenemos la solución para tu
problema y se llama Ciudades Libres.” Le reviro preguntando, ¿te refieres al
concepto de Charter Cities de Paul Romer? Algo que conozco muy bien pues ha
sido la exitosa estrategia que ha hecho de China la economía #2 del mundo en
solo 30 años. “No”, replica Kevin, “Charter Cities requieren eso por lo que estás
a punto de abandonar tu sueño, autorización del gobierno. Nuestro concepto de
Ciudades Libres, no lo requiere.”
Completamente
sorprendido le pregunto ¿Qué son las ciudades libres?
Inicia Kevin. “Desde
1958 México es parte de un compromiso internacional conocido como, The New York
Convention of Arbitration, lo que obliga a los signatarios a respetar la libertad
de sus miembros, cuando así lo decidan, para utilizar sistemas jurídicos internacionales
en zonas privadas que especifican y definen el concepto de arbitraje. El
sistema de arbitraje privado es más efectivo, más barato y más rápido que los
sistemas judiciales gubernamentales y se puede edificar a la medida.”
¿Confuso? Momento:
Tomando como base ese
acuerdo internacional, ellos implantan estructuras contractuales que estipulan cómo
las relaciones comerciales, laborales, civiles, pueden ser gobernadas por el sistema
legal que mejor se acomode a proyectos que se pretenda desarrollar. Es decir,
bajo ese esquema, en una región geográfica constituida como propiedad privada
en forma de Sociedad, pueden establecer una estructura legal tipo Hong Kong,
Singapur, Dubái etc. sin necesidad que sea autorizada por el gobierno, pues
ello se ampara en el acuerdo de 1958 y se respeta.
En los EU muchas
empresas deciden ser legalmente incorporadas en Delaware porque ese estado
ofrece el mejor esquema legal para negocios. Pero muy pocos expertos saben que
ese tipo de cacería por el mejor sistema legal, se puede llevar a cabo a nivel
mundial y es lo que las grandes empresas internacionales han hecho durante años.
Ellos identifican el mejor conjunto de leyes internacionales para construir el
esquema legal de las Ciudades Libres y privadas.
En otras palabras, en
México se pueden construir “oasis privados” de libertad económica cobijados por
sistemas legales importados, desde Hong Kong, Singapur o Dubái, armados con sus
propios tribunales privados en donde jueces, importados o nacionales
entrenados, dirimen las diferencias en arbitraje. Se pudiera describir como un
club privado en el cual sus socios se comprometen a respetar una serie de
reglas estipuladas en algo similar a una pequeña constitución. Quien no lo haga,
es enfrentado en tribunales privados dentro de la ciudad y al momento que el
juez dicte sentencia, su ejecución es obligatoria y se cuentan con los medios
para forzar su cumplimiento.
¿Es esto una zona
libre? No porque las zonas libres deben ser autorizadas por sus gobiernos y ya puedo
visualizar esta discusión en el congreso mexicano con participación de Noroña y
Cia. La Ciudad Libre no requiere esa autorización, se asemeja en un 90% a las
verdaderas zonas libres y es totalmente privada. Todos los servicios son
privados desde policía, agua, energía, hasta recolección de basura.
Dame ejemplos le
solicito: “Si en la ciudad libre alguien requiere crédito para construir un
hotel, lo puede fondear con un banco extranjero utilizando contratos basados en
legislación Hong Kong evitando lo que tanto teme la banca extranjera, el
sistema legal mexicano. Si una empresa de tecnología quiere establecerse, su
comportamiento puede ser regido por la misma estructura legal de las grandes
áreas tecnológicas de Singapur. La misma legislación financiera, estilo Hong
Kong, puede ser utilizada para los bancos operando en la ciudad libre.”
Pero ¿Lo va a permitir
el gobierno mexicano? Pregunto yo ahora. “Debe hacerlo respetando el compromiso
internacional que adquirió. Ahora, un gobierno que combata regiones que no
ocuparán el 1% de su territorio generando el 90% de su PIB, me parece que no es
un gobierno que trabaje para su pueblo.” ¿No serán cuentos chinos como los de
Oppenheimer? Pregunto en plan de broma. Me responde Michael; “no, los verdaderos
cuentos chinos, ahora hazañas chinas, son los de esa nación creciendo al 12%
debido a sus zonas libres. Esos cuentos serán la historia económica del futuro.”
Si México despierta
ante esta posibilidad, no será por iniciativa de un gobierno que nunca le ha
permitido esa libertad, será liderado por una nueva ola de creativos empresarios
que, además de entender la posibilidad de su histórica aportación, se darán
cuenta son también proyectos exageradamente rentables. Si en el norte de México,
como en la costa de China, florecieran las ciudades libres, en pocos años
podemos ser el milagro del siglo XXI.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario