Demos cracía vs. res pública en la historia
Por Armando Ribas
Al momento de escribirse estas líneas no se
conocían los resultados de las elecciones de Venezuela, pero el planteo de la
misma muestra una vez más la confusión existente respecto al concepto mismo de
democracia. Ya en anteriores oportunidades me he permitido señalar que la
democracia ha dejado de ser conceptual para pasar a ser un juicio de valor.
Pero al mismo tiempo que se carece de una definición clara de democracia se
pierden de vista igualmente las supuestas virtudes de la misma. Así la
izquierda apropiada de la supuesta ética política defiende con vehemencia e
inteligencia la estupidez que entraña el socialismo que constituye la virtual
preminencia de la demagogia.
La supuesta ética igualitaria implica de hecho la
apropiación del poder político absoluto en nombre de los derechos del pueblo.
Recordemos que cuando los derechos son del pueblo el individuo carece de ellos.
Así se pasa de la desigualdad económica resultante de la creación de riqueza, a
la desigualdad política resultante del reparto en nombre del interés general.
Por supuesto el interés particular se desconoce éticamente como contrario al
interés general que justifica el poder político ilimitado, y su consecuencia la
pérdida de la libertad.
Así se ha supuesto que la democracia impera cada
vez más en el mundo occidental, constituido por supuesto por Europa y los
Estados Unidos, y más recientemente América Latina, por más que Huntington no
nos reconociera como tal. A partir de esa equívoca concepción se ignoran los
principios ético políticos que determinaran la creación del sistema que
cambiara la historia del mundo en el cual surgiera la libertad y la creación de
riqueza por primera vez en la historia. Sistema que lamentablemente fue
denominado capitalismo por Karl Marx para descalificarlo éticamente como
producto de la explotación del hombre por el hombre.
Ese sistema fue la aparición por primera vez en la
historia de que en reconocimiento de la naturaleza humana tal cual es John
Locke determinara la necesidad de la limitación del poder político (Los
monarcas también son hombres) y el derecho a la búsqueda de la propia
felicidad. Esos principios fueron reconocidos por primera vez en 1688 por la
Glorious Revolution en Inglaterra, y su consecuencia fue la posterior
Revolución Industrial. Esas ideas cruzaron el Atlántico, no como se ha
pretendido en el MayFlower, sino a través de una clase dirigente, hoy
reconocida como los Founding Fathers, y así fueron incluidas en la Constitución
de 1787 y el Bill of Rights de 1801. Las mismas fueron puestas en práctica por
primera vez por el Juez Marshall en el caso Marbury vs. Madison, en el cual se
estableció el rol preminente del poder judicial y de la Corte Suprema para
decir que es la ley, de conformidad con los principios establecidos en la
Constitución.
Bastaría tomarse el trabajo de leer ¨El
Federalista¨ para tomar conciencia de la diferencia entre el Rule of Law que
determinara el sistema político americano y la democracia tal como se percibe e
impera hoy en el Mundo Occidental y Cristiano en violación del principio
reconocido por Jefferson: ¨Un despotismo electivo no fue el gobierno por el que
luchamos¨. Así Madison reconoció primeramente que las mayorías no tenían el
derecho a violar los derechos de las minorías y la necesidad de la limitación
del poder político. ¨Si los hombres fueran ángeles no sería necesario el
gobierno, y si fueran a ser gobernados por ángeles no se requeriría ningún
límite al poder, pero ¿Que es el gobierno? Es una administración de hombres
sobre hombres¨.
Recordemos entonces que el primer principio del
Rule of Law es el reconocimiento de los derechos individuales, a la vida, la
libertad, la propiedad y la búsqueda de la propia felicidad. Como bien señalara
Ayn Rand los derechos individuales en el sentido americano, jamás fueron
comprendidos por los europeos. Y yo insisto que aun no los reconocen. La mera
idea de un partido socialista constituye una violación a priori de la
Constitución de Filadelfia, pues pretenden desconocer los derechos de propiedad
en virtud de la supuesta equidad de la igualdad, que como bien señalara
Aristóteles constituye una iniquidad.
Por tanto igualmente podría decir que todo intento
igualitario en Estados Unidos, tal como pretende el presidente Obama constituye
una violación de la Constitución. En particular la violación del derecho a la
búsqueda de la propia felicidad, que diría que constituye la esencia ética del
Rule of Law al reconocer jurídica y políticamente la eticidad de los intereses
particulares. Todo intento de desconocerlo o ignorarlo, tal como acontece en
América Latina, constituye el debido proceso a la dictadura en función de los
supuestos intereses generales.
Como bien dijera Alberdi: ¨El egoísmo bien
entendido de los ciudadanos, es solo un vicio para el egoísmo de los gobiernos
que constituyen los estados¨. Y no olvidemos que fue Argentina el segundo país
del mundo en instaurar el Rule of Law a partir de la Constitución de 1853. Fue
así que tal como reconociera recientemente Mario Vargas Llosas la Argentina se
adelantó a Europa durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Alcanzando a ser el séptimo país del mundo. Es decir hasta que incorporara las
doctrinas europeas del fascismo y del socialismo con el advenimiento de Perón y
su continuidad al presente que marcaron su decadencia. Lamentablemente el
realismo de esa historia de excelencia o se ignora o se descalifica
políticamente en Argentina.
Vemos entonces la confusión reinante en el mundo.
El socialismo parece imperar éticamente y el nacionalismo pretende ser la
excusa para el poder político interno en nuestros países. Tendría que referirme
a la China y al Medio Oriente, pero insisto que el primer paso es comprender la
realidad de Occidente, para entender el mundo en que vivimos a partir de la
supuesta globalización. Solo así podremos saber los riesgos que corremos y cual
es el camino para evitarlos. Por tanto no olvidemos que la economía es el
resultado de los sistemas éticos, políticos y jurídicos que determinan nuestro
comportamiento. Donde se desconocen los derechos de propiedad no existe el
mercado. Así tenemos la obligación de superar la inteligencia en la
presentación de la estupidez
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