Cinco razones por las que Estados Unidos puede esquivar una recesión dolorosa
Con los mercados financieros conmocionados y con los precios de los bienes raíces en Estados Unidos que siguen cayendo, se habla mucho de que una recesión es casi inevitable.
Sin embargo, la economía estadounidense podría eludir un bajón doloroso. En la última encuesta realizada por WSJ.com, la página Web de The Wall Street Journal, la posibilidad de que EE.UU. entre en recesión, definida como dos caídas trimestrales consecutivas del Producto Interno Bruto, llegó a 38%. Se trata de la cifra más alta de los últimos dos años, pero la mayoría de los economistas piensa que EE.UU. no va a caer en una recesión.
"Buena parte de la resistencia de la economía estadounidense no se toma debidamente en cuenta", dice Steven Wieting, economista de Citigroup. "No está claro que se trate de una carga tan grande que no podamos salir adelante", observa.
Es imposible saber a ciencia cierta lo que va a pasar. Predecir la trayectoria de la economía es especialmente difícil durante los puntos de inflexión y la economía está enviando señales confusas. Hay razones, sin embargo, para pensar que la economía estadounidense no va a caer en un precipicio.
La Fed está en ello. La Reserva Federal, que ha recortado su tasa de interés de referencia en un punto porcentual desde agosto, podría seguir reduciendo las tasas hasta mediados del año entrante para atenuar los golpes provenientes de los mercados de crédito y de bienes raíces. La Fed también está experimentando con nuevas herramientas para aliviar la contracción del crédito y estimular a los bancos a que no dejen de otorgar préstamos.
Las medidas de la Fed tal vez ya hayan ayudado. Habitualmente, las recesiones no se inician cuando las tasas de interés son tan bajas como en la actualidad, dice Joseph LaVorgna, economista jefe para EE.UU. de Deutsche Bank. La tasa de fondos federales, que se cobra a los préstamos interbancarios, alcanzó un máximo de 3% real en el ciclo actual, muy por debajo del 4% previo a la recesión de 2001 y al 5,3% antes de la recesión de 1990-91. "Estamos cifrando muchas esperanzas en la Fed", dice LaVorgna. "Una Fed proactiva y tasas bajas desde un comienzo son dos factores muy poderosos para impedir una recesión".
La economía global apuntala a EE.UU. El crecimiento de la economía mundial ha elevado la demanda por bienes estadounidenses, lo que ha contrarrestado la caída en el consumo interno. Los mercados emergentes, que absorben más de la mitad de las exportaciones de EE.UU., siguen creciendo, algunos a un ritmo acelerado.
La debilidad del dólar, que se debe en parte a la baja de tasas decretada por la Fed, abarata el costo de las exportaciones estadounidenses e incentiva a que las multinacionales de otros países inviertan en EE.UU. para reducir sus costos.
La economía aún genera empleo. El mercado laboral experimenta una caída modesta en los niveles de contratación, pero no un drástico aumento en los despidos. Aunque las empresas ligadas a los bienes raíces y las finanzas están despidiendo a más gente, el crecimiento en el sector servicios sigue siendo robusto y otros sectores siguen a flote. Los economistas que participaron en la encuesta de WSJ.com predicen la creación mensual de 84.000 empleos, en promedio, no ligados a la agricultura en el transcurso del próximo año. Esto haría que los ingresos sigan creciendo y los consumidores sigan gastando.
La crisis inmobiliaria seguirá, pero gran parte del daño ya está hecho. Durante buena parte de esta década, la construcción de viviendas ha sido uno de los principales motores del crecimiento. Desde el año pasado, sin embargo, cuando la construcción de viviendas empezó a derrumbarse, la contribución de los bienes raíces al crecimiento de EE.UU. ha caído en forma significativa. Ahora, el aporte del sector de la construcción residencial es tan bajo, que hay poco margen para que afecte aún más el crecimiento.
El gasto fiscal sigue siendo fuerte. El gasto del gobierno —no solamente de Washington, sino también de los gobiernos estatales y locales— sigue siendo dinámico. Este año, el gasto de los gobiernos estatales y locales está contribuyendo un 25% al crecimiento del PIB. "El gasto local y de los estados ha sido un héroe al cual no se le han cantado sus victorias", dice LaVorgna.
Las probabilidades de una recesión ciertamente han aumentado y los cielos están nublados. Pero hay una probabilidad de que el tiempo se despeje hacia mediados del año entrante.
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