02 enero, 2008

Sarkozy quiere que Francia sea el "alma del nuevo Renacimiento" en el mundo

El omnipresente e hiperactivo Sarkozy pretende que 'Francia muestre el camino'.

París, - El presidente francés, Nicolas Sarkozy, desea hacer de Francia, con una "política de civilización", "el alma" del "nuevo Renacimiento" que necesita "nuestro viejo mundo", según dijo en su mensaje radio-televisado de felicitación de Año Nuevo a sus compatriotas.

El conservador Sarkozy, que ha revolucionado el estilo y la función presidencial desde que sucedió a Jacques Chirac en el Elíseo en mayo, cumplió con este tradicional mensaje de fin de año a sus compatriotas flanqueado por las banderas francesa y europea, pero con innovaciones: lo pronunció en directo por televisión y hubo traducción en lenguaje gestual para los sordos.

En un balance de sus primeros ocho meses en el cargo, defendió su acción pero también admitió que pudo haber cometido "errores", pidió paciencia a sus compatriotas -"todo no puede resolverse en un día"-, y dijo que los primeros resultados deberían percibirse en 2008, pese a la coyuntura internacional "frenada por la crisis financiera".

Sarkozy prometió continuar la política de "profundo cambio" que ha emprendido con su Gobierno para subsanar el "retraso" acumulado por Francia "en la marcha del mundo".

Pasada la primera etapa de "la urgencia", con reformas lanzadas en los más diversos frentes -dijo-, se abre en 2008 una segunda etapa, "la de una política que atañe más a lo esencial".

Una política que atañe "a nuestra forma de ser en la sociedad y en el mundo, a nuestra cultura, nuestra identidad, nuestros valores, nuestra relación con los demás, es decir en el fondo a todo lo que hace una civilización", resumió.

Tras afirmar que desde hace demasiado tiempo la política se ha reducido a la "gestión", se declaró convencido de que en la época actual se necesita lo que llama "una política de civilización".

"No resolveremos nada si no construimos la escuela y la ciudad del siglo XXI, si no ponemos en el corazón de la política" la preocupación por "la integración, la diversidad, la justicia, los derechos humanos o el medio ambiente", "si no recuperamos" el sentido de la "responsabilidad, respeto y solidaridad", o "si no actuamos para moralizar el capitalismo financiero", afirmó.

El omnipresente e hiperactivo Sarkozy pretende que "Francia muestre el camino".

Es lo que hará, dijo, cuando Francia asuma la Presidencia semestral de la Unión Europea el próximo 1 de julio, y es lo que quiere hacer con "La Unión por el Mediterráneo, que es un gran sueño de civilización".

Este proyecto, destinado a fomentar programas concretos de cooperación entre los países de las dos orillas del Mare Nostrum, será lanzado en una cumbre el próximo 13 de julio en París, según anunciaron Sarkozy y los jefes de Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, e Italia, Romano Prodi, hace unos días en Roma.

Mostrar el camino es también lo que pretende que haga Francia en todas partes en el mundo para "devolver la esperanza a los que la han perdido. Es, por supuesto, lo que, superando nuestras dudas y angustias, debemos hacer primero para la propia Francia" "Nuestro viejo mundo necesita un nuevo Renacimiento. Que Francia sea, pues, el alma de este Renacimiento. Es mi deseo más ferviente para este año entrante", concluyó Sarkozy.

Al hablar del papel de Francia en el mundo, reivindicó su acción para "desbloquear a Europa", una Europa que "siempre" ha visto como "indispensable", con el tratado simplificado firmado en Lisboa este mes y que reemplaza a la Constitución rechazada por los electores franceses y holandeses en sendos referendos en 2005.

Otra urgencia de sus primeros ocho meses en el cargo era que Francia reanudara el diálogo "con todos para poder desempeñar el papel que debe ser el suyo al servicio de la paz y el equilibrio en el mundo, de los que sufren, de los niños y mujeres martirizados, de los que en el fondo de sus prisiones esperan que Francia hable y actúe por ellos".

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