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Wall Street cierra febrero en rojo con la segunda peor caída del año del Dow Jones
La Bolsa de Nueva York cerró hoy la última sesión del mes en rojo y el Dow Jones de Industriales cayó un 2,51 por ciento, por la inquietud de los inversores sobre la marcha de la economía estadounidense, en una semana marcada por récords en el precio del crudo y en la depreciación del dólar ante el euro.
El índice Dow Jones de Industriales (DJI.NY ), el más importante de Wall Street, bajó 315,79 puntos (2,51 por ciento), para situarse en las 12.266,39 unidades, y los 30 valores que lo componen acabaron en territorio negativo.
La segunda peor caída
Se trata de la segunda peor caída que ha sufrido el Dow Jones en lo que va de año, después de que el pasado 5 de febrero cediera 370,03 (2,93 por ciento).
El mercado Nasdaq (NDX100.NQ ), en el que cotizan gran parte de las empresas de tecnología e internet, descendió 60,09 puntos (2,58 por ciento) para colocarse en 2.271,48 unidades.
El selectivo S&P 500, que mide el rendimiento de las 500 principales empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York, perdió 37,05 enteros (2,71 por ciento), hasta las 1.330,63 unidades.
En conjunto, el índice NYSE, que incluye a todos los valores que cotizan en Wall Street, retrocedió 259,42 puntos (2,81 por ciento) hasta las 8.962,46 unidades.
Un pesimismo reinante
En lo que va de año, el Dow Jones ha caído un 7,5 por ciento, el Nasdaq un 14,3 por ciento y el S&P 500 un 9,5 por ciento, arrastrados todos por el pesimismo reinante sobre la evolución de la economía estadounidense debido a la crisis crediticia que afecta al país.
Ese pesimismo se vio hoy alimentado por el anuncio de la Universidad de Michigan de que el índice de confianza de los consumidores estadounidenses en la economía cayó en febrero al nivel más bajo en 16 años.
El índice se situó en 70,8 puntos frente a los 78,4 que tenía en enero, y quedó en la cifra más baja registrada por esta Universidad desde que en 1992 comenzó a elaborar el índice.
Además el Departamento de Comercio informó hoy que el gasto de los consumidores, que equivale a más de dos tercios del Producto Interior Bruto (PIB) en Estados Unidos, se mantuvo casi sin cambios en enero por tercera vez en los últimos cuatro meses.
El Departamento de Comercio señaló que el gasto nominal de los consumidores subió un 0,4 por ciento ese mes, pero la inflación del 0,4 por ciento en enero anuló la diferencia.
Ello quiere decir que, aunque en términos nominales el gasto ha subido, en buena medida este se va para cubrir los precios más altos de combustibles y alimentos.
Caída de Dell
Al pesimismo de Wall Street también contribuyó la fuerte caída de las acciones del fabricante de ordenadores Dell (DELL.NQ ) y la aseguradora American International Group (AIG) (AIG.NY ), un día después de que ambas presentaran unos resultados que fueron interpretados en la plaza neoyorquina como una muestra más de ralentización económica en el primer caso, y de efecto de la crisis crediticia en el segundo.
Los inversores siguieron hoy preocupados por la debilidad del dólar frente al euro y el alza del crudo, después de que la moneda europea batiera el jueves el récord de 1,52 dólares y el barril de petróleo de Texas alcanzara un máximo histórico de 102,59 dólares.
El dolar recupera terreno
El dólar recuperó hoy algo de terreno perdido frente al euro, mientras que el barril de petróleo de Texas bajó 75 centavos en la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX) para cerrar a 101,84 dólares.
La Bolsa de Nueva York movió hoy 1.757 millones de acciones y el Nasdaq unos 2.459 millones de títulos, en una sesión en la que la Reserva Federal inyectó 12.750 millones de dólares al sistema monetario.
En el mercado secundario de la deuda, las obligaciones a diez años subieron y ofrecían una rentabilidad, que se mueve en sentido contrario, del 3,59 por ciento frente al 3,67 por ciento del cierre del jueves.
por Manuel Hinds
Manuel Hinds ex Ministro de Finanzas de El Salvador y autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (Council on Foreign Relations, 2006).
Anteriormente he indicado las interrelaciones tan estrechas que existen entre el desarrollo social y el desarrollo económico, tan cercanas que a cierto nivel de generalidad se confunden. En el largo plazo, la política social se convierte en la política económica, ya que la única base sostenible del desarrollo económico es la inversión en capital humano, que es el contenido de la política social. Por otro lado, la política económica se convierte en la base de la política social, ya que la economía es la que tiene que generar los recursos para invertir en capital humano. En el largo plazo, que es el plazo en el que se mide el desarrollo, uno puede apostar con gran seguridad que los países que han convertido sus economías en economías del conocimiento, son los que más se han desarrollado social y económicamente.
Hay dos cosas que es importante notar en esta relación, sin embargo: La primera es que puede haber desviaciones en el corto plazo, de tal forma que un país con mayor desarrollo social y humano resulta ser menos rico que uno con menor desarrollo social. Estas desviaciones se presentan por dos razones: una es la que sucede cuando un país que, como Venezuela, depende del petróleo y experimenta un aumento en el precio de este producto.
Estas desviaciones no son sostenibles en el tiempo. La segunda razón por la cual un país puede ser menos rico que lo que su capital humano le permitiría es la adopción de un modelo de desarrollo económico, que reduce la eficiencia con la que usa dicho capital humano. Es algo muy tonto de hacer pero es un error muy común, en realidad es la base de la pobreza de los países.
Esta ha sido la conclusión de la larga búsqueda de los factores que explican las enormes diferencias en el nivel de producción y desarrollo por habitante que hay entre los distintos países del mundo. Las investigaciones han distinguido entre dos aspectos de los recursos que los países han aplicado en su desarrollo: la cantidad del recurso y la eficiencia con la que éste es usado. Los recursos que se han incluido en los análisis han sido el capital humano y el capital físico. De esta manera, los análisis han comparado el nivel de desarrollo de todas las economías del mundo, medido en términos de ingresos por habitante, con la cantidad de capital humano y físico que tiene cada uno de estos países y con la eficiencia con la que dichos capitales son usados.
El resultado de estos análisis es que las cantidades de los recursos explican un poco de las diferencias de ingresos, pero que la abrumadora mayoría de estas diferencias se explican sólo cuando se toman en cuenta las eficiencias en el uso de los recursos. Como lo explica el Premio Nóbel de Economía Edward C. Prescott, cuando todos los factores han sido analizados, uno encuentra que Estados Unidos es 27 veces más rico que Bangladesh, no porque tenga más capital (que sí lo tiene) o que tiene más capital humano (que también lo tiene), sino mayormente porque usa su capital humano y físico con mucha más eficiencia que Bangladesh. Si Bangladesh sólo igualara la eficiencia con la que Estados Unidos usa el capita físico y humano, sin incrementar dicho capital, el país seguiría siendo más pobre que Estados Unidos, pero su ingreso por habitante sería una tercera parte del de los Estados Unidos, no una veintesieteava parte como es ahora.
Dicho de otra manera, Bangladesh podría multiplicar su ingreso por habitante por nueve veces sin tener que invertir más en capital humano y físico. A esta eficiencia en el uso de los factores de producción se le llama la Productividad Total de los Factores.
Esta es la que hay que maximizar. Los factores que hay que mejorar para hacerlo incluyen la libertad económica (que es considerada una de las bases fundamentales de la productividad total de los factores), la facilitación de los negocios y las inversiones, y todos los indicadores que incluyen en la medición de la competitividad, incluyendo el desarrollo institucional de la justicia. Los países desarrollados comprendieron ya hace mucho tiempo que esta eficiencia es la que hay que maximizar, de tal manera que actualmente todos los países desarrollados se parecen en sus políticas económicas y sociales en términos de que todas están basadas en la libertad económica y otras políticas que aumentan la productividad total de los factores, independientemente de la ideología de los gobiernos de turno.
Por otro lado, así como la libertad económica está asociada con el desarrollo económico y social, la falta de dicha libertad está asociada con el atraso económico y social. Como resultado, el grado de intervención del gobierno en la economía se ha convertido en un factor que no explica si un gobierno es socialista o no, sino solamente si dicho gobierno es atrasado o no. No queremos quedarnos entre los atrasados.
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