Vargas Llosa
Don Mario, ¿usted liberal?
Juan Morote
Hayek (liberal al que usted parece ignorar) decía que el aceptar las consecuencias de la decisión propia es la verdadera esencia de toda moral que merezca ese nombre.
"Política razonable" es como ha tildado Vargas Llosa, en un libro coral de idéntico título, a algunas de las tropelías que ha cometido el Gobierno socialista en la última legislatura, y que le han llevado a tomar la determinación de retirar su apoyo al Partido Popular en estas elecciones y dárselo a UPyD. Concretamente porque no se siente representado en actitudes conservadoras reticentes respecto al laicismo, el matrimonio homosexual y la adopción por parte de los mismos, o la despenalización del aborto.
No contento con lo anterior, ha apelado a su condición de "liberal" para apoyar las tesis contrarias, a saber: la creación de una sociedad laicista (dizque laica), la despenalización del aborto y el derecho de los homosexuales a adoptar. Y esto, so pretexto de que son medidas que aumentan los derechos humanos en España.
Me conmueve, don Mario, su preocupación por la situación de los derechos humanos en España, desde que está usted sobre el tema no sabe lo tranquilo que me quedo, casi tanto como cuando Barrionuevo presidía la comisión de derechos humanos del Congreso de los Diputados y Josu Ternera se apostaba en la homóloga del Parlamento Vasco.
Supone una desvergüenza que apele usted a su supuesta condición de liberal; nunca fui yo capaz de detectar en sus libros la huella de pensadores liberales como Bastiat, Menger o Mises para avalar sus posiciones. Va usted de niño con juguete roto buscando un protagonismo de segunda: usted quería ser presidente de un país, y cuando perdió las elecciones, se exilió en España, ¡qué modelo de coherencia, don Mario! Está usted para dar lecciones.
El pensamiento liberal, al que usted, ignorándolo, dice pertenecer, se basa en la creencia de la igual libertad para todos, y en la abstención de cualquier conducta que pueda impedir que la igual libertad sea efectiva. Esto contradice especialmente su posición en el tema del aborto libre, que no es más que un asesinato de un hombre germinante, y no de un germen de hombre como lo ve usted. El aborto libre no es un acto de libertad, es un acto de irresponsabilidad; y no hace más libre a las personas, sino menos, y mucho menos humanos a quienes lo fomentan. El desligar la acción de su consecuencia, la libertad de la responsabilidad, es más propio de los descerebrados del mayo francés que de un liberal. Hayek (liberal al que usted parece ignorar) decía que el aceptar las consecuencias de la decisión propia es la verdadera esencia de toda moral que merezca ese nombre.
Y por lo que respecta a la adopción de niños, debería usted reparar en el pequeño detalle de que el derecho no es del adoptante, sino del niño. Que siendo el niño huérfano tiene derecho, este sí tiene derecho, a una familia con un padre y una madre que garanticen su equilibrado desarrollo intelectual. Lo del adoptante, apréndaselo, no es un derecho, sino en todo caso una pretensión más o menos legal.
Usted es como muchos otros que van de liberales por la vida, porque creen que adoptar esa pose es moderno, diferente y suena bien. Pero cuando ha bajado la guardia, quizá por la edad, ha salido el progre irredento que aguardaba en su interior desde los ochenta. Gracias por quitarse la careta.
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