El libre comercio, en la mira
Las declaraciones de los aspirantes presidenciales Barack Obama y Hillary Clinton acerca de que "abandonarían" el acuerdo de libre comercio con México son probablemente tan sólo teatro político, pero es una irresponsabilidad.
Las palabras cuentan. Aunque la escalada de críticas de Clinton y Obama al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) sean solamente retórica destinada a ganar votos de los sindicatos obreros en las elecciones primarias de hoy en Ohio, uno de los estados más proteccionistas del país, el discurso anti-Nafta contribuye a crear una atmósfera de opinión pública que puede perjudicar los acuerdos de libre comercio e inversiones pendientes de Estados Unidos en toda América latina.
"Es un discurso inmensamente dañino para la posición de Estados Unidos en América latina", me dijo el vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, cuyo país está luchando por lograr que el Congreso norteamericano apruebe un acuerdo de libre comercio firmado entre Washington y Bogotá.
"Es una bomba política y económica que puede tener enormes efectos en la región."
Muchas compañías se establecen en América Latina para poder exportar sus productos con tarifas aduaneras preferenciales al mercado estadounidense. La idea de que Estados Unidos podría retirarse de los acuerdos comerciales ya firmados "genera dudas entre los inversionistas y desalienta la inversión", dijo Santos.
El canciller de Panamá, Samuel Lewis, cuyo país también está esperando que el Capitolio ratifique un acuerdo bilateral de libre comercio, me dijo que la retórica anti-Nafta causa "sorpresa y preocupación" en Panamá, sobre todo por el temor de que "se pueda traducir en una consideración real de revisión del acuerdo" con México.
La mayoría de los economistas coinciden en que el Nafta ha sido positivo para México, Canadá y Estados Unidos. El comercio entre los tres países ha crecido más de 200% desde que entró en vigor el tratado.
El Nafta ha permitido que México aumentara sus exportaciones a Estados Unidos en un 400% y que haya recibido 120.000 millones de dólares en inversiones estadounidenses en el transcurso de los últimos 14 años, un promedio anual cinco veces superior al que recibía antes del tratado.
De no ser por el Nafta, la economía de México crecería aún más lentamente, o no crecería, y la amenaza de la explosión social se convertiría en una pesadilla para Estados Unidos.
Y las afirmaciones de Clinton y Obama en el sentido de que el libre comercio con México ha causado grandes pérdidas de empleos en Estados Unidos son engañosas, señala la mayoría de los economistas.
En primer lugar, el déficit comercial de Estados Unidos con México es relativamente pequeño: mientras Estados Unidos tiene un déficit comercial de 256.000 millones de dólares con China, en el caso de México es de sólo 74.000 millones, y en gran parte se debe al alza de los precios del petróleo.
Segundo, México es el segundo mercado más importante del mundo para las exportaciones estadounidenses, después de Canadá, y una fuente importante de empleos en las industrias de exportación de Estados Unidos. Mientras Estados Unidos exporta a México 134.000 millones de dólares anuales, sus exportaciones a China son de 55.000 millones anuales.
Tercero, una renegociación del Nafta abriría una caja de Pandora, ya que México exigiría renegociar las cláusulas sobre sus propios productos afectados por acuerdo y los políticos mexicanos reclamarían concesiones estadounidenses en materia de inmigración.
Cuarto, una interrupción del libre comercio con México encarecería los productos mexicanos en el mercado estadounidense. Estados Unidos perdería competitividad en el mundo y contribuiría a crear un clima antiglobalización que terminaría perjudicando sus propios intereses económicos.
"Hay que tener cuidado con lo que uno desea", me dijo Arturo Sarukhan, el embajador mexicano en Washington. "La manera en que se está hablando sobre el libre comercio, especialmente en momentos de una desaceleración económica, no sólo podría perjudicar la competitividad de Estados Unidos, sino también obstaculizar los esfuerzos de quienes creemos que la apertura de los mercados ayuda a lograr un crecimiento sostenido."
Mi opinión: en lo que hace a América latina, las declaraciones de Clinton y Obama sobre el libre comercio son tan irresponsables como las declaraciones de casi todos los aspirantes presidenciales republicanos sobre la inmigración.
Es una pena. Las primarias pronto pasarán al olvido, pero las imprudentes declaraciones de los candidatos de ambos partidos dejarán su marca en la opinión pública norteamericana. Y eso terminará perjudicando tanto a Estados Unidos como a México y al resto de la región.
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