17 marzo, 2008

El costo de la revolución de Fidel

por Gabriela Calderón

Gabriela Calderón es editora de ElCato.org y columnista de El Universo (Ecuador).

Guayaquil, Ecuador— El 19 de febrero Fidel Castro “abdicó” luego de haberse aferrado al poder por más de 49 años. Después de casi medio siglo del experimento comunista en esa isla tenemos suficiente evidencia para precisar el tremendo costo social y humano que ha impuesto ese descabellado modelo en la sociedad cubana.

Los que hablan del progreso en educación y salud de la isla caribeña muchas veces ignoran o deciden no contarnos que para 1958 —antes de que Castro tomase el poder—Cuba ya era una de las naciones más avanzadas en Latinoamérica en ambos aspectos. No obstante, en otros aspectos económicos y sociales Cuba ha empeorado desde la revolución de 1959.

Veamos: En 1957 la tasa de mortalidad de Cuba era la más baja de Latinoamérica y la número 13 alrededor del mundo, inclusive más baja que la de países tales como Francia, Bélgica, Italia, España y Japón. Para 2005, todas esas naciones antes mencionadas habían sobrepasado a Cuba en este indicador.1

Cabe recalcar que —según la Dra. Hilda Molina, fundadora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) de Cuba— “Jamás el régimen comunista ha garantizado a los que habitamos esta isla, ni igualdad ni equidad en lo que a servicios médicos se refiere. La elite gobernante, sus familiares, amigos y protegidos, han recibido siempre una atención diferenciada, superior a la de la población”.2

Cuba era uno de los países con la tasa de alfabetización más alta de Latinoamérica desde antes de que entrara Fidel en escena. Aunque es cierto entre 1953 y 2005 este indicador mejoró en un 31,3%, también es verdad que este progreso fue mayor en otros países latinoamericanos como Paraguay (37,5%), Colombia (49,6%), Brasil (80,8%), El Salvador (91,9%), República Dominicana (102,3%) y Ecuador (62,5%).3

Para 1988, último año en que el gobierno castrista ha permitido que se obtenga información, el número de automóviles per cápita en Cuba había disminuido desde los 1950s, siendo así el único país en el hemisferio en el que esto había sucedido.

Mientras que para 1995 la penetración de las telecomunicaciones había aumentado por lo menos 200% en todos los países latinoamericanos, Cuba permanecía congelada en los niveles de 1958.4

En cuanto a la producción podemos tomar como ejemplo la producción de arroz, la cual entre 1961 y 2005 aumentó en un 214% en Cuba. Durante el mismo periodo países como Bolivia, Ecuador y Venezuela aumentaron su producción de arroz en 787%, 577% y 1.077%, respectivamente.5

En cuanto a las exportaciones, mientras que durante 1958 y 2000 las exportaciones mexicanas experimentaron un crecimiento de 22.516% y las ecuatorianas 5.738%, las cubanas apenas se duplicaron (111%).6

Finalmente, quiero mencionar el costo que considero más alto y moralmente injustificable: las muertes causadas por la revolución cubana. Para el día en que Fidel abdicó, el Archivo Cuba de Nueva Jersey (en un informe constantemente actualizado a cargo del economista Armando Lago la directora del archivo, María Werlau) había documentado 85.675 muertes causadas por la revolución cubana. 77.833 de ellas son un cálculo aproximado de los cubanos que han muerto en el mar tratando de huir de la Cuba de Fidel.7

49 años es demasiado tiempo para una revolución, peor si esta lo único que ha logrado es hacer de una de las naciones más avanzadas de Latinoamérica, una de las más atrasadas. El retiro de Fidel es un paso más hacia una Cuba Libre.

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