12 marzo, 2008

Ideas al vuelo


¿Otro petardo de los "ruido-traficantes"?


Ricardo Medina Macías


¡Qué chistoso! Los acusadores de dedo flamígero, los que agitan en su mano las presuntas "pruebas" de tremendos delitos frente a las cámaras y a los micrófonos, no han atinado a presentar una denuncia ante las autoridades competentes. Y el presunto acusado, en cambio, entrega a la PGR, para que lo investiguen, un buen número de documentos. Me huele a que, ¡otra vez!, el legítimo charlatán y sus huestes nos han tomado el pelo.


El lunes anunciaron con voz tronante que presentarían ante las autoridades competentes, al día siguiente, una denuncia en contra de Juan Camilo Mouriño, el actual secretario de Gobernación, dado que, aseguran, cometió delitos tipificados y punibles conforme a diversas leyes.

El martes algunos medios anuncian que es inminente el arribo de los justicieros populares a la Procuraduría General de la República con el "abultado expediente de pruebas". Pero nunca llegan. El que sí presenta documentos acerca del caso ante la PGR, para que se determine si se configura algún delito, ¡es el propio acusado!, al que buena parte de la "comentocracia" mexicana ya le ha hecho juicio sumario con sentencia, moraleja (la moraleja, típica del resentimiento social, dice algo así: "Los riquillos siempre son malos, los pobres siempre son buenos") y sesudo consejo al Presidente, al que cada cual le dice desde su púlpito lo que debe hacer. Todo en un solo paquete.

Es miércoles y me temo que, ¡otra vez!, los traficantes de "ruido" nos han tomado el pelo. Otro petardo estruendoso y sin sustancia, para regocijo de los incompetentes, quienes ven apuntalada su dictadura.

Las democracias que se respetan a sí mismas se fundan en la "doble ele" – ley y libertad, "law and liberty" – y en ellas un principio básico de la vida pública es: "Quien acusa tiene que probar", lo que incluye, desde luego, probar ante las autoridades competentes y conforme a la ley.

Por estas latitudes, en cambio, el supremo criterio de prueba es un sondeo de opinión – "¿usted cree que para tener más petróleo ligero, Pemex le debería echar agua al chapopote?" – y un solemne opinante de oficio que inicia sus peroratas con un apabullante: "Yocrioque sí debe renunciar porque el árbitro mediático – es decir, yo- ya dictó sentencia inapelable…y sí, también yocriqoue le deben echar agua al chapopote, lo exige la opinión pública".

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