12 marzo, 2008

Llueven los pedidos de renuncia del gobernador de Nueva York

El gobernador de Nueva York Elliot Spitzer, al lado de su esposa Silda, aparece en una conferencia de prensa el lunes de 10 de marzo del 2008 en Nueva York.
Mary Altaffer / Foto AP
El gobernador de Nueva York Elliot Spitzer, al lado de su esposa Silda, aparece en una conferencia de prensa el lunes de 10 de marzo del 2008 en Nueva York.

El estado "no puede tener esto colgado sobre su cabeza", dijo el presidente del bloque minoritario de la legislatura, James Tedisco.

Spitzer y su familia, mientras tanto, continúan recluidos en su departamento de la Quinta Avenida, mientras sus correligionarios demócratas tratan de ponerse a su defensa. Un ambiente funerario se impuso sobre la legislatura estatal, donde los rumores y las dudas hacen eco en cada pasillo de este adornado edificio alzado hace 109 años.

El escándalo estalló el lunes al conocerse denuncias de que Spitzer, quien basó su prestigio político en el combate a la corrupción, gastó miles de dólares para pasar una noche con una prostituta llamada Kristen en un lujoso hotel de Washington.

Una fuente policial, que pidió no ser identificada, dijo el martes que Spitzer, de hecho, gastó decenas de miles de dólares con la empresa de prostitución de lujo Emperors Club. Otro funcionario dijo que el total podría ser de 80.000 dólares, aunque no se sabe en cuánto tiempo fue empleado ese dinero.

Spitzer, un demócrata, casado y padre de tres hijas adolescentes, no se dejó ver el martes y se desconocían sus planes. Tres diarios neoyorquinos pidieron su destitución.

Para iniciarle juicio político, Tedisco necesitaría el apoyo de la mayoría demócrata en la cámara baja estatal y una mayoría de dos tercios tanto en el Senado como en la Corte de Apelaciones.

El gobernador cayó bajo sospecha por primera vez debido a las transferencias de pagos de varias cuentas bancarias a una cuenta operada por una banda de prostitución.

Spitzer fue el blanco inicial de la investigación y fue rastreado mediante interceptaciones telefónicas aprobadas por la justicia, según las cuales parece haber convenido el encuentro con una prostituta en un hotel de Washington a mediados de febrero, dijo un funcionario de las fuerzas de seguridad.

La fuente habló con la AP con la condición del anonimato debido a lo sensible de la investigación.

El caso comenzó cuando los bancos notaron las frecuentes transferencias de varias cuentas e informaron de actividad sospechosa al Servicio de Rentas Internas, IRS, dijo el funcionario policial a la AP. Las cuentas fueron rastreadas a Spitzer, lo que hizo que los investigadores sobre corrupción pública abriesen una investigación.

La investigación halló que Spitzer era cliente habitual de Emperors Club. En una declaración jurada ante la corte federal de Manhattan, Spitzer era identificado como el "Cliente 9", según otra fuente que también solicitó el anonimato.

Spitzer presuntamente pagó el pasaje en tren de la prostituta de Nueva York a Washington, lo cual dio lugar a la investigación federal, ya que ella pasó de un estado a otro. No se presentaron cargos contra el gobernador y los fiscales no hicieron declaraciones. Un vocero de Spitzer dijo que el gobernador ha contratado a una importante firma de abogados de Manhattan.

El Cliente 9 pidió que una prostituta de alto precio llamada Kristen viajara de Manhattan a Washington el 13 de febrero en el tren de las 17.39. El dejaría la puerta de su hotel entreabierta, y pagaría todos los gastos.

Le pagó 4.300 dólares a Kristen, calificada por el servicio como una "morena menuda y bonita".

En documentos judiciales, un empleado del Emperors Club fue citado al manifestarle a Kristen que el Cliente 9 "pediría cosas que... tu podrías considerar que no son seguras" y ella respondió "tengo una manera de manejar eso... Yo le diría algo así como, escucha amigo, ¿quieres tener sexo o no?".

Una fuente judicial dijo el martes que esa conversación tendría que ver con la negativa de Spitzer de usar preservativos y la insistencia de la prostituta en el sentido de que se pusiera uno.

Spitzer, de 48 años, fue elegido por un margen histórico y al asumir, el 1 de enero de 2007, juró eliminar la corrupción del gobierno de Nueva York de la misma manera que, siendo procurador general del estado, enfrentó a ejecutivos de Wall Street.

Los medios lo bautizaron "Sheriff de Wall Street" y "Eliot Ness", como el jefe del legendario grupo antimafia "Los intocables".

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