REFLEXIONES LIBERARIAS
¿EL SECRETO DE CHILE?
Ricardo Valenzuela
Durante los últimos 20 años, Chile frecuentemente ha sido citado como un ejemplo económico y político para el resto de las naciones del mundo. Después de su regreso a la democracia ha habido una aprobación general, gran admiración, y el compromiso de los chilenos para continuar el desarrollo económico del país con la misma receta que ha producido esta historia de éxito.
Chile, a nivel mundial, es considerado como un modelo de balance, prudencia democrática y de un eficiente manejo económico. Sin embargo, hace poco tiempo Chile era un muy controversial país a imagen y semejanza del resto de América Latina. Tanto la “revolución de la libertad” del presidente demócrata cristiano Eduardo Frei Sr. (1964-70), como la “ruta legal hacia el socialismo” activada por Salvador Allende (1970-1973), en su momento atrajeron la atención de diferentes segmentos de gente en tiempos diferentes y en diferentes partes del mundo, y finalmente enviaron al país a una espiral de fracasos y desesperación.
En Septiembre de 1973, ante el clamor popular, una junta militar derrocó al presidente socialista Salvador Allende provocando una ola de indignación a nivel mundial ante la destrucción de la democracia chilena. El Gral. Pinochet y sus métodos de gobierno provocaron un rechazo universal, pero, como afirma inclusive Amnistía Internacional, Pinochet respondió sangre con sangre. Sin embargo, desde el principio la transformación económica implementada en Chile de inmediato adquirió un enorme prestigio y aceptación ante las instituciones financieras internacionales.
A partir de mediados de los años 70s, Chile se convirtió en el consentido del FMI y de los bancos internacionales. Chile también se convirtió en el país mas visitado por periodistas representando la prensa conservadora mundial, así como una prestigiada lista de académicos encabezada por los miembros mas distinguidos de la escuela de economía de la Universidad de Chicago, incluyendo al legendario Milton Friedman.
Chile se había convertido en el primer experimento y el ejemplo más famoso de aplicación de las reglas de economía ortodoxa en un país subdesarrollado. Se había convertido en el laboratorio en el cual se probarían las teorías liberales en una nación del tercer mundo, algo nunca intentado. Se había convertido también en el ejemplo del estrepitoso fracaso del socialismo latinoamericano. El comercio internacional fue liberalizado, los precios fueron dejados también a las leyes de oferta y demanda, las empresas estatales fueron privatizadas, el sector financiero desregulado, y las funciones del estado fueron drásticamente reducidas.
En el transcurso de unos cuantos y violentos años, la sociedad chilena fue sujeta a dos proyectos totalmente contradictorios. De 1970 a 1973, el régimen de Allende implementó un programa “antiimperialista” nacionalizando la mayoría de los sectores productivos de la nación, expropiando propiedad privada, y remplazando el mercado con sistemas draconianos de control de precios. Después, de 1974 a 1978, el régimen de Pinochet desarrolló un radical programa de liberación económica basado en el uso indiscriminado de los mecanismos de mercado, el desmantelamiento y reducción del estado, la desregulación del sector financiero, y un discurso en el que se dejaba al mercado la habilidad para resolver prácticamente cualquier problema que enfrentara la sociedad.
El interés en Chile en el exterior creció y atrajo gran solidaridad por otro factor: El grupo de economistas seleccionados por el Gral. Pinochet para la reconstrucción del país, quienes eran conocidos como los “Chicago boys” puesto que todos ellos habían llevado a cabo estudios de post grado en esa prestigiada Universidad americana.
De inmediato los noveles economistas se distinguieron no solo por la audacia de su revolución económica, sino también por su inquebrantable fe en la ciencia económica como la base de legitimación de sus medidas draconianas, y la habilidad del mercado para resolver la multitud de problemas heredados por el sueño socialista. También, de inmediato manifestaron su total rechazo al papel tan activo que el Estado había siempre representado en el desarrollo del proceso. De esa forma el caso chileno se convirtió un modelo, un fenómeno muy especial que no había nacido de alguna experiencia histórica.
Ahora, es importante señalar que el milagro chileno no se dio como el de la multiplicación de los panes y los peces, es decir, al instante. No, se tuvieron una serie de tropiezos que inclusive provocaron una seria resección en 1982, lo que se tradujo en el desembarco de una segunda generación de Chicago Boys aun más determinados y convencidos de las bondades del mercado. Finalmente, en esta segunda fase y después de casi 15 años de ardua lucha sin titubeos ni vacilaciones, el verdadero milagro chileno afloraba a la superficie para admiración del mundo. En esta segunda carga, los Chicago Boys gozaron como nunca de el apoyo incondicional de los militares para establecer todas sus reformas y transformar el país.
Las reformas implementadas por los Chicago Boys hasta la fecha, aunque duras, son consideradas admirables y las bases sobre las que descansa en estos momentos el éxito de Chile. El proceso doloroso al cual Chile fue expuesto después del fracaso del experimento de Allende, es considerado como los cimientos sobre los que descansa la libertad y progreso del país a más de 20 años de distancia.
Chile se adelantó casi dos décadas a los procesos que toda América Latina inició a finales de los 80s luego saboteados. Pero más impresionante, Chile se anticipó con sus reformas, inclusive, a las tan famosas revoluciones de EU e Inglaterra encabezadas por Reagan y la Thatcher. Hay intelectuales que se atreven a afirmar que el exitoso experimento de Chile, fue lo que provocó que el mundo entero abrazara los mercados en los años 80s y 90s, y la inspiración de Gorbachev para darle el tiro de gracia al comunismo soviético.
Con la implantación casi a la fuerza del modelo de mercado libre de parte de los economistas de Pinochet, y el regreso a la democracia servida por él mismo, Chile se ha identificado como el ejemplo mundial de una sociedad que ya no puede combinar desarrollo económico, que beneficia a pocos, con un régimen autoritario que excluye a la mayoría.
Chile se ha convertido en un país en el cual se ha edificado un verdadero capitalismo democrático, un capitalismo incluyente, un nuevo capitalismo para todos. Chile se ha convertido en un oasis de prosperidad en un continente latinoamericano que se ha distinguido, y sigue distinguiéndose, por los fracasos económicos.
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