REFLEXIONES LIBERTARIAS
¿CIBERSTAGFLACION?
Ricardo Valenzuela
Los que tengan edad suficiente pueden recorrer la película de sus memorias hasta los años 70, recordaran cuando el mundo descubrió la Stagflación: Un fenómeno persistente de recesión mezclada con inflación, algo nunca antes visto y herencia de Keynes. Este novedoso jeroglífico requirió de una mancuerna como Ronald Reagan y Paul Volcker para descifrarlo y, sobre todo, poderlo desactivar.
El aceptar un poco de inflación es como pensar que alguna chica está medio embarazada. Aun cuando los EU coquetean con recesión, las estadísticas recientes muestran como los precios al consumidor en Diciembre se situaron casi 5% más arriba que los del año anterior, mismos que solo habían crecido 2.5% en relación al 2006. En la comunidad europea la inflación cabalga casi al 4%, el ritmo más agresivo desde que iniciara la circulación del Euro. La inflación de China, situada en 7%, es la más alta de los últimos 11 años.
De acuerdo con índices producidos por instituciones internacionales de gran prestigio, la inflación global se ubica en un 5%, dos puntos por encima del año pasado. El peor enemigo de una economía, especialmente de los pobres, son esos procesos inflacionarios.
Considerando tendencias históricas, todo esto es algo que “no debería preocupar.” Sin embargo, la tendencia es lo suficientemente agresiva como para cuestionar una serie de posibles desenlaces. Pero considerando otras señales, desde ventas realmente débiles hasta el aumento del desempleo, apuntando a una recesión en los EU, debemos preguntarnos ¿se dirige el mundo hacia una “Stagflación? ¿La necedad del aumento de precios anulará la política de manga ancha que el banco central de los EU ha prometido?
La respuesta depende de la identificación de las fuerzas que presionan los precios a la alza y si esas fuerzas persisten aun cuando las economías se enfrían. Inflación es un fenómeno monetario y la responsabilidad recae en los bancos centrales. Los pesimistas aseguran las condiciones monetarias han permanecido incontrolables esto últimos años—mediante bajas agresivas de intereses y un irracional crecimiento del crédito—particularmente en economías emergentes.
Otros señalan cómo la tarea de los banqueros centrales se ha hecho realmente complicada a medida que la globalización ha transitado de un fenómeno deflacionario hacia el bando contrario, productora de inflación. La tendencia a la baja de precios presionada por productos baratos emergiendo de la china, debe continuar por un tiempo pero la creciente demanda de todo tipo de productos y recursos de parte del mundo desarrollado, continuara presionando el precio de infinidad de ellos hacia una preocupante alza.
Todos estos argumentos son válidos, sin embargo, ninguno afrece una explicación completa de las recientes tendencias de los precios. En algunas economías emergentes políticas monetarias “de manga ancha” claramente alborotan la inflación. En otras, como los estados del Golfo pérsico, es consecuencia directa de sus monedas colgadas a un dólar muy vapuleado.
Sin embargo, en otras partes del mundo la fotografía es menos clara. En China, el temor de explosiones sociales ha provocado el que la inflación sea uno de las más serias preocupaciones del gobierno obligándolos a establecer control de precios. La acumulación de inmensas reservas internacionales ha provocado un crecimiento interno del dinero y las tendencias inflacionarias se han triplicado. Pero más que otra causa, esa tendencia ha sido consecuencia de un crecimiento feroz del precio de los alimentos, en especial el puerco. La inflación básica se sitúa solamente en un 1.4% y China ha iniciado un ajuste en sus políticas monetarias.
Pero la tendencia deflacionaria de China está lejos de terminar. Los salarios se aceleran pero la productividad crece aun más rápido. Eso significa que sus costos unitarios continúan decreciendo. Los precios de las importaciones chinas a los EU han iniciado un crecimiento nunca visto. Pero el problema tiene su origen en la debilidad del dólar y aun si los precios de los productos chinos aumentan, pueden ser un factor positivo para economías desarrolladas, puesto que son todavía mucho más bajos que los producidos domésticamente y cada día ganan mercado. A medida que China continúa produciendo bienes de alto valor agregado, seguirá presionando precios a la baja en economías de países desarrollados.
Una conexión más directa entre países en desarrollo y las presiones inflacionarias, se devela en el precio de algunos productos primarios. El precio de las materias primas ha sufrido una explosión durante los últimos meses. El precio del petróleo ha escalado un 80%. Estos saltos son la causa principal de las presiones inflacionarias a nivel mundial. Sin embargo, también están relacionadas con cambios estructurales en la economía global.
La economía mundial cada día es más apuntalada por países como la China y la India cuyo crecimiento es intensamente basado en materias primas y energía. Este nuevo paradigma significa que la usual relación entre el ciclo de negocios americano y los precios de productos y materias primas, se dirige a un cambio profundo. Cuando en décadas anteriores los EU han sufrido cualquier tipo de recesión, los precios del petróleo y otros productos primarios se han reducido. Pero este ya no es el caso.
Tampoco significa que el precio de tales productos continúe aumentando incontrolable. Las economías emergentes son ahora más resistentes y pueden sortear alguna recesión de los EU, pero ante ello, tampoco estarían creciendo aceleradamente. La demanda por materias primas y productos primarios decrecería. En el largo plazo, precios más altos de tales bienes, sin lugar a dudas, provocarán aumentos en la oferta y los grandes presionadores de precios en esta carrera reciente, tenderán a debilitarse.
Entonces ¿Debemos dejar de preocuparnos por la inflación? Por supuesto que no. El aumento de las presiones inflacionarias nos indica que los precios han viajado más allá de las materias primas y productos primarios. La debilidad económica no desalienta de inmediato la presión de los precios y el mundo desarrollado puede estar frente a un periodo de frágil crecimiento y de una constante presión inflacionaria, si no se le enfrenta con políticas económicas sanas como baja de impuesto, desregulación, poca emisión de dinero etc.
Qué tanto debemos preocuparnos dependerá en que si esta combinación afecta las expectativas de la gente. El hecho de que los bancos centrales se hayan hecho de reputación como combatientes de inflación, provoca la gente piense ese fenómeno permanecerá controlado y, por ello, explosiones de precios no deben traducirse en una persistente inflación sino en aumentos de producción. Pero cuando trabajadores y empresas “esperan” que el fenómeno se presente y persista, ellos trataran de fijar precios y salarios de acuerdo a sus expectativas, es cuando se nos presenta el gran problema generador de stagflación….el gran coco de los bancos centrales y de la gente en general.
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