07 abril, 2008

El chavismo puede perder mayoría en elecciones regionales

HUGO CHAVEZ ha advertido reiteradamente del peligro de que la revolución bolivariana pierda un control sustancial sobre las regiones.
HOWARD YANEZ/ AP
HUGO CHAVEZ ha advertido reiteradamente del peligro de que la revolución bolivariana pierda un control sustancial sobre las regiones.

Como un volcán en plena ebullición, la carrera por las candidaturas a las elecciones regionales de noviembre próximo en Venezuela está provocando una lucha sin cuartel hasta en el núcleo mismo del llamado chavismo duro, con consecuencias que amenazan con estallar más temprano que tarde.

Expertos y analistas aseguran que el chavismo dejaría de ser una fuerza dominante en las más importantes regiones del país para quedar reducido a una condición de grupo minoritario en estados claves como Miranda, Carabobo y Táchira, aunque la transferencia de poder no necesariamente beneficiará a la oposición.

En las últimas elecciones regionales del 2004, el chavismo triunfó en 20 de 22 gobernaciones, y controló la mayoría de las 330 alcaldías. Para los comicios de este año, según un creciente consenso entre especialistas, el chavismo podría perder hasta 12 gobernaciones y por lo menos 150 alcaldías. Esto se debería en buena parte a las cuestionadas gestiones de los mandatarios regionales, y a la caída de la popularidad del presidente Hugo Chávez.

El mandatario "se enfrenta a un escenario electoral con plomo en el ala'', dijo el analista político y ncuestólogo Alfredo Keller. "Ya no tiene las relaciones afectivas y emocionales con sus seguidores que tenía antes, ni los apoyos ni el respeto popular que tenía antes'', agregó el experto.

Keller indicó que, adicionalmente, el chavismo encara un complejo entorno social en el que impera "un creciente malestar popular por los distintos problemas que afronta la ciudadanía como la delincuencia, la escasez, la corrupción y el desempleo, problemas que no se van a corregir en el corto plazo''.

La situación es tan preocupante para los chavistas, que el propio mandatario ha advertido reiteradamente del peligro de que la revolución bolivariana pierda un control sustancial sobre las regiones. "Van a venir por mí'', ha repetido Chávez en numerosas alocuciones, en un tono inédito para el usualmente desafiante lenguaje presidencial.

El debilitamiento de la revolución bolivariana también podría agudizarse debido a las duras rencillas internas, que han multiplicado las deserciones entre las filas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el brazo político del chavismo.

El más notorio disidente hasta ahora es Wilmer Azuaje, un joven diputado por Barinas, el estado natal de Chávez. El acaba de desafiar a la familia del presidente, que domina con mano de hierro la política en esa región de los llanos venezolanos.

Azuaje, de 31 años, aspira a sustituir al gobernador Hugo de los Reyes Chávez, el padre del mandatario, y por eso ha denunciado que éste último y los hermanos del jefe de Estado han cometido numerosos actos de corrupción, y que se han convertido en poderosos y multimillonarios terratenientes con un estilo de vida ostentoso que contrasta con el origen humilde que la familia tenía cuando Chávez llegó al poder en 1999.

Las denuncias, basadas en buena parte en documentos y evidencias ya reportadas en el 2004 por El Nuevo Herald, han sido refutadas por voceros oficiales, y hasta un juez exculpó ex profeso a la polémica familia.

Las rencillas entre chavistas han llevado al enfrentamiento público a importantes líderes como el gobernador de Miranda y directivo del PSUV, Diosdado Cabello, y el diputado Luis Tascón; el gobernador de Carabobo, el general retirado Luis Acosta Carlés, y el comandante de la guarnición militar de ese estado, el general Clíver Alcalá Cordones, considerado un protegido de Chávez; así como el gobernador de Lara, el ex coronel Luis Reyes Reyes, y el alcalde de Barquisimeto, Henry Falcón.

No obstante, la misma situación de conflictividad visible en el chavismo también es notable en la más heterogénea oposición, a pesar de que un pacto voluntario del pasado 23 de enero generó compromisos de lograr candidatos unitarios para alcanzar el máximo de triunfos sobre el oficialismo.

En cada estado y en cada alcaldía del país, hasta una decena de candidatos de la oposición han manifestado su intención de participar en los comicios, un panorama que podría complicar el proceso de selección, y causar divisiones en las fuerzas opositoras.

"Vemos con preocupación que todavía aparecen figuras que lo que hacen es confundir al electorado'', dijo Tomás Guanipa, un dirigente de Primero Justicia.

El propio ex candidato presidencial y gobernador de Zulia, Manuel Rosales, denunció la "proliferación de aspirantes'', y en un tono duro y muy criticado por otros líderes antichavistas advirtió esta semana que no aceptará que lo dejen a un lado en el proceso de selección de candidatos unitarios.

"Cada quien tiene derecho a tener su corotico [cargo] para inspirarse, para trabajar, para entretenerse, pero creo que aún faltan nombres, tendencias y posiciones, y ojalá a algunos dirigentes no se les ocurra pretender pasarme por encima, porque creo que el pueblo los puede castigar muy duro'', dijo el ex candidato presidencial, que ya no podrá ir a la reelección.

El debilitamiento del chavismo no necesariamente beneficiará a la oposición, que está amenazada por divisiones y desacuerdos, sino que podría impulsar el llamado "chavismo sin Chávez'', entre otros fenómenos.

Como una tercera opción, a medio camino entre el gobierno y la oposición, un grupo de importantes figuras disidentes del chavismo amenazan con acaparar una parte sustancial del electorado en importantes regiones del país.

A la cabeza de esta opción se encuentra el diputado disidente Ismael García; el ex ministro de la Defensa y fuerte crítico de Chávez, el general Raúl Baduel; y la ex primera dama de la república, María Isabel de Chávez.

García y Baduel integran el partido Podemos, que aportó el 10 por ciento de los votos para reelegir a Chávez en el 2006.

"Es urgente que tomemos una vía democrática, constitucional, pacífica, cívica y eficiente para revertir el estado actual de cosas'', dijo Baduel en la instalación de la IV Asamblea Nacional de Podemos. "Lo que se necesita es que todo el país deje de distraerse en discursos politiqueros y mentiras, y se movilice en su propia defensa'', acotó el general.

El gobierno ha acudido a toda clase de estrategias, incluyendo expedientes legales a disidentes y opositores, así como a sucesores familiares, para allanar al máximo el camino de un triunfo oficial en noviembre.

Para frenar el avance de destacados líderes de la oposición como Enrique Mendoza y Leopoldo López, el contralor general Clodosvaldo Russián dio a conocer una lista de unos 400 potenciales candidatos opositores, a quienes calificó de "inhabilitados'' para participar en las elecciones, creando una polémica que, según analistas, busca debilitar la unidad opositora.

Representantes del CNE han negado que Russián carezca de la autoridad para inhabilitar candidaturas mediante actos administrativos, un derecho que sólo podría abrogarse el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el cual hasta ahora no ha emitido comentario.

Vicente Díaz, el rector independiente del CNE, aclaró esta semana que mientras no exista una sentencia firme en un tribunal, cualquier venezolano puede postularse a un cargo de elección popular. Asimismo complementó que una persona podría ser elegida legalmente por el voto popular, aun cuando esté inhabilitada.

La Asamblea Nacional prepara una serie de interpelaciones a gobernadores disidentes, entre ellos Didalco Bolívar, el gobernador de Aragua, y el gobernador de Sucre, Ramón Martínez, por denuncias de presunta corrupción. La investigación también incluirá a gobernadores chavistas.

Los esfuerzos de Chávez "pretenden minimizar las posibilidades de sus adversarios, para impedir que los comicios regionales deriven en una nueva correlación política, cuyos efectos resultarían demoledores en las [elecciones] parlamentarias del 2010 y en las presidenciales del 2012'', dijo Argelia Ríos, una analista política y columnista del rotativo El Universal.

Por lo menos tres gobernadores chavistas, Hugo de los Reyes Chávez, Luis Reyes Reyes y Jesús Montilla, están acudiendo al expediente del nepotismo para garantizar una sucesión triunfadora en noviembre próximo.

En Barinas, figura el nombre de Elena de Chávez [la madre del presidente] como potencial candidata a la sucesión de su esposo, o en su defecto Argenis Chávez, otro hijo del mandatario regional.

En Lara, Reyes está intentando imponer a su propio hijo, Luis Jonás Reyes Flores, como el candidato oficialista a sucederlo en la gobernación; en Falcón, Montilla están lanzando a su propia esposa, Stella Lugo de Montilla.

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