El paro en Argentina puso a sonar las alarmas
La huelga de 21 días que realizaron cientos de miles de productores del campo argentino agudizó la inflación, para alarma de las asociaciones de consumidores que ayer exigieron ''que bajen ya los precios'' de los alimentos.
Los analistas coinciden en que la inflación es ahora el nuevo dolor de cabeza que afronta la presidenta Cristina Fernández, después de la mayor protesta del campo en las últimas décadas, suspendida por 30 días el miércoles, a la espera de negociar con el gobierno.
Expertos consultados calcularon que el ''verdadero'' índice de costo de vida de marzo mostrará un alza del 2.5 a 3 por ciento.
Las mismas estimaciones hacen asociaciones de consumidores que exigen la intervención del gobierno, en momentos en que nadie cree en las estadísticas oficiales, sospechosas de ser manipuladas a la baja, un asunto que investiga la justicia desde junio pasado.
Mientras, se renovaron las críticas a la política de impuestos a la exportación de granos que desató la huelga agropecuaria el 13 de marzo pasado, pues supuso un alza de las gabelas que pesan sobre la soja y el girasol, aunque también una leve rebaja sobre las del trigo y el maíz.
Un informe de la consultora Ecolatina consideró a la política fiscal ''insuficiente'' para frenar la inflación doméstica frente al escenario de continuas subidas de los precios internacionales de los alimentos y del crudo.
''Los precios tienen que bajar ya mismo'', remarcó Sandra González, de la Asociación de Defensa del Consumidor y los Usuarios, quien aseguró que ''no se justifica ningún alza'' porque ha comenzado a superarse el desabastecimiento provocado por los bloqueos de carreteras que llevaron a cabo los huelguistas.
''Los alimentos tienen que volver a costar lo mismo que a comienzos de marzo'', subrayó en sintonía con lo que exigen otras asociaciones de consumidores.
González dijo que ''hubo alzas'', pero no le consta que los precios de la carne vacuna y aviares y otros alimentos básicos hayan subido un 50 por ciento en promedio en las últimas dos semanas, como calculó el Centro de Educación al Consumidor (CEC).
''Si esto es así, hay que denunciar una especulación absoluta, porque alguien esté ganando más de la cuenta'', puntualizó.
Un informe del CEC sostuvo que con la paulatina normalización del suministro de alimentos los precios descenderán en los próximos días en un 30 por ciento, luego del desabastecimiento y la ''especulación'' provocados por la huelga.
Esta bajada supone que los precios de la canasta alimentaria quedarán un 20 por ciento por encima del nivel previo al estallido de la protesta, advirtió.
La agrupación Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO) reclamó la intervención gubernamental ''para combatir la especulación'' y la ''distorsión del comercio'' de alimentos.
''Los intermediarios se llevan fuertes ganancias, a pesar de los acuerdos de precios que firma el Gobierno con los supermercados y que el comercio minorista no puede cumplir'', subrayó el presidente de DEUCO, Pedro Buzetti, al canal de noticias TN, de la televisión por cable.
Buzetti sostuvo que ''no caben dudas'' que la inflación de marzo oscilará en el tres por ciento, ''a pesar de lo que diga'' el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), cuyos datos son refutados por consultoras privadas.
Juan Bour, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), dijo que Argentina es el único país del Cono Sur americano con inflación ''creciente'' y que para este año calculó en una tasa de entre el 20 y el 25 por ciento.
Señaló que el coste de vida tuvo en marzo un alza ''verdadera'' del 2.5 al tres por ciento y que parte de las subidas de precios se sentirán también este mes, aunque con una subida menor, ``a pesar de lo que vaya a informar el Indec''.
Argentina ''compró más inflación por sus políticas públicas'' a diferencia de Brasil, Chile o Uruguay, que no han sufrido mayores problemas por la ''agflación'', como se llama al proceso inflacionario global que provocan las continuas alzas de precios internacionales de alimentos y del crudo, aseguró.
Ecolatina indicó que los impuestos a la exportación de granos y alimentos ''tienen un alcance acotado, pues no operan sobre el universo de bienes y no constituyen un límite definitivo'' para contener la inflación doméstica ''frente al boom de precios'' de las materias primas.
La consultora matizó que esta política ''ha cumplido un rol importante'' para frenar la inflación y apuntalar la reactivación económica de Argentina desde la devaluación del peso, en enero del 2002, cuando el país acumuló cuatro años consecutivos de recesión.
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