Los precios agrícolas aún no tienen visos de caer
Por Patrick Barta
BANGKOK, Tailandia—Algunos economistas y consumidores esperan que el alza en los precios de los alimentos sea pasajera. Pero hay un motivo por el cual los aumentos pueden ser para largo: los costos agrícolas se han disparado, por lo que el incremento permanente de los precios es esencial para que los agricultores sigan expandiendo la producción.
La inflación afecta a los agricultores de todo el mundo. Los salarios agrícolas en Nueva Zelanda han llegado a subir 20% este año, mientras que el precio promedio de una vaca lechera ha escalado a más de US$1.900, casi el doble del promedio del año pasado.
En Tailandia e Indonesia, los agricultores se han quejado de las drásticas subidas en el precio de los fertilizantes y el combustible.
En Estados Unidos, los precios de los terrenos han subido, al igual que los gastos ligados a la energía y los químicos. El fosfato de diamonio, un fertilizante común, cuesta cerca de US$1.200 la tonelada en EE.UU. Hace un año el precio era de US$450 la tonelada.
"Diesel, fertilizante, insecticida, los químicos para matar hormigas, todo está subiendo como una sombra", dice Samear Ruengrit, un agricultor de 57 años que cultiva arroz en una localidad 45 minutos al norte de Bangkok. Sus costos promedio son un 50% mayores que la temporada pasada, explica.
Los costos están aumentando por varias razones. El salto en los precios del combustible encarece el uso de tractores al paso que el incremento del gas natural, necesario para producir algunos fertilizantes, también ha influido.
Los precios de los equipos están subiendo debido a la alta demanda por equipos agrícolas en China y otros países en desarrollo, a lo que hay que sumar el aumento de los precios de materias primas como el acero.
Los salarios han subido en algunas partes del mundo puesto que muchos agricultores se están expandiendo para satisfacer la mayor demanda, ejerciendo presión sobre la oferta de mano de obra, en especial en países como Australia, donde muchos trabajadores ya están ocupados en otras industrias ligadas a los commodities, como la minería.
Los problemas se han intensificado en los últimos seis meses. Muchos proveedores agrícolas no aumentaron sus precios en 2006 y 2007, a pesar del alza de la energía y sus costos laborales. Ahora, los proveedores han decidido que los agricultores pueden pagar más y están traspasando los aumentos.
Asimismo, muchos agricultores lograron aplazar las alzas de costos mediante estrategias de cobertura o la compra de fertilizantes, químicos y otros productos a granel en 2006 o 2007, cuando eran más baratos. Ahora, tales estrategias están llegando a su límite a medida que se agotan esos inventarios.
Nueva economía
El alza en los costos está transformando la economía agrícola.
Puesto que algunos de los gastos principales, como el del combustible, no tienen visos de revertirse pronto, los negocios agrícolas tendrán que seguir cobrando precios más altos por sus cultivos para mantener sus márgenes de ganancia.
Para los consumidores, esto significa que el alza en los precios de los alimentos no se va a desvanecer, al menos en el corto plazo. Los precios del arroz, por ejemplo, se han más que duplicado desde inicios de 2008, lo que ha hecho que los agricultores guarden su producción, con la esperanza de obtener precios aún más altos.
Las manifestaciones contra el alza en los precios de los alimentos se han multiplicado en los países en desarrollo, incluyendo México, Indonesia, Egipto y Pakistán.
Otras materias primas pasan por un fenómeno similar, especialmente en la minería. Los aumentos en los costos "están afectando a todos los commodities y la agricultura no es una excepción", señala Michael Lewis, director de estudios de commodities para Deutsche Bank en Londres. El resultado, afirma, es "un completo cambio estructural" en los precios agrícolas.
Nada de lo anterior significa que los precios de los alimentos no puedan descender algo de sus actuales niveles y muchos economistas creen que lo harán a medida que la economía mundial pierde fuerza. Si EE.UU. cae en un profundo bache económico que desemboca en una recesión mundial, es probable que los precios de las materias primas bajen.
De todos modos, los economistas advierten que la magnitud de los recientes aumentos de costos sugiere que será difícil que los precios agrícolas regresen a los niveles de fines de los años 90 e inicios de la actual década, cuando la demanda crecía menos que la producción y buena parte del mundo aún lamía sus heridas después de la crisis asiática y una recesión en EE.UU.
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