23 mayo, 2008

Brasil se alista para ingresar
a las grandes ligas petroleras


Por John Lyons, en São Paulo, y David Luhnow, en Ciudad de México

The Wall Street Journal

Un período de intensa actividad en Petróleo Brasileiro SA, o Petrobras, el gigante petrolero de Brasil, alimenta las especulaciones de que el país tiene a su disposición suficiente crudo subterráneo como para ingresar a las grandes ligas de los exportadores mundiales de crudo y ayudar a aliviar la presión de los altos precios del combustible.

La noche del miércoles, Petrobras anunció su descubrimiento de crudo más reciente, revelando que había encontrado petróleo a unos 250 kilómetros de la costa de São Paulo. El nuevo campo se ubica cerca del masivo depósito Tupi, propiedad de la empresa. Descubierto hace dos años, Tupi sigue siendo el hallazgo más grande del mundo desde 2000 y el mayor en el hemisferio occidental desde 1976. Petrobras no ha querido decir cuánto petróleo podría contener el nuevo campo.

Este hallazgo representa el último en una racha de aciertos por parte de la petrolera estatal brasileña, lo cual eleva las esperanzas del país latinoamericano se convierta en la próxima gran fuerza en la industria global de petróleo. El precio del crudo cerró ayer en US$130,81 en la Nymex, US$2,36 menos que el día anterior, en parte por la perspectiva de un mayor suministro proveniente de Brasil.

Estados Unidos acogería descubrimientos de envergadura en Brasil, ya que significaría una fuente de crudo en su propio hemisferio, en comparación al Medio Oriente, una región políticamente inestable. El centro de atención es la Cuenca de Santos, una acumulación de potenciales campos petroleros enterrados bajo kilómetros de océano, tierra y una fuerte capa de sal. El bombeo exploratorio en distintos campos ha producido un crudo bastante similar, alentando una nueva y tentadora teoría: que la cuenca podría ser un megadepósito contiguo de crudo.

A pesar del alboroto, hay buenas razones para el escepticismo, dicen los observadores. Explorar y extraer crudo de aguas ultraprofundas es una tarea cara y riesgosa. La sal sobre el supuesto crudo añade retos técnicos porque se mueve y es propensa a cambios de presión repentinos. Y, a pesar de los avances en tecnología de imágenes geológicas, es imposible determinar la cantidad y calidad del crudo escondido en un depósito hasta que empieza a salir, un proceso que puede tardar años.

"Es una etapa muy temprana", dice Peter Jackson, director de exploración y desarrollo de Cambridge Energy Research Associates, una firma de consultoría para la industria.

Algunos inversionistas no están esperando para hacer sus apuestas. Las acciones de Petrobras han subido tanto este año que su valor de mercado ha superado al de compañías de la envergadura de General Electric y Microsoft Corp.

Petrobras y el gobierno también han hecho lo suyo para alimentar el entusiasmo de los inversionistas. Por ejemplo, Brasil canceló las licitaciones para bombear en la Cuenca de Santos luego de que se confirmara el hallazgo de Tupi a fines de 2007. Algunos observadores interpretan esto como una señal de que los brasileños creen que la cuenca rebosa de crudo y quieren obtener mejores términos en cualquier licitación nueva.

Mientras tanto, Petrobras está ampliando su capacidad para bombear en aguas profundas a una velocidad frenética. Esta semana, la empresa, que ya ha alquilado casi 80% de la flota mundial de buques de bombeo en aguas profundas, anunció que a partir de 2017 tomaría en arriendo 40 buques más y plataformas semisumergibles. Petrobras también dijo que contratará a 14.000 empleados más y establecerá una nueva división de administración para perforar sal.

Una indiscreción del regulador de la industria petrolera de Brasil, Haroldo Lima, pudo haber contribuido al frenesí. En abril, Lima dijo que los campos podrían contener unos 33.000 millones de barriles, convirtiéndolos en el hallazgo más grande del mundo en décadas. Lima luego se retractó, diciendo que se refería a las especulaciones de analistas en una publicación de la industria.

Es casi seguro que Brasil, que hasta hace algunos años era un importador neto de petróleo, se una a Venezuela y México en el grupo de países petroleros de América Latina. Para un país que está dejando atrás su pasado como una nación volátil en desarrollo, tal bonanza podría traer beneficios y riesgos. El dinero proveniente del crudo llenará las arcas del gobierno, pero también podría tentarlo a adoptar los hábitos derrochadores de otros grandes exportadores.

[brasil]

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