EE.UU.: Los dilemas de la "Fed"
por Roberto Salinas León
Roberto Salinas León es presidente del Mexico Business Forum.
Se acabaron los recortes de tasas de interés de referencia. Eso, por lo menos, es lo que el mercado financiero internacional parece interpretar de las iniciativas realizadas por la “Fed.” Sin embargo, a pesar de la agresividad (¿irresponsabilidad?) de las medidas que se han llevado a cabo, persisten temores reales de una desaceleración prolongada, a la vez que la economía estadounidense vive su peor momento en términos del sentimiento de los consumidores.
La lógica detrás de los recortes de tasas es función de la nueva moda de “risk management” en el ejercicio de la política monetaria: brindo liquidez al mercado, para permitir los reacomodos necesarios que eviten una caída sistémica del sistema de pagos, a costas de una (casi segura) presión inflacionaria en el futuro, la cual habrá que atacar en su momento. O algo así…
Parecía una lógica justificable, pero los peligros que ocasiona esta forma de hacer las cosas son importantes. Martin Feldstein había advertido, en agosto del año pasado, que la “Fed” debía recortar la tasa en 100 puntos base, de inmediato, para evitar un escenario verdaderamente preocupante—independientemente de su futuro impacto inflacionario.
Los recortes han sido muy superiores, a la fecha. Pero las cosas no parecen dar una señal de mejoría comprobable. Por un lado, la crisis hipotecaria implica un ajuste en los patrones de consumo, lo que hace de este episodio de recesión muy diferente a la de hace cinco años, cuando el ajuste se dio por medio de la inversión de bienes de capital. Si hay una futura presión inflacionaria, como se espera, sin que las cosas mejoren su ritmo, los capitanes de las finanzas globales en la “Fed” podrían estar enfrentando el peor de todos los escenarios: mayor inflación, con recesión, o sea, el virus paradójico conocido como la “estanflación”.
Además las presiones en el sistema de precios son más pronunciadas de lo normal, dado el impacto coyuntural del alza de los petro-precios, y ahora, más recientemente, de los alimentos. (Por cierto, estos factores impiden, “institucionalmente”, que nuestro banco central pueda seguir una estrategia acomodaticia, que afloje las riendas para meter mayor estímulo monetario, dado su mandato de procurar la estabilidad del poder de compra).
Hace algunos años, un gran sabio en la materia, Gerry Corrigan, ex-director de la “Fed” de Nueva York, advertía que los mercados contemporáneos son caprichosos, y que no podemos pretender “modelar” sus comportamientos. Estos giran de la “exuberancia irracional” al “pánico irracional” en cosa de minutos, lo que genera incertidumbre en el curso que tome el sistema de pagos. Corrigan insistía: la supervisión por dentro requiere una observación detallada de lo que sucede afuera.
Asimismo, hay un riesgo asociado con rescates irrestrictos, el llamado fenómeno de “riesgo moral”: si el recurso de última instancia siempre está listo para rescatar a las instituciones financieras, independientemente de sus errores en asignación de riesgos, las mismas interpretarán esto como un seguro de vida implícito, y volverán, a la postre, a tomar riesgos innecesarios, hasta irresponsables, al mejor estilo “subprime.”
Vaya panorama que enfrenta la “Fed”—por más manejo de riesgos que sus acciones representen.
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