Frenesí de compras revela sector privilegiado en Cuba
Redacción de The Miami Herald
LA HABANA
Por las tardes, en los días laborables, en la zapatería boutique Claudia, frente al famoso malecón habanero, las damas se disputan fieramente su turno para comprar sandalias con tacones y carteras de lentejuelas.
En el centro comercial Galería Paseo, que está al lado, las vitaminas para los animalitos domésticos valen $17, los zapatos de vestir se venden por $82 y las motocicletas eléctricas pueden valer hasta $800. Ni soñar con encontrar un reproductor de DVD allí o en cualquiera de las demás tiendas que venden equipos electrónicos. Se agotaron hace semanas.
La avalancha para comprar objetos que previamente no estaban disponibles o se hallaban prohibidos desmiente la vieja creencia de que la economía cubana es tan miserable que sus ciudadanos carecen de efectivo y de alimentos. También subraya una gran división en la economía cubana y muestra que una significativa porción de los cubanos --fundamentalmente en La Habana-- disponen de razonables ingresos.
El frenesí adquisitivo finalmente pone en evidencia algo contra lo que Fidel Castro siempre luchó y cuya existencia siempre desmintió: en Cuba existe un sector crecientemente privilegiado de la sociedad, aunque el salario estatal promedio sea de unos $17 mensuales.
Tras décadas de verse privados de posesiones elementales como computadoras y hornos de microondas, han aparecido muchos cubanos dispuestos a aprovechar las nuevas libertades de consumo ofrecidas por Raúl Castro, el primer nuevo gobernate del país en 49 años. Poco después de tomar posesión, liberalizó la venta de artículos que anteriormente sólo se habían vendido en el mercado negro.
Las medidas fueron un viraje radical en relación con las políticas de su hermano mayor, Fidel Castro, cuya revolución socialista estaba basada en la teoría de la igualdad. Si todo el mundo no podía comprarlo, Fidel no lo permitía.
"Yo diría que el 70 por ciento de los cubanos no tiene dinero, o apenas lo suficiente'', dijo Luis, un chofer de taxi. "Treinta por ciento está bien. De esos, 10 por ciento de ellos, whoa, tiene dinero. Yo estoy en el 30 por ciento. No compré un nuevo reproductor de DVDs cuando salieron, la computadora de mi casa toca DVDs''.
Los expertos subrayan que la bonanza financiera que viven algunos hogares está muy lejos de ser universal. Los que viven en las provincias orientales o en ciudades lejos de los destinos turísticos tienen mucho menos acceso a los ansiados dólares.
Un estudio de la Universidad de Miami mostraba que en el 2002 había 44 veces más dólares circulando en La Habana que en Guantánamo, en el extremo oriental de la isla.
Los reproductores de DVDs que se pusieron a la venta duraron pocas horas en el primer día en que las tiendas de productos electrónicos empezaron a venderlos. "Yo veo todos esos DVDs y esas bicicletas volando de los estantes y me pregunto: ¿De dónde viene todo ese dinero?" dijo Margarita, que gana $10 a la semana trabajando en una feria de artesanía.
El primer día en que los DVDs se pusieron en venta, la gente de Cárdenas --el pueblito al este de La Habana donde vive Elián González-- se puso en cola a las 5 a.m. en una tienda que no abría hasta el mediodía. Unas 7,400 personas firmaron para teléfonos celulares en los primeros 10 días en el que el servicio se ofreció a los locales, según reportó la prensa gubernamental.
"Pese a 45 años de ser forzados a vivir en el igualitarismo, los cubanos realmente no creen en eso'', dijo Ted Henken, un experto en Cuba del Baruch College en Nueva York.
‘‘Ser obligados a eso en realidad creó un ansia de materialismo. Los cubanos simplemente quieren consumir. Quieren vivir en el mundo moderno, tener celulares, televisores de pantalla plana. Son aspiraciones humanas''.
Ese deseo era evidente en una tienda de enseres domésticos de La Habana Vieja.
"Deberían ver a los clientes. Ellos no quieren cualquier equipo de DVD, ellos quieren el más moderno. Entran aquí y preguntan: ‘¿Ustedes tienen el de flash de memoria ?' '', dijo Juan Carlos, un empleado. "Esta olla de presión cuesta $68 --que para mí son seis meses de sueldo-- y la gente las compra''. Las compras se pagan con dinero de remesas llegadas del extranjero, negocios ilegales y trabajos legales que pagan propinas en dólares.
Estos son los "nuevos ricos'' criticados durante largo tiempo por el retirado dictador cubano Fidel Castro, pero que fueron los primeros en beneficiarse de las medidas económicas de Raúl. Ellos son la clase de cubanos que viste camisetas de imitación Dolce & Gabbana y las gafas de sol de última moda. Tienen computadoras y cámaras digitales. Muchos de ellos ya tenían equipos de DVD cuando Raúl Castro levantó la prohibición el mes pasado. Se estima que el 60 por ciento de los cubanos recibe remesas del extranjero, que vienen a engordar las alcancías en todo el país. Gran parte del poder adquisitivo de los cubanos nace precisamente del hecho de que los salarios estatales sean tan bajos. Los sueldos son tan insuficientes que virtualmente obligan a la gente a infringir las leyes para poder sobrevivir. Alguien que se dedique al mercado negro puede hacer en un día lo que gana en un mes un trabajador estatal.
En los tres meses transcurridos desde la renuncia definitiva de Fidel Castro al poder, el gobierno cubano ha reconocido finalmente una realidad que permanecía oculta: los cubanos miran películas extranjeras en DVD, no están interesados en lavar la ropa a mano y están dispuestos a usar teléfonos celulares por 60 centavos el minuto. Mientras la vasta mayoría de los 11.2 millones de personas que constituyen la población del país, principalmente los que no viven en la capital, siguen pasando trabajo para sobrevivir a base de sus mezquinos salarios, algunos cubanos tienen ahorros que están impacientes por gastar.
"En Cuba hay dinero. Pero también hay divisiones de clase serias'', opinó Carlos, un chofer de bicitaxi cuya entrada de $90 mensuales es unas 10 veces lo que gana un jubilado.
‘‘Fidel lo advirtió cuando legalizaron el dólar en este país (en 1993). El dijo: ‘Algunos se van a hacer ricos, y el resto de ustedes va a vivir en la miseria'. Y eso es exactamente lo que pasó''.
Carlos lleva un anillo de oro por el que pagó $40, y planea comprar pronto una cadena de oro. El prefiere no comer, afirmó, que llevar tenis que no sean Adidas.
"Todo esto ilustra las diferencias entre Raúl y Fidel'', repuso Dick Cluster, especialista en Historia de Cuba en la Universidad de Massachusetts-Boston. "Raúl se inclina más a reconocer públicamente la realidad, aun cuando sea desagradable. El reconoce que todas las cosas que legalizó son cosas que se vendían en el mercado negro. Fidel tendía a imponerle a la realidad su sentido de la justicia''.
Pero los cubanos aseguran que lo único que Raúl Castro ha hecho es reconocer la naturaleza humana.
"Puede que ellos hayan tenido la idea de eliminar las clases sociales, pero eso es imposible de conseguir'', dijo Julio, un masajista que afirma ganar mensualmente unos $200. "La gente va a hacer dinero en base a su habilidad y su intelecto... El gobierno lo sabe y lo ha reconocido''.
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