La burbujología... o cómo Bernanke puso de moda el estudio de las burbujas financieras
Por Justin Lahart
The Wall Street Journal
PRINCETON, Nueva Jersey—Primero tuvimos la burbuja de las acciones tecnológicas. Luego las de los sectores inmobiliario y crediticio. A continuación, las acciones chinas subieron como la espuma y ahora, con las cotizaciones de las materias primas, desde el petróleo hasta el trigo, por las nubes, se habla de una burbuja de los commodities.
¿Pero cómo y por qué se forman las burbujas?
Históricamente, los economistas no han ofrecido explicaciones muy convincentes. Entre la Segunda Guerra Mundial y mediados de los años 90 no hubo una abundancia de manías de inversión que se pudieran analizar. El estudio de las burbujas, en su mayor parte, era un mero pasatiempo de historiadores económicos que husmeaban entre polvorientos archivos del siglo XVII sobre los precios de los tulipanes holandeses y cosas por el estilo.
El auge de las puntocom empezó a cambiar eso. "Veías en vivo, en acción, el despliegue de muchos ejemplos de valuaciones que se desconectaban de los fundamentos", dice Harrison Hong, economista de Princeton. Ahora, el estudio de las burbujas está de moda.
Su epicentro es la Universidad de Princeton, a unos 65 kilómetros al sur de Wall Street. Allí se encuentra un equipo de jóvenes investigadores contratados por el ex profesor de Princeton y actual presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Ben Bernanke. El grupo incluye a Hong, oriundo de Vietnam pero criado en Silicon Valley, un niño prodigio chino que empezó como físico y un alemán que había sido preparado para encargarse del negocio familiar de carpintería. He aquí algunas de sus conclusiones:
—- Las burbujas se forman en momentos en que los inversionistas están en profundo desacuerdo sobre el significado de un acontecimiento económico importante, como el nacimiento de Internet. Debido a que es mucho más difícil apostar a que los precios bajarán que a que subirán, dominan los inversionistas optimistas.
— Una vez en marcha, las burbujas financieras están marcadas por grandes incrementos en el volumen transado, haciéndolas más fáciles de identificar.
-Las manías pueden persistir a pesar de que mucha gente inteligente sospeche de una burbuja, debido a que nadie tiene la fuerza para atacarla exitosamente. Solamente cuando los inversionistas escépticos actúan simultáneamente (un momento imposible de predecir) la burbuja estalla.
Como resultado de todo esto y más, el equipo de Princeton sostiene que la Fed puede, y debe, intentar pinchar las burbujas en vez de seguir el método del ex presidente Alan Greenspan, que consiste en esperar pacientemente mientras los precios suben y arreglar el desastre una vez que la burbuja revienta.
Si el colapso de las acciones tecnológicas no dejó esto lo suficientemente claro, entonces debería hacerlo el daño de las burbujas inmobiliaria y crediticia, insiste José Scheinkman, un famoso teórico brasileño que Bernanke reclutó en 1999 de la Universidad de Chicago. "Las economías avanzadas dependen mucho de la salud del sistema financiero. Lo que hizo esta burbuja fue destruir la capacidad del sistema financiero para financiar la economía de EE.UU.", explica Scheinkman.
No obstante, el mismo concepto de las burbujas contradice la opinión de algunos de que los precios del mercado reflejan el conocimiento acumulado de las multitudes. Hay economistas que no creen en las burbujas y argumentan, por ejemplo, que la burbuja tecnológica fue una respuesta racional a la posibilidad de que cualquier empresa de Internet se convirtiera en la próxima Microsoft. Las filas de estos economistas, sin embargo, se están reduciendo.
Cuando Bernanke asumió la dirección del departamento de Economía de Princeton, Ben Bernanke consideró que las finanzas eran un terreno fértil para la investigación.
Bernanke consiguió fondos para formar el Centro Bendheim de Finanzas y contrató connotados expertos, Su trabajo se basa en la obra de Hyman Minsky, cuyas ideas acerca de las manías de inversión se han puesto de moda, y otros expertos. Sin embargo, los economistas de Princeton priorizan los modelos matemáticos sobre la psicología de los inversionistas. Utilizan los modelos para demostrar cómo las burbujas pueden ser creadas por inversionistas racionales.
Caídas precipitadas
Las burbujas no surgen de la nada. Normalmente están ligadas a un acontecimiento con consecuencias económicas de largo alcance: electricidad y autos en los años 20, Internet en los 90, y ahora el crecimiento de China e India. La subida inicial es a menudo justificada —Internet fue algo realmente transformador— pero luego se aleja de la realidad.
Hong, que se crió en Sunnyvale, California, y enseñó en la Universidad de Stanford, observó la burbuja tecnológica desde un lugar privilegiado. Hong reconoció que se trataba de una burbuja y se resistió a invertir en empresas de tecnología hasta que la burbuja alcanzó su cúspide.
En 2000, relata, finalmente cedió a la tentación. "Coloqué un poco de dinero para no sentir que otras personas se estaban enriqueciendo y sintiéndose mejor que yo". 2000, sin embargo, fue el año en que el globo se desinfló.
Hong, que llegó a Princeton en 2002, sostiene que las innovaciones que cambian las reglas del juego provocan grandes diferencias de opinión entre los inversionistas optimistas y pesimistas. Cuando estas diferencias son extremas, los pesimistas simplemente se hacen a un lado. Una vez que los optimistas quedan solos, los precios se disparan. Mientras más difieran las opiniones, más equivocadas serán las convicciones de los optimistas y más subirán los precios.
Cuando se acaba el entusiasmo de los optimistas, los precios bajan. Hay una expectativa de que los inversionistas que eran escépticos ahora verán los precios como más razonables y empezarán a comprar. Si no lo hacen, eso será una señal de que han subido demasiado, y los precios se desploman.
Cuando hay dinero prestado de por medio (como sucede a menudo en las burbujas), la velocidad de la caída se acelera debido a que los inversionistas están desesperados por vender para pagar sus deudas, algo que se ha visto repetidamente en los mercados crediticios durante el pasado año.
Según Hong, esto constituye una razón poderosa para que el gobierno contenga las burbujas y el endeudamiento que las alimenta.
¿Y los commodities?
Durante el apogeo de la burbuja tecnológica, las acciones de Internet cambiaron de manos tres veces más que las de otras empresas. "Las dos características más importantes de una burbuja", dice Wie Xiong, de China, "son que la gente paga un precio loco y compra como loca".
Después de terminar su bachillerato en China a los 18 años, Xiong viajó a EE.UU. con la intención de estudiar física de partículas. Pero después de finalizar una maestría en la Universidad de Columbia, decidió abocarse a la economía. Tenía 24 años cuando lo contrató Bernanke en 2000.
Hoy, hay un debate sobre si el alza en los precios de las materias primas constituye una burbuja. ¿Hasta qué punto la justifica la demanda de China y hasta qué punto corresponde a una manía de inversión?
El alto volumen transado apunta a una burbuja. El volumen de los contratos de crudo, por ejemplo, es un 50% superior al de hace 12 meses. No obstante, los primeros hallazgos del trabajo realizado por Hong con Motohiro Yogo, de la Escuela de Negocios Wharton, que compara los precios al contado con los precios a futuro sugieren que "los precios de las materias primas son caros", pero no constituyen una burbuja.
A menudo, las burbujas siguen inflándose pese a advertencias como aquella famosa que hizo Greenspan, de "exuberancia irracional", en 1996. Markus Brunnermeier, un alemán de 39 años, cree saber por qué.
Cuando los inversionistas ven una burbuja, la atacan sólo si cada uno de ellos confía en que los demás también harán lo mismo. Brunnermeier sostiene que si todos los inversionistas racionales pudieran ponerse de acuerdo en apostar contra la burbuja, obtendrían jugosas ganancias. Pero si no pueden coordinarse, es riesgoso para cualquiera de ellos apostar contra la burbuja. Entonces es lógico, dice Brunnermeier, que los inversionistas sofisticados se suban a la burbuja y luego salgan rápidamente cuando su existencia sea conocida por todos. Eso es lo que hicieron algunos fondos de cobertura antes de que reventara la burbuja tecnológica. Algunos fondos supieron que se había formado una burbuja y sacaron provecho.
"Siempre estuve convencido de que había una burbuja de Internet y nunca invertí en acciones de tecnología", cuenta. "Mi cuñado lo hizo. Mi esposa siempre se quejaba de que yo era el que había estudiado finanzas y su hermano era el que estaba ganando plata con las acciones de Internet".
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