19 junio, 2008

¿Quén manda en Argentina, ella o él?

Por Matt Moffett

Cuando Cristina Kirchner ganó las elecciones en octubre del año pasado para reemplazar a su marido en la presidencia de Argentina, Néstor Kirchner garantizó públicamente que dejaría que su esposa gobernara. "Haría muy mal en interferir", dijo.

Sin embargo, eso fue precisamente lo que hizo el ex presidente cuando Cristina enfrentó su primer desafío político interno, ayudando a convertir una disputa con los productores agrícolas sobre un aumento de los impuestos sobre la soya en un absoluto desastre político. La injerencia del ex presidente, y el comportamiento errático de su esposa han ayudado a echarle leña a 100 días de protestas por parte los agricultores tras la decisión del gobierno de cambiar el impuesto sobre la soya, que estaba fijo en un 35%, para que oscile de acuerdo al alza en los precios internacionales.

La tasa de aprobación de Cristina Kirchner ha caído en picada, la economía ha sentido los efectos de las protestas y los mensajes contradictorios del gobierno durante la crisis están llevando a muchos argentinos a preguntarse: ¿Quién realmente está al mando, Cristina o Néstor?

La presidenta se ha mostrado, a veces, más flexible frente a los agricultores, que exigen que el gobierno cancele el aumento de impuestos. El martes, en un intento por aliviar las tensiones políticas, Cristina anunció que enviaría el cambio tributario para que el Congreso lo debatiera y aprobara.

Néstor Kirchner ha sido inquebrantable en su hostilidad hacia los agricultores, a los que considera como una camarilla con ansias de poder que quiere restarle autoridad al gobierno.

En la Casa Rosada hay un conflicto abierto entre dos facciones, los Cristinos, que apoyan a la presidenta, y los Nestoristas, leales al ex mandatario.

La confusión sobre quién realmente tiene el timón del país creció hace algunas semanas cuando la pareja pareció no haber coordinado sus posturas sobre una manifestación que reunió a 200.000 personas en apoyo a los agricultores en la ciudad de Rosario. El jefe de gabinete, Alberto Fernández, principal negociador del gobierno con los agricultores, viajaba con la presidenta y dijo que el gobierno presentaría una nueva propuesta a los productores sobre el impuesto sobre la soya. Al día siguiente, después de hablar con Néstor Kirchner en Buenos Aires, Fernández dijo que no habría ninguna nueva propuesta o negociaciones.

En la misma semana, Cristina Kirchner pidió "una Argentina tolerante, democrática y respetuosa". Su marido, líder del partido Justicialista, divulgó una declaración mordaz en la que llamaba a los agricultores agitadores golpistas que querían derribar al gobierno.

El gobierno organizó una enorme manifestación política el miércoles en un esfuerzo de mostrar apoyo al la agobiada presidenta.

Tratar de comprender un gobierno dividido y disfuncional se ha vuelto una misión que ha atraído a los psiquiatras. Hugo Biolcati, un líder de los agricultores, se queja de que el gobierno, con dos Kirchners disputando la toma de decisiones, sufre de "esquizofrenia".

Este es el mismo diagnóstico dado por la senadora Hilda Duhalde, una rival del partido peronista de los Kirchners, quien dijo que la presidenta "debería ir a terapia porque seremos nosotros los que pagaremos el precio por todos estos errores". Duhalde, que también está casada con un ex presidente, instó Néstor Kirchner a que deje que su esposa gobierne el país.

La teoría de Gregorio Alcain, un psiquiatra, es que Cristina Kirchner tiene una personalidad más frágil y se ve atrapada en una relación de dependencia con alguien de carácter más fuerte y dominante. "Lo veo todo el tiempo en mi consultorio", dice. "La mujer viene deprimida por la forma como el marido la trata. El marido no ve ningún problema. Eso porque él es el problema".

A los Kirchners no les gusta hablar con la prensa. El gobierno insiste que Cristina es quien toma todas las decisiones. "Eso de que hay un mando doble es una estupidez, una perfecta imbecilidad de la prensa", dijo Fernández, el jefe de gabinete, en un discurso reciente en el Congreso.

Algunos argentinos, como el columnista político James Neilson, dicen que Néstor Kirchner ocupa el papel del macho. Imagine, escribió Neilson, "durante 33 años está casado con una mujer quien, en la opinión de mucha gente, es más inteligente, más culta, más elocuente, más moderna, atractiva, sofisticada, más fuerte". La crisis del agro, escribió, ofreció una oportunidad ansiada de mostrar que "cuando hay que hacer algo muy importante, como liderar el gobierno de un país, ella dependería completamente de la ayuda que él podría ofrecer".

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