16 julio, 2008

CHS cosecha grandes ganancias con el grano ajeno

La cooperativa de EE.UU. compra cultivos en Latinoamérica y Europa para proveer a sus clientes extranjeros

Por Julie Jargon

Hace cinco años, CHS Inc. estaba tratando de exportar maíz, trigo y soya cultivados en Estados Unidos a clientes extranjeros. Entonces, a su presidente ejecutivo, John Johnson, se le ocurrió una idea que sonaba como herejía para una compañía controlada por agricultores estadounidenses: CHS debería comprar granos de productores fuera de Estados Unidos.

El resultado es una de las historias de éxito más improbables del auge global de los granos. CHS, que solía ser un grupo laxo de cooperativas agrícolas esparcidas por todo el país, se ha perfilado como un gran competidor mundial, enfrentando a gigantes como Archer-Daniels-Midland Co., Cargill Inc. y Bunge Ltd.

Los accionistas de CHS, que antes se ponían nerviosos ante la idea de perder terreno ante rivales extranjeros, ahora cosechan jugosos cheques de dividendos. La acción cambia poco de manos, pero este año CHS les devolvió US$345 millones a los accionistas en efectivo y acciones preferenciales por ganancias conseguidas el año pasado, más de cinco veces los US$61 millones que distribuyó cinco años atrás.

El jueves pasado, CHS reportó un alza de 86% en los ingresos entre enero y fines de mayo, frente al mismo lapso del año pasado, a US$22.800 millones. Las ganancias subieron 43%, a US$657 millones, durante el mismo período. Los ingresos en el tercer trimestre, terminado el 31 de mayo, casi se duplicaron para bordear los US$9.000 millones. En la comparación del tercer trimestre con el segundo, la ganancia de CHS ha sido afectada a causa de una fuerte caída en los negocios de refinación de petróleo, pero las utilidades antes de impuestos en el sector agrícola de la compañía más que se duplicaron, a US$180 millones.

La empresa de Minnesota ha prosperado en gran parte porque se alió con agricultores de América Latina y Europa del Este y con grandes corredores de granos en Australia y Canadá. Cuando los precios de los granos se dispararon, CHS tenía reservas suficientes para satisfacer el gran apetito de clientes en China, India y otros países en desarrollo. Los agricultores que participan de la cooperativa en EE.UU. vendieron todo lo que pudieron cosechar, al mismo tiempo en que se beneficiaron indirectamente de las ventas de granos cultivados en otros países que CHS realizó.

Matt Litwiller, gerente general de una cooperativa de CHS en Minnesota, dice que, en un principio, la idea de comprar granos de agricultores de Brasil y Argentina "fue difícil de tragar". Pero el año pasado, CHS pagó a la cooperativa US$155.000 en dividendos que la ayudaron a comprar nuevos silos, un camión y dos remolques para transportar la cosecha. "Cuando vemos el monto del cheque que nos envían, es difícil discrepar con ellos", reconoce Litwiller.

Tanto Cargill como ADM y Bunge contratan a agricultores en otros países, pero en el caso de CHS esto era más delicado porque se trata de una cooperativa de cooperativas, organizaciones que comercializan los productos de sus miembros. En el caso de CHS, el porcentaje de propiedad de la empresa es determinado por la cantidad de negocios que cada cooperativa o agricultor individual aporte.

La empresa fue creada en 1998 a partir de la fusión de las cooperativas Cenex Inc. y Harvest States. CHS creció gracias en parte a la absorción de decenas de cooperativas menores. Después de asumir el puesto, Johnson, se dio cuenta que las compañías estaban invirtiendo desde hace años en la agricultura brasileña, al tiempo que la demanda de grano de China y otros países en desarrollo iba en aumento.

Cuando Brasil empezó a incrementar su producción de soya, CHS — que vendía mucha de su soya estadounidense en China—, temía que iba a perder a sus clientes durante los cinco meses del año en que la soya no se cultiva en Estados Unidos. Para impedirlo, Johnson llevó a los miembros de la junta de CHS a China e India para que pudieran ver la pujanza de la demanda allí.

Convencer a decenas de miles de agricultores accionistas de CHS de que era necesaria la tercerización no fue fácil, ya que a principios de esta década un exceso de suministro global de soya y otros granos provocó una caída de precios.

Litwiller, el gerente de cooperativa, recuerda cómo Johnson argumentó en una reunión de miembros que si la compañía no podía vender granos de Estados Unidos directamente a clientes globales todo el año, tendría que convertirse en proveedora de cultivos de ADM u otro rival que tuviera reservas, y los miembros de CHS no disfrutarían de los dividendos de esas compañías.

Actualmente, un 10% del trigo que exporta CHS se cultiva en Europa del Este, y un tercio de sus exportaciones de soya proviene de América Latina. CHS también obtiene granos en Australia y Canadá. Esta base diversificada ha ayudado a CHS a controlar su riesgo. Cuando los agricultores argentinos amenazaban con hacer una huelga recientemente, la compañía empezó a buscar más soya de Brasil y Estados Unidos para asegurar el suministro a China. Cuando la sequía afectó el suministro de trigo australiano el año pasado, CHS utilizó sus reservas estadounidenses para los clientes en Indonesia.

Con el alza de los precios de los granos, también se incrementaron las ganancias. El año pasado, CHS abrió oficinas de desarrollo en Hong Kong y Shanghai y una oficina de compra de granos en Ginebra con el objetivo de expandir sus negocios.

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