10 julio, 2008

¿Desaparecerán los Estados Unidos?

Por José Ignacio Rivero
Diario Las Americas

Desgraciadamente si no cambian los vientos económicos, políticos y morales es muy probable que Norteamérica desaparezca como primera potencia mundial en todos los órdenes. Lo decimos con verdadera pena porque esta nación ha llegado a ser en el mundo la primera fortaleza en todo y para todo sin haber alcanzado la gran mayoría de edad que alcanzaron los demás imperios que una vez fueron grandes potencias en el viejo mundo…

Hace 48 años el presidente Eisenhower afirmaba que para contrarrestar la “poderosa y sigilosa dictadura”, las naciones que aman la libertad deberán mantener con determinación su fuerza militar, moral, económica y política. Y ahora es un “pecado” hablar de fuerzas militares, de intervenciones, de tanques y de cohetes dirigidos… Es otro pecado hablar de Dios en las escuelas…Y otro pecado, prohibir la inmoralidad en la televisión sólo a los menores de edad cuando en realidad el que recibe más daño es el mayor y no el menor de edad que poco o nada entiende de la inmoralidad de los adultos…Y para qué hablar de la economía que el culpable de la crisis no es el petróleo sino la industria en general cuyos principales beneficiarios se han convertido en chinos, japoneses y coreanos…

Pero sigamos con Eisenhower porque siempre es bueno mirar hacia atrás para comprender algo del futuro. El presidente fue en aquella ocasión (año 1961) el orador principal del banquete del jubileo de oro de la conferencia nacional de Iglesias Católicas. Eisenhower iba a Nueva York después de pronunciar dos discursos en Filadelfia, uno ante el American Institute of Certified Public Accounts, y el otro ante la Junta de Gobernadores del Eisenhower Exchange Fellowships.Inc.

Antes de hablar en la reunión de entidades caritativas católicas el Primer Magistrado de la nación había conferenciado con el Primer Ministro de la India, Nehru, y con el presidente de la República Arabe Unida, Gamal Abdel Nasser, quienes se encontraban en Nueva York para asistir a la decimoquinta Asamblea General de las Naciones Unidas. Entre los presentes había cinco cardenales de los Estados Unidos, nueve arzobispos, cincuenta y seis obispos y tres monseñores.

Recordamos bien algunas de las palabras pronunciadas por el presidente Eisenhower en aquella importante reunión de la ONU: “En nuestra etapa de la historia – dijo-- la escena mundial se muestra más violenta en el desasosiego de su superficie, más intensa en sus pasiones internas, más titánica en su potencial destructivo que en ninguna otra época pasada”. Y más adelante en su discurso dijo: “Nuestras horas del diario despertar y nuestras horas de la diaria jornada parecen con frecuencia llenas de la alarma de nuevas amenazas, la algarabía del agresivo y las voces de los que temen…Contra los peligros inherentes en la actitud y propósitos declarados de una dictadura poderosa y sigilosa nosotros mantenemos con firmeza la fuerza militar, moral, económica y política necesaria par asegurar la seguridad de la nación”…

“Además --seguía diciendo Eisenhower-- sabiendo que la paz y la libertad se debilitan si no se comparten, ayudamos a otras naciones que, como nosotros, sostienen la dignidad del hombre y sostienen su libertad.”.

Lea bien el lector que ha de votar próximamente por un nuevo presidente de los Estados Unidos las siguientes palabras de Eisenhower pronunciadas en el año 1960: “Los Estados Unidos, si han de ser fieles a sí mismos, no tratará jamás de abandonar esas metas”… Y hablando de la fuerza espiritual de la nación dijo: “Si alguna vez llegara a obscurecerse la intensidad o fuerza de la base espiritual de nuestro país, desaparecería nuestra fe en el destino de los Estados Unidos, ante una confianza vana en el materialismo y la crasa maniobra política”…

“Entonces, --como decía Eisenhower-- aun cuando durante algún tiempo pareciéramos victoriosos y triunfantes sobre el mundo y las circunstancias, y todos los enemigos visibles, perderíamos trágicamente si hubiéramos perdido nuestra riqueza de ideales y nuestro destino como líder que trabaja por la paz y la justicia.”…“Un triunfo aparente llegaría a ser una ilusión que se desvanecería pronto. Unos Estados Unidos materialistas, despojados del objetivo espiritual, no serían sino un barco sin timón, y con el tiempo victima de la furia de las tormentas internacionales y la descomposición interna”.

Si los Estados Unidos dejasen de ser lo que han sido siempre ante los ojos del mundo, como nación ejemplar en todo lo digno, positivo y justo que se ha producido en nuestro planeta dejarían de ser también la gran nación líder del mundo.

1 comentario:

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